¿Te sumas al reto?

Sara González
Muchos de los retos virales en redes sociales suelen poner en riesgo la vida de las personas debido a la inconsciencia que provoca la fantasía de un mundo distinto virtual en el que parece que los riesgos de la vida real y cotidiana no existen.
Sin embargo, ante este peligro que muchos progenitores sienten, días atrás descubrí un nuevo reto. Este nuevo desafío saca a relucir una posible nueva tendencia y cambio no solo en las costumbres que consideramos habituales por el desarrollo cultural en el crecimiento de los humanos.
Cambiar de etapa vital no es fácil ni casual, sobre todo si este momento se produce en una etapa en la que el drástico cambio es físico y mental. Aunque en ocasiones uno suele producirse antes que el otro, dejando así una abismal diferencia entre ambos procesos.
¿Te imaginas poder revertir la situación y que sea esta la generación que comience una nueva vuelta de ciento ochenta grados en la relación entre los adolescentes y sus familiares?
Puede parecer extraño, pero no me sorprendería que las redes sociales estén creando los primeros pasos para acercar posturas entre las dos generaciones. Una afirmación que me atrevo a hacer después de haber descubierto un nuevo, y en mi opinión, tierno reto viral en las plataformas digitales.
Todo comenzó cuando a través de TikTok, en un vídeo que forma parte de un programa de radio, salió esta nueva moda en redes sociales que es dar un beso al familiar que te lleva al centro educativo mientras que tu grupo de amigos o compañeros te alientan a hacerlo. No recuerdo bien que es lo que ponía el cartel que era sujetado por el grupo de amigos o compañeros que estaban en la entrada del centro y quieren ver quién es la persona más cariñosa.
Justo esta última palabra, cariñosa, es la que provocó que mi cerebro se pusiera en modo alerta y he de confesar que un poquito de envidia también me causó el no tenerlo en mi etapa como adolescente. Aunque también es verdad que yo iba en guagua al instituto, por lo que esto se hubiese complicado un poco, pero no descarto que se pudiera haber trasladado a otro momento del día.
No obstante, he de reconocer que este es uno de los pocos retos virales que muestra el poder social de querer pertenecer a un “grupo”. Algo básico en las relaciones humanas que a veces, por vergüenza o por miedo a ser rechazado, dejamos de lado a uno persona que queremos -al menos en el lado público de nuestra vida-. Una práctica que en la adolescencia puede llegar a tener su explicación por el momento vital que se atraviesa, pero que, en otra etapa de la vida, es más complicada justificar.