Se buscan enemigos
Andrés Martinón
Hace ya algunos años un amigo, en plena efervescencia de partidos de nueva creación, y ante una situación de crisis galopante del país me dijo que “España necesitaba un gobierno radical”. Y le respondí... Luego, les digo al final de este artículo lo que le respondí.
Lo que me hizo recordar esta conversación fue que el otro día me llegaba a través de Facebook un vídeo en el que el integrante de los Monty Phyton, John Cleese desvelaba una de las características de las formaciones extremistas o populistas, según se mire. Y para este humorista (no olvidar que fue uno de los participantes de la que es considerada como mejor comedia de la Historia, ‘La Vida de Bryan’) lo que definen a los extremistas es que siempre buscan tener enemigos localizados.
Me pareció una buena reflexión pues es verdad que los populistas o formaciones en los extremos de los conceptos políticos ya sean de izquierdas o de derechas parece que quieren encontrar a sus votantes en el mundo del enfado perpetuo. Y para ello, como dice Cleese, polarizan todo y meten en el mismo saco a sus enemigos.
Pongamos, por ejemplo, si un extremista es de izquierdas (si todavía se puede hablar de los conceptos izquierda y derecha) tiene que odiar a los Estados Unidos, a la policía, multinacionales, empresarios de éxito, cazadores y, por supuesto, a las personas moderadas (esto último lo aportaba John Cleese).
Pero si el ejemplo es un extremismo de derechas, tranquilo que hay suficientes enemigos, como los sindicatos, países como Cuba o Venezuela, okupas, manifestantes, parados, subsidiados, pacifistas, animalistas y, por supuesto, a las personas moderadas (como decía Cleese).
Pese a que los enemigos son distintos, la forma de pensar es la misma. Tratar de que te encuentres cómodo en unos pensamientos en bloque que no te permiten decidir por tu cuenta sobre muchos aspectos de la vida. Y sobre todo buscar al electorado que está enfadado y enfadarlo más con los que no piensan como tú.
Y atención al apunte que hacía Cleese el único enemigo que tenían en común ambos extremos es el de las personas moderadas, a las que consideran vacíos de ideología.
Retomo el primer párrafo y recuerdo que a mi amigo que me dijo eso de que se necesitaba “un gobierno radical” le dije que, todo lo contrario. Que los problemas no son blancos o negros, que los matices y los grises son los que predominan y que pese a ser más complicado su detección, es el camino al entendimiento. Necesitamos gobiernos con mano tendida, sin necesidad de ganarse a las personas metiéndoles miedo y que la gestión sea lo más equilibrado posible.