Domingo, 14 Diciembre 2025
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La Feria Insular de Artesanía se ha convertido en un símbolo de la perseverancia de unas personas que decidieron coger el testigo de prácticas de otras épocas 

 

A.R.P.

Vídeo: Lancelot Digital

 

Comienzan a convertirse en una especie de extinción. La Feria Insular de Artesanía, que se celebra en Mancha Blanca, se ha convertido en un símbolo de la perseverancia de unas personas que decidieron coger el testigo de prácticas de otras épocas que destacan por su calidad y buena factura, pero también por un esfuerzo y dedicación que, en estos tiempos de crisis y auge de la tecnología, tienen un futuro incierto.

 

“Llevamos desde hace unos 22 años por nuestra cuenta, porque los padres de mi esposa eran quienes hacían esto y tenían una tradición desde hacía más de 40 años”, explica Vicente Lorenzo, quien hace dulces artesanales.

 

“Hubo un comercio muy importante en la mitad del siglo XIX y del XX en torno a los bordados y calados y he recuperado la historia”, señala María Josefa Peña, bisnieta de una artesana que a finales de 1800 ya se ganaba la vida con esta labor.

 

“Ofrecemos productos muy variados que se pueden hacer con cochinilla, desde cuadros, vestidos, telas, fulares, abalorios…”, apunta Chana Perera.

 

 

Y aun así, cuando estos artesanos hablan de sus creaciones desprenden ilusión y ganas de seguir luchan por su arte, sea este un dulce, un mantel bordado o un pañuelo coloreado con cochinilla.

 

“Es artesanal. Intentamos mantener los precios lo mejor que podemos. Este año mantenemos los mismos precios que el año pasado en algunas cosas, pero en otras es mucho el precio de costo y hay que subirlo”, explica Vicente Lorenzo, quien dice que “cada vez se compra menos”. “Antes igual se llevaban para su casa cuatro o cinco rosquillitas y ahora igual sólo una o dos”, añade.

 

“Con esto no sacas ni los gastos. Esperemos que sí, pero más que nada lo hacemos por llenarnos la vida de cultura y de nuestra tradiciones”, señala María Josefa Peña.

 

 “No somos competitivos. Perú tiene el 85 de la producción mundial y nosotros apenas el 3 %, porque la cosa está muy abandonada Habría que impulsar a los agricultores a que todo se ponga en orden porque está todo muy abandonado y la cochinilla de Lanzarote es la mejor del mundo por el clima que tenemos”, apunta Chana Perera

 

El optimismo que desprenden debería contagiarse a todos los que pasean por Mancha Blanca.

 

Desde las sombreras hechas de palmitos de Hortensia Pérez, la artesana homenajeada este año, pasando por las flores realizas con hojas de palmera, las máscaras misteriosas de piel auténtica, y llegando a las botas para que no falte el caldo conejero. Hasta 68 artesanos procedentes de Lanzarote, el resto de las islas y la Península ofrecen unas creaciones que, por sus materiales y laboriosidad, cuestan lo que valen. 


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