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Jacob Amo: “Nuestra lucha más urgente debe ser recuperar el lenguaje”

El profesor y escritor vallisoletano, afincado en Playa Blanca, presenta ‘El muro’ una obra que expone la situación que sufre el pueblo palestino

 

  • Lancelot Digital
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    Jacob Amo (Valladolid, 1980) es profesor de Lengua y Literatura en el CEO de Playa Blanca. Antes de dedicarse a la educación, ha sido cooperante en diversos países (Haití, Rep. Dominicana, Eslovenia y Palestina) desarrollando proyectos relacionados con la cultura y la integración social. Escribe teatro y poesía porque, parafraseando a Celaya, son hermosas “armas cargadas de futuro”. Puedes leer sus poemas en las antologías “Siempre con el mar”, “Rimas sin fronteras” y en su dirección de Instagram: @jacobamobarrero

     

    -¿Desde cuándo escribes? ¿Es tu primera obra?

    -“En el muro” es mi primera obra. Desde pequeño he llenado libretas con poemas y escenas de teatro, pero es la primera vez que me he sentado a escribir de una forma más metódica y me he animado a enviar un texto a una editorial. Entiendo la literatura como una enfermedad y no como un proceso terapéutico para expulsar fantasmas interiores. Por eso, me publiquen o no, los cuadernos con versos y los libros de teatro seguirán “tomando mi casa” como en el famoso cuento de Cortázar.

     

    -¿Cómo nace la idea de ‘En el muro’?

    -La idea surge durante mi estancia en Palestina en 2007. Estuve trabajando allí con una ONG y pude ver la dura realidad de vivir bajo una ocupación, rodeado por un muro y con constantes humillaciones. Es terrible hasta dónde puede llegar el Estado de Israel ante la pasividad de la comunidad internacional que sabe perfectamente lo que está ocurriendo y calla de una forma vergonzosa. Estoy seguro de que en el futuro nuestros hijos o nietos nos preguntarán por qué no hicimos nada para evitar tanto dolor y, si somos honestos, no podremos mirarlos a los ojos y dar una respuesta.

     

    -¿Cómo ha sido el proceso creativo? ¿Eres de escribir a diario, metódico o solo escribes cuando llegan las musas?

    -Soy lector antes que escritor. Dedico todo el tiempo que puedo a leer y mi proceso de escritura es bastante lento. Esta obra, por ejemplo, la empecé en 2012 y, tras unos años de abandono, la retomé el año pasado para redactar ya la versión definitiva. En mi opinión, escribir se parece bastante a la vida: tienes que tomar decisiones constantemente que anulan los otros caminos que podrías haber tomado. Por eso solo nos arrepentimos de lo que no hacemos. En cuanto a las musas, yo creo que no existen y como decía Picasso “si existen, mejor que te pillen trabajando”.

     

    -Dice en el prólogo Juan Carlos Monedero que se trata de un tratado de paz, ¿qué es lo que cuentas en esta obra de teatro?

    -En esta obra se expone la terrible situación que sufre el pueblo palestino a través de los ojos de dos adolescentes. Me gustaría que, mientras avanza el texto, el lector o espectador se hiciera las mismas preguntas que los personajes: ¿Es posible la lucha pacífica cuando vives cercado por un muro? ¿Cuál es el precio que estás dispuesto a pagar por derribarlo? ¿Cuánto dolor eres capaz de soportar? Sinceramente, yo no tengo las respuestas porque creo que la obligación del teatro es solo realizar las preguntas.

     

     

    -¿Hay motivos válidos para luchar? ¿Es la lucha algo consustancial al ser humano?

    -Por supuesto que hay motivos y nuestra lucha más urgente debe ser recuperar el lenguaje. Nos lo han robado sin darnos cuenta y nombrar las cosas correctamente nos cambia. Otro lenguaje crea otra mentalidad que crea, a su vez, otro mundo a nuestro alrededor. Necesitamos pensar diferente y dejar de creer que no podemos hacer nada. Es el momento de atreverse a reconquistar palabras como “utopía” o “solidaridad” para romper esquemas, derribar muros y construir puentes entre civilizaciones. Recuperando el lenguaje, recuperamos también la esperanza que nos han quitado a base de inocularnos eufemismos en el cuerpo para ocultar la realidad, fomentar la resignación y mantener el status quo. Como decía mi admirado José Saramago: “No olvides que lo que llamamos hoy realidad fue imaginación ayer”.

     

    -¿Cuántos ejemplares han publicado y dónde podemos encontrar esta obra de teatro?

    -El público de este tipo de literatura es muy minoritario y por eso la tirada es muy reducida. El libro tiene un maravilloso prólogo de Juan Carlos Monedero, se ha publicado en Ediciones Invasoras y se puede comprar online en su página web o en las librerías El Puente y Diama (Arrecife) y Osidinami (Playa Blanca). Me gustaría aprovechar la entrevista para reivindicar que el teatro también se lee y, aunque se escribe para ser representado, es una experiencia maravillosa encarnar a los personajes en nuestra imaginación.

     

    -¿Tienes algún otro proyecto en marcha?

    -Tengo dos que espero acabar este año. Una obra de teatro cuyo tema central es la salud mental dentro del mundo artístico y un libro de sonetos. El texto teatral pretende ser un homenaje a la figura del poeta canario Félix Francisco Casanova que se suicidó con 19 años y nos dejó una “maleta llena de hojas” que ojalá llegue algún día a los escenarios. El segundo proyecto, el libro de sonetos, viene de mi admiración por Lope, Quevedo, María de Zayas y todos esos escritores y escritoras (que también las hubo y muy buenas) del Siglo de Oro que encendieron la llama de la poesía en mi pecho.

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