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Vienen curvas

Por Francisco Pomares
Publicado en El Día



Fernando Clavijo se enfrenta hoy al último debate sobre el estado de la cosa, con la bicampaña electoral ya disparada. Lo que tiene este debate es que resulta todo bastante previsible, y con la campaña en marcha aún más. Diga lo que diga el Gobierno a la oposición le parecerá todo un desastre. Y diga lo que diga la oposición, al final al Gobierno le entrara por el oído izquierdo y le saldrá por el derecho, o al revés. Lo cierto es que el balance de la legislatura ha sido bastante mejor de lo que era previsible con un gobierno en minoría y sometido a inestabilidad. Gobernar con 18 diputados (21, contando los fieles gomeros de Curbelo) no es fácil. Clavijo ha tenido la suerte de hacerse aprobar los presupuestos por el PSOE primero y después por el PP, y ha logrado consolidar sus cuentas saneando el déficit y colocándose en una posición de liderazgo regional en relación al superávit, siendo Canarias hoy la región con menor porcentaje de deuda pública de España. No es mérito solo de esta administración ni de esta legislatura, el esfuerzo de contención comenzó siendo Soria vicepresidente con Rivero, pero es cierto que las administraciones de Rivero y Clavijo mantuvieron la senda, evitando ceder a la tentación de aumentar el gasto a costa de los que vengan después. Además, en los últimos años, el aumento el presupuesto regional y de la ejecución del gasto han ido parejos; Canarias, con casi un 97 por ciento es la región española con mejores cifras en ejecución presupuestaria. Por lo menos hasta que la Audiencia de Cuentas diga lo contrario. El Gobierno supo culebrear en Madrid -gracias a los dos votos nacionalistas canarios- y logró sacarle al PP 450 millones de mejoras presupuestarias para las Islas, además de lograr cerrar tanto el REF como la reforma del Estatuto.

 

Es cierto que esos logros quedan empañados por la tasa de paro y por la pobreza, dónde Canarias sigue instalada entre las peores cifras de España. Aunque se han hecho progresos importantes: el paro ha bajado del 20 por ciento en el tercer cuatrimestre de 2018, y se ha reducido casi la mitad en los parados de larga duración, uno de los grupos afectados con más dificultades. Se ha creado ya más empleo del que existía antes de la crisis, haciendo frente a un aumento de la población del 1,3 por ciento, y la mayor parte de ellos han sido contratos indefinidos. Y en cuanto a pobreza, aunque la situación sigue siendo intolerable, se ha producido una reducción de las tasas de pobreza desde el 40 al 30 por ciento, además de ser Canarias la región en la que más ha bajado la desigualdad económica de todo el país, reduciendo el diferencial con la media nacional de 3,2 puntos a 0,4 décimas.

 

Se trata de buenos datos, que reflejan una mejoría continuada de la economía y del reparto de la riqueza durante los últimos años. Pero tampoco es para presumir: esos datos son fruto de una concreta coyuntura política de crecimiento del presupuesto que no tiene porqué repetirse y además, vienen curvas. La política no acompaña, como hemos visto en estos últimos meses de resistencia a mantener los compromisos con Canarias, y la economía europea y española se enfrenta al brexit, al estancamiento del crecimiento y a la creciente inestabilidad planetaria. El viento de cara no va a durar siempre.

 

 

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