Domingo, 14 Diciembre 2025
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Por Jorge Dorta

(www.menceymacro.com)

En la madrugada de hoy 10 de Diciembre de 2012, Antonio Cubillo emprendió su viaje al Luyet, el mundo de transición de los antiguos canarios a donde iban los difuntos, para de allí aguardar una nueva encarnación o regresar al seno de la divinidad y fuente de toda vida, Magek.

Tuve la suerte de conocer a Antonio en estos sus últimos años. Había que cogerle el tranquillo, pero una vez que se lo cogías era fácil comunicarse con él. Además, como era algo goloso, si le llevabas una bandejita de dulces te lo ganabas. Tenía un estilo peculiar de contar las cosas, nunca iba al grano sino que te empezaba a contar una historia dando rodeos hasta que entendías el mensaje.

Eso si, si ibas a verlo mejor que no fueras con prisas, tenias que ir con tiempo y preparado para que te contara interminables historias de como consiguió la radio en Argelia, del rubio, de las minas de hierro de Gara Djebilet, de Houari Boumédiène, del Che Guevara, de geopolítica y al final, no era extraño que bajaras al bar de abajo y volvieras a subir con unos platos de pabellón venezolano para almorzar.

En mi opinión, Antonio fue un prisionero de su propio entorno. Un entorno generalmente negativo y en gran parte analfabeto, política y socialmente, que vivía de su relación, positiva o negativa, con él. Un entorno, en gran parte su creación, que terminó devorándolo. Se embarcaba o te hacia participe en proyectos hasta que su entorno histórico e inmovilista se enteraba y lo hacia recular. Pero tu ya estabas metido en el surco y podías seguir solo sin el. Cuando entendías esa dinámica, ya sabias como manejar la situación.

Tenia una frase que me gustaba mucho: “la razón es tozuda”. Antonio fue un analista, un pensador que identificó claramente la realidad colonial de Canarias y actuó en consecuencia, con sus aciertos y sus errores. Tenia una gran intuición. La necesidad de una moneda propia no era por los motivos que el decía pero si es recomendable. No es que se necesite una constitución para descolonizar un país, sino que la viabilidad y probabilidad de éxito de un proceso de descolonización depende de las instituciones políticas y económicas que se establezcan. El hombre no andaba desencaminado.

Muchos han sido los que lo han criticado, pero la mayoría de ellos no pasó 20 años en el exilio ni tuvo una campaña de difamación contra su persona durante 40 años por parte del aparato del estado. Criticar es fácil, pero solo tiene derecho a equivocarse el que lo intenta.

Antonio es un personaje de luces y sombras, de novela negra, de espías y guerra fría, de aciertos y errores,… y parte ya de la historia de estas siete peñas atlánticas y africanas.

Ahul Antonio, tifulkit t-tighri n tilelli.
(Saludos Antonio, hermoso es el grito de libertad)


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