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Matteo Mascolo, un bailarín enamorado de Lanzarote

El artista, afincado en la isla, ha comenzado a organizar cursos y talleres de danza

 

  • Lancelot Digital
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    Comenzó a bailar con 19 años, mucho más tarde de lo que es habitual, ya que nunca pensó dedicarse profesionalmente al baile, pero Matteo Mascolo estaba predestinado a bailar. En Lanzarote ha encontrado su lugar en el mundo y desde aquí busca nuevos retos y nuevas experiencias.

     

    -Matteo, empezaste a bailar a los 19 años. ¿Qué tipo de formación tuviste?

    -Empezando a los 19 tuve poco tiempo disponible para mi formación, especialmente porque cuando comencé a bailar, nunca había pensado que algún día esto podía llegar a ser mi trabajo. Decidí convertirlo en profesión en 2014. Ese empecé a estudiar por tres años en el M.A.S. Music, Art & Show en Milán, participando, a la vez, en muchos otros proyectos y por fin perfeccionándome en Nueva York en el 2017 en un programa de la Limón Dance Company.

     

     

    -¿Cómo fue esa experiencia?

    -Fue una experiencia maravillosa que me marcó profundamente. Kathryn Alter fue una figura muy importante para mi formación y enriqueció mi experiencia como bailarín al abrirme a todos los conceptos de la Técnica Humphrey/Limón. Tomaba clases técnicas con ella seis días a la semana. Entre semana también tenía repertorio y lecciones técnicas con otros bailarines de la compañía. Tuve la suerte de tomar clases con Betty Jones y Fritz Ludin, que han vivido la historia de la danza con Humphrey y Limón, dos bailarines que ayudaron a revolucionar la danza y sus técnicas de movimiento corporal. Fue como vivir en un libro de historia de la Danza Moderna. Durante el programa nos hicieron actuar varias veces en el Dance Theatre de Harlem… `por no hablar de Nueva York, una ciudad que te enamora y donde los sueños se hacen realidad.

     

    -¿Cuáles son tus mejores cualidades como bailarín?

    -Sin duda, la calidad del movimiento y la creatividad. Como todos los bailarines, dedico muchas horas cada día a mi entrenamiento, prestando atención a los detalles y las posibilidades de mi cuerpo. Al mismo tiempo, también dedico tiempo a estimular mi creatividad, no sólo en el baile, incluso en la vida diaria.

     

    -¿Cómo te sientes mientras bailas?

    -Siento continuamente la energía vibrar en todo mi cuerpo. Mientras bailo puedo ser cualquier cosa que mi imaginación pueda crear. Es como si el cuerpo intentara pintar un cuadro e, inmerso en los colores, dibujara un lenguaje que aún no conoce completamente. Cada vez que se repite un movimiento, nunca es el mismo que antes y siempre se sienten emociones diferentes, tal vez por la intensidad, por la intención, por el lugar, por una persona diferente que está observando o por muchas otras razones.

     

    -¿Dónde comienza el arte?

    -En la misma necesidad de expresarse, algo que nace dentro cada ser humano. La necesidad de expresarse es como un río hinchado que puede desembocar en el arte y en todas sus formas. Se desconoce el límite del principio y del final del arte, es ciertamente muy sutil y cada persona lo percibe a su manera. A pesar de esta necesidad, siempre, inconscientemente, expresamos cosas. Los lugares y objetos a tu alrededor cuentan una historia. Todo está en los detalles. El arte está en los ojos de quien observa.

     

     

    -Actualmente vives en Lanzarote. ¿Qué piensas de esta isla?

    -Lanzarote es maravillosa. Es el lugar perfecto que alimenta mi creatividad, hay muchos lugares naturales con una belleza única. También me atraen las obras de César Manrique, él pudo resaltar la belleza de Lanzarote, creando lo que, quizás, nunca podría haberse creado sin su intervencion. Tengo dos lugares favoritos; el primero es una playa escondida donde voy al atardecer a bailar, paso mucho tiempo allí porque me ayuda a pensar y a tener nuevas ideas, puedo crear nuevos movimientos y reconectarme; el segundo es el teatro en La Cueva de Los Verdes, ubicado entre las rocas de un túnel formado por un volcán. Hasta mirar el escenario es un espectáculo.

     

    -¿Qué objetivos tienes en Lanzarote?

    -Estoy dando los primeros pasos organizando talleres y cursos. En este momento uno de mis objetivos es transmitir mi pasión por la danza en esta isla. Siento que puedo traer algo nuevo, y sobre todo que Lanzarote me puede dar algo nuevo.

     

    -Un consejo para quienes se acercan al baile…

    -El primer paso es buscar sus propios límites y el segundo paso, mover esos límites un poco más allá. Pero esto creo que se aplica a todo en la vida.

     

     

    -También te gusta escribir, ¿nos dirías alguna frase de danza?.

    -Como chispas de colores, los pensamientos explotaban en varias direcciones, podía ver figuras, sonidos e imágenes fluir ante mis ojos, estaba bailando y sin un orden preciso los movimientos tomaron forma.

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