¿Chantaje o pulso de Ryanair a AENA?

La aerolínea ‘low cost’ presiona con recortes de rutas y cierres de bases para frenar la subida de tasas aeroportuarias

Ryanair, la compañía aérea que más pasajeros transporta en España, ha vuelto a situarse en el centro de la polémica al anunciar el cierre de bases y recortes en distintas comunidades autónomas, entre ellas Canarias y Galicia. La decisión no es casual ni aislada: responde a una estrategia clara de presión hacia Aena y, por extensión, al Gobierno de España, con el fin de condicionar la política de tasas aeroportuarias.

La aerolínea irlandesa justifica sus medidas por el incremento de tarifas que Aena aplicará a partir de 2026, un alza de 0,68 euros por pasajero que considera “excesiva y poco competitiva”. Aunque el gestor aeroportuario insiste en que sus precios siguen estando entre los más bajos de Europa y que el ajuste es mínimo en comparación con el encarecimiento de los billetes de la propia Ryanair (un 21% en el último año), la compañía ha optado por escenificar un pulso con gran impacto mediático. Su mensaje es simple: si España encarece sus aeropuertos, la inversión y la conectividad se irán a otros destinos como Italia, Marruecos o Croacia.

La elección de aeropuertos medianos o periféricos para aplicar recortes no es casual. Se trata de infraestructuras cuya viabilidad depende en gran medida del tráfico generado por Ryanair, por lo que el golpe político y social resulta mayor. Así, los gobiernos regionales y locales se convierten en aliados involuntarios de la aerolínea al reclamar al Estado soluciones para evitar la pérdida de rutas, turismo y empleo.

En paralelo, Ryanair ofrece la otra cara de la moneda: un ambicioso plan de inversión de más de 2.800 millones de euros, con nuevos aviones, bases y miles de empleos. Eso sí, condicionado a que se congelen las tasas y se implanten incentivos al uso de combustibles sostenibles. Una fórmula de presión que combina amenaza y promesa en la misma estrategia.