Viernes, 05 Diciembre 2025
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD

PEPA PRIETO PUY, historietista

 

  • Lancelot Digital

 

Pepa Prieto Puy es una dibujante gallega que ha vivido las luces y sombras de esta profesión y transita de forma consciente por el terreno de la duda y la contradicción pero con una certeza clara: siempre ha querido ser dibujante. La creadora se alegra de haber podido compartir esta pasión con su amiga desde la infancia, Roberta Vázquez, ilustradora que vive en Barcelona. Ambas se conocieron de pequeñas en un colegio de Santiago de Compostela y comenzaron a dibujar. Las dos amigas decidieron esforzarse para convertir el cómic en su forma de ganarse la vida y en su caso lo ha conseguido aunque sea de manera intermitente. Ella explica los inicios de su carrera.

 

- A las dos nos interesaba mucho el dibujo y por eso empezamos a hacer pequeños tebeos y a compartirlos. Incluso antes de saber lo que era un fanzine ya los hacíamos en el colegio y como la infancia marca un montón, tener a una amiga con la que compartir intereses fue muy importante para mí.

 

- ¿Cómo recuerdas tu época escolar?

 

- Es curioso porque mis padres se ofenden muchísimo si les digo que en el colegio era la típica niña que sufría bullying, pero cuando mi madre lo oye me dice que eso no es verdad, que era totalmente normal. En aquel tiempo, con doce años, empecé a dibujar con Roberta las historias que eran muy como de reírnos de nosotras. Esa es una edad de transformación constante del cuerpo, de cómo percibes el entorno y te relaciones con la gente, de los primeros enamoramientos cutres… Una época que da mucho de sí y por eso digo que vengo de todo eso, de reírme mucho de mí misma.

 

- ¿Y sientes nostalgia de esa parte de tu vida?

 

- A veces tengo nostalgia, sobre todo de las risas que eran de verdad. Hay una de cal y otra de arena porque quizás cuando hablo de ese tiempo siempre recuerdo mucho a Roberta y aunque todo era muy cutre, la verdad es que nunca me he vuelto a reír como lo hacía entre los 12 y los 18 años.

 

- ¿Y en cuanto a formación académica?

 

- Me fui a estudiar Bellas Artes a Salamanca y los primeros años estuve un tanto perdida porque era una facultad muy tradicional y poco orientada al mundo laboral actual. Entonces empecé a hacer pintura y a probar cosas nuevas, así que ahora lo veo como algo que debía pasar y que al final fue una fase que tampoco estuvo tan mal. En el tercer año de carrera conocí a Roberto Massó, a quien también le interesaban los cómics y los fanzines y por otro lado Roberta, con quien seguía en contacto, me sirvió de puente para conocer a la gente de su facultad en Pontevedra.

 

- Formas parte de una generación, está claro.

 

- Era una generación muy potente a nivel cómic y nos juntamos a hacer fanzines juntos. Este fue un momento muy importante para mí, volví a lo que me interesaba, el cómic. Empecé con todos ellos en la época de la carrera haciendo fanzines, lo que resultó súper importante porque nos ayudó mucho a definir lo que nos interesaba y además nos lo pasamos muy bien. Había una competencia muy sana entre nosotros. De hecho, algunos de los que estábamos allí al final nos dedicamos a esto o al menos lo intentamos. Luego fui a Madrid a hacer un curso en el Instituto Europeo de Diseño (IED) sobre ilustración y la verdad es que fue muy guay a la hora de conseguir contactos y conocer gente. Allí me hice amiga de Ana Galván, Paulo Mosca o Roberto Vidal, entre otros. En fin, profesores que en la actualidad se han convertido en compañeros de profesión. Una cosa llevó a la otra y en 2016, empecé a tener encargos a nivel profesional.

 

- Estamos hablando de tu paso por los periódicos The New Yorker y The New York Times, dato que impone mucho.

 

- Empecé con encargos muy potentes, la verdad, y fue un subidón, aunque pronto me di cuenta de que no había que dar nada por hecho, que en esta profesión hay épocas mejores y peores a nivel de encargos. Esto ocurrió después del momento de pánico de que debo buscar trabajo sí o sí. Por alguna razón mi primera opción no fue sentarme a dibujar. Me puse a buscar curros de camarera, porque lo veía como algo más inmediato. Cuando conseguí calmarme un poco me senté a dibujar y a subir cosas a Instagram. Por aquel momento, sería el año 2017, empecé a hacer un libro de Haikus con mi abuelo. Y un fanzine con María Ramos sobre la muñeca Chabel. Gracias a esto me escribieron de Apa Apa para hacer un cómic con ellos, y hoy existe Mis Agendas Semanales, mi primer cómic, publicado el año pasado con ellos. También me escribieron de It’s Nice That, una revista de novedades de ilustración que tiene mucha visibilidad. Fue por esto que contactaron conmigo el New Yorker y el New York Times.

 

- ¿Qué piensas de la Inteligencia Artificial (IA)? Cuestión que ahora vuelve a estar de moda.

 

- ¿Mi opinión? Pues que da mucho miedo. Estoy totalmente en contra, nos pone en una situación más frágil todavía. Y me alegro de que se esté empezando a regular.

 

- ¿Ni siquiera como herramienta?

 

- Confieso que alguna vez utilicé el chat GPT pero creo que se debe controlar que la IA no se convierta en un problema para los que nos dedicamos a esto. No soy experta, es una cosa que me da mal rollo, que se ve venir y me parece que ya se deben tomar medidas.

 

- Otros dibujantes dicen que la parte positiva puede ser que obliga a crear un estilo propio que no pueda ser copiado.

 

- Precisamente creo que cuanto más definido es tu estilo más fácil es de copiar. No sé, la verdad es que da vértigo el ritmo al que están mejorando las IAS.

 

- ¿Todavía tienes que compatibilizar este trabajo con otro como el de limpiadora en un albergue que mencionabas en la entrevista?

 

- Sí, me da tranquilidad tener una base fija de ingresos.

 

- ¿Y qué proyectos tienes para salir de ese círculo?

 

- Ahora mismo estoy dibujando para mí, para soltarme un poco y pasármelo bien. Necesito un poco de eso antes de saber a dónde quiero ir o qué quiero hacer. También estoy pendiente de si salen otros proyectos o no. Todavía no me atrevo a adelantar nada.

 

- ¿Conoces el Libro Blanco del Cómic? Precisamente habla de la precariedad.

 

- Sí, y más o menos te dan un poco de pistas sobre el precio que tiene cada trabajo aunque luego se cumple de aquella manera. A todos nos interesa que cobres un salario digno pero si no tienes dinero y te ofrecen hacer una portada por cien euros, no hay más remedio que aceptarlos. O sea que aunque exista el Libro Blanco, nuestra profesión sigue sin estar regulada. Y luego está el super problema de los pagos de autónomos, que es inasumible.

 

- Es que el Libro se plantea más bien como un diagnóstico, un análisis.

 

- Sí, hay mucho que hacer todavía y mucho que cambiar.

 


PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
×