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Un aprendizaje estancado

Sara González

 

Escuche aquí el audio del autor.

 

 

 

Aprender, una cualidad que la especie humana ha desarrollado más que otras gracias al desarrollo de nuestra mente. Esto es lo que nos ha permitido diferenciarnos del resto de especies, o por lo menos, así lo parece. El aprendizaje es una habilidad magnífica que nos permite progresar, teniendo al conocimiento de la mano. Es este el camino que nos ha permitido realizar grandes avances a lo largo de la historia con el fin de buscar el propio bienestar y la comodidad.

 

La luz, Internet, la fregona o los vehículos, son algunos de los miles de inventos que nos han ayudado a que, podamos realizar un mayor número de actividades en nuestra vida diaria, sin tener la necesidad de ocupar mayor tiempo en las mismas. Incluso, han terminado siendo herramientas que han favorecido el desempeño de estas actividades. Al unísono, se ha ido reduciendo el esfuerzo empleado para poder desempeñarlas.

 

La fregona es un claro ejemplo. Hemos pasado de lavar el piso agachados a hacerlo de pie. Logrando reducir el tiempo, a la vez que se ha ampliado el espacio que los brazos podían abarcar desde una perspectiva más cercana al suelo, realizando el mismo movimiento de la extremidad superior.

 

Es asombroso ver cómo el ser humano ha ido descubriendo, de manera progresiva y paulatina, las distintas utilidades que puede tener los objetos. Artículos que a primera vista son poco servibles en la naturaleza. No obstante, han llegado a unas mentes ‘prodigiosas’ que han contribuido en la evolución del conocimiento de nuestra especie, permitiendo así que se transformaran en herramientas más útiles para la especie humana.

 

Esto fue lo que pensé al ver el anuncio de una serie de época sobre temas bélicos en Netflix. Tiempos de guerra, una producción -grabada hace varios- que cuenta la experiencia de un grupo de chicas, enfermeras, de la alta sociedad, la madrileña, que viaja a Marruecos para socorrer a los soldados heridos en Melilla, todo ello en plena Guerra del Rif.

 

Tras este descubrimiento pensé que era una buena opción para conocer parte de la historia de este país desde otro punto de vista. ¿Por qué no? Al terminar de ver esta novela, mi enseñanza fue distinta a la que me esperaba tener desde un principio. Pues, me ha demostrado la dualidad humana de avanzar en lo que a conocimiento se refiere, creyéndonos especies superiores por ello, a la vez que dejamos salir lo más puros instintos primates que, en algunos casos, esconde, nuestro cerebro.

 

Mientras que por un lado somos capaces de observar e improvisar con los objetos que nos deja la naturaleza a nuestro alcance para poder avanzar, por el otro somos incapaces de concebir la resolución de diferencias sin la fuerza bruta, tirando por tierra todo ese conocimiento adquirido. Al mismo tiempo que se ha perfeccionado la técnica de ese invento que descubrimos por error, las armas. Un aprendizaje estancado que sigue cobrándose la vida de miles de personas cada día.

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