Domingo, 07 Diciembre 2025
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mercadilllo teguise

  • Lancelot Digital

 

Lanzarote tiene una forma particular de revelar su esencia. No lo hace en los volcanes ni en las playas, sino en los lugares donde la gente compra pan, se detiene a observar una talla de madera o regatea por un mantel bordado. Los mercados y ferias de la isla son pequeños teatros diarios donde se mezclan la paciencia del artesano, el aroma del queso fresco y el sonido del viento que se cuela entre los puestos como un vecino curioso. Para quien visita la isla, este es el mapa de las paradas que no fallan.

 

1. Teguise: el gran mercado del domingo

 

Cada domingo, la antigua capital se convierte en una colmena abierta. Las calles se llenan de puestos que ofrecen desde cerámica local hasta jabones de aloe, tejidos, frutas de temporada y panes que crujen como si contaran una vieja historia. El Mercado de Teguise es un organismo vivo: te empuja, te rodea y te invita a perderte. Lo mejor es dejarse llevar, probar un queso de cabra, curiosear un grabado o charlar con los artesanos que guardan la memoria de la isla en las manos.

 

2. Haría: artesanía entre palmeras

 

En la plaza de Haría, bajo el bosque improbable de palmeras que protege el pueblo, el mercado de los sábados tiene un ritmo completamente distinto. Más pausado. Más íntimo. Aquí la artesanía no es souvenir, sino oficio. Cestas de palma, juguetes de madera, candelabros de hierro, miel de malpica y cremas elaboradas por pequeños productores. Es un mercado que huele a taller y a campo, como si el tiempo decidiera moverse un poco más lento que en el resto de Lanzarote.

 

3. Arrecife: el Charco como escaparate

 

El mercado de productores del entorno del Charco de San Ginés aparece y desaparece según temporada, pero cuando está activo crea un ambiente luminoso: tomates de jable que saben a sol, verduras recién cortadas, vinos jóvenes de La Geria, panes artesanos y repostería casera. Es la parada perfecta para quienes quieren ver cómo se alimenta la isla, literalmente. El Charco, con sus barquillos pequeños y las casas blancas reflejándose en el agua, termina convirtiéndolo en una escena que casi pide ser escrita.

 

4. La Villa es arte: ferias temáticas

 

A lo largo del año, Teguise acoge ferias especializadas que los viajeros suelen descubrir por casualidad: ferias de queso, de artesanía, de cultura tradicional. Aquí se mezclan los quesos curados ahumados, la música folclórica y una atmósfera que parece sacada de un cuaderno de campo. Para muchos visitantes, estas ferias son la sorpresa del viaje: lugares donde la isla se muestra sin maquillaje y sin prisas.

 

5. Puerto del Carmen: mercadillos de puerto y paseo

 

No tiene la solemnidad de Haría ni la magnitud de Teguise, pero los mercadillos del puerto de Puerto del Carmen funcionan como un collage amable: artesanía ligera, arte local, joyería y productos hechos a mano. Son perfectos para pasear al final de la tarde, cuando los barcos se balancean y el aire trae ese olor a sal que lo pega todo a la memoria.


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