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Fernando Robayna: “El arte es mi manera de estar en la vida”

Pintar, componer, cantar, el polifacético artista lanzaroteño habla de su trayectoria artística y del actual momento creativo que está viviendo

 

  • Lancelot Digital
  • Jesús Betancort
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    -¿Cómo ha vivido la pandemia un artista multidisciplinar como tú? ¿Ha sido un periodo fructífero desde el punto de vista creativo?

    -En mi caso la pandemia me sirvió de crecimiento a muchos niveles y eso se ve reflejado en tu obra. Fue productivo porque al bajar el ritmo me dio tiempo a reflexionar y conectar más conmigo. También en lo personal sucedieron muchas cosas que me dieron pie a volver a pintar o hacer nuevas canciones.

     

    También fue un tiempo en el que podido aprovechar para formarme un poco más en todo aquello que me interesa. Siempre he creído en el aprendizaje continuo, sin necesidad de que sea reglado.

     

    -Se ha hablado mucho del papel de la cultura, sobre todo en los meses de encierro obligado, ¿qué opinas al respecto? ¿Ha recibido el sector cultural en este periodo tan crítico, tanto como ha dado?

    -Para mí, el arte es mi manera de ser, de estar en esta vida. Siento que expresarme es vital en mi caso, no me imagino haciendo otra cosa. Por lo tanto, la cultura o el arte es lo que nos lleva a conectar con nosotros mismos y también con el resto de las personas. Es una forma de abrirse, poner el corazón sobre la mesa y exponerse.

     

    A lo que las instituciones hagan o dejen de hacer no le presto tanta atención; creo más en aquel lema punk  de “do it yourself”. Depender de cualquier institución es restarse, me refiero a que creo más en la propia iniciativa, común o individual.

     

    -Por las redes sociales he visto que has regresado con ganas a la pintura, ¿Por qué ahora?

    -Después de dos años sin pintar, volvía a hacerlo en un acto de amor, luego me di cuenta de que tenía mucho más amor que dar y le pinté dos cuadritos a mis hijas para regalárselos. Una vez metido en el asunto me apetecía seguir pintando y sé que me hace bien.

     

    Con la pintura aprendo demasiado en un estado donde se necesita de disciplina, entrega y presencia. Es por ello, que la retomo como si fuera un trabajo personal. Tiene algo mágico, dónde no pinto por hacer, sino por vivir.

     

    -¿Cómo ha cambiado tu estilo en este tiempo, dirías que ha ido madurando?

    -Nunca he sentido que tenga un estilo determinado, de hecho no me interesa, no creo en esa fórmula de tener una máquina para hacer churros.  Hago un cuadro y ese me lleva al siguiente.

    Sé cómo hice ese, qué me movió, de qué recursos disponía; pero no sé de qué manera afrontaré el siguiente.

     

    Cada cuadro te aporta nuevos conocimientos, nuevos recursos, nuevas maneras de ver que te invitan a utilizarlos en el siguiente. Por eso se me hace muy complejo trabajar en serie, aunque reconozco que los motivos son muy similares a los de mis inicios. La técnica evoluciona, pero me siguen interesando de manera inconsciente temáticas parecidas. Me siento identificado con una canción de Malaspecto que decía “todas mis canciones son la misma”.

     

    -He visto que has usado diferentes técnicas, base de grisalla y veladuras… explícame qué estás probando y qué resultados obtienes…

    -Siempre me interesó Velázquez, su técnica. Es de los pintores que más admiro y siempre estuve con la matraquilla de querer aprender más sobre él. Hace poco hice un curso sobre su técnica y contaban que su manera de construir era a través de unas primeras capas dónde la base era una grisalla con sólo un color tierra y blanco.

     

    Luego después de su secado, tan sólo se añade el color a través de veladuras. Donde la cuestión está en utilizar poca pintura y mucho diluyente. Se busca que con la superposición de capas transparentes llegar al color deseado.

     

    -Hablando de redes sociales, ¿las usas para promocionar tus trabajos? ¿crees que son un aliado para los artistas incipientes o ves más peligros que bondades en ellas?

    -Siento que nos sirven para estar conectados, expresarnos, conocer, ver lo que hace el vecino y aprender. También un mal uso de ellas nos puede llegar a condicionar creando una falsa percepción de la realidad; pero siento que son algo neutro que recién estamos aprendiendo a utilizar.

     

    -Este año has participado en la exposición colectiva ‘Categórico retrato’, en la Casa de la Cultura Agustín de la Hoz, ¿en qué ha consistido tu participación?

    -Esta exposición me dio la posibilidad de mostrar mis diferentes registros. Expuse dos retratos, muy diferentes entre sí, en lo que se refiere a la técnica. Uno tenía una impronta más ‘alla prima’, es decir con las primeras manchas, en una única sesión y el otro era con un trabajo más elaborado con superposición de capas. 

     

    -¿Tienes prevista alguna nueva exposición próximamente?

    No, pero sí sé que me gustaría exponer en Gran Canaria. Primero tengo que pintar, coger el ritmo del taller. Luego ya con los cuadros pintados buscar una sala.

     

    -Hablemos de música… de tu actual proyecto “̶Y̶a̶ ̶N̶o̶ Te quiero”, ¿cuéntame cómo es este grupo? ¿qué proponéis?

    -La música siempre fue mi pasión desde adolescente, me hacía vibrar y conectar conmigo. Desde que descubrí que haciendo canciones se podía contar cosas, me enganchó la idea de cantar mis canciones.

     

     ̶Y̶a̶ ̶N̶o̶ Te quiero es eso, la banda que siempre quise. Un proyecto abierto, que gracias a mis amigos y colaboradores va rodando. 

     

    -¿Tienen previstas próximas actuaciones?

    -Por ahora me ha llamado más la atención componer y grabar, que salir a tocar. Nos pasamos unos diez años actuando casi todos los fines de semana con Cumbia Ebria. Volver a eso se hace poco apetecible, pero si es cierto que estamos pensando en actuar en septiembre o octubre. Ahora le estamos dando preparando ese directo, mientras a la vez seguimos metidos en el estudio produciendo.

     

    -Si me tuvieras que destacar algunos artistas actualmente en la isla, por lo que están haciendo o por cómo consiguen superar los límites que impone la propia insularidad, ¿a quién destacarías?

    Moneiba Lemes, Daniel Jordan, Francisco Castro… Son artistas que siento que les mueve esa -pasión por hacer cositas, por seguir creando de una manera u otra.

     

    -¿Crees que Lanzarote, con una trayectoria cultural históricamente conocida, ha sabido mantener esa impronta que siempre la ha definido?

    -Desde pequeño he estado vinculado con el arte de Lanzarote. Viví de cerca la movida de los ochenta porque mi madre era muy joven, con mucha vitalidad y curiosidad. De aquella época me marcaron esos raros peinados nuevos, su música en el coche, sus amigos, las noches de acampadas con guitarras, los festivales, los carnavales, etc. Siento que mi madre fue mi primer vínculo con la cultura, ya que gracias a su manera de estar yo me empapé de tanta variedad tan fuera de lo común.

     

    Luego en la adolescencia estuve en locales de ensayo, conciertos, esquinas o sótanos dónde siempre se estaba creando algo; y al volver de la facultad también viví otro reencuentro con un Lanzarote, no tan institucional. Había un camino alternativo, más orgánico.

     

    Echo un poco de menos eso y en eso es dónde siento que tengo que poner el foco. Porque si me preguntas si las instituciones han hecho bien sus deberes, creo que eso sería mejor cuestión de preguntarles a ellos, de que hagan su balance.

     

    A mi alrededor veo a gente interesada en pintar, en crear canciones, en hacer fotografía, en promocionar, etc. Para mí eso es lo importante. Lanzarote siempre ha sido un hervidero de creatividad, parece que nuestra identidad es altamente creativa y entiendo que eso seguirá siendo siempre así.

     

     

     

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