PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD

Pancho Varona canta y cuenta cómo nacieron las mejores canciones que hizo con Sabina

Este sábado actúa en Tías. Antes, habló con Lancelot.

Mar Arias Couce
Fotos: Cedidas

-¿Con qué se van a encontrar los espectadores que vayan a verlos actuar el sábado? ¿En qué se diferencia este concierto de uno de Sabina?
-Cuando viajamos con Joaquín, realizamos conciertos multitudinarios y la parafernalia que hay detrás de cada actuación es mucho mayor. Nosotros proponemos algo mucho más pequeño, queremos contarles “al oído”, a quienes vengan a vernos, cómo nacieron muchas de las canciones que compusimos con Joaquín y para Joaquín.
-Intercalan las canciones con anécdotas, ¿qué tipo de historias van a contar?
-Bueno, bromeamos contando cómo eran en un principio las canciones y cómo fueron transformándose, en qué hoteles o en qué ciudades nacieron… es un poco desvelar la historia que hay detrás de cada tema. Por ejemplo, contamos que teníamos una canción que tenía la música de “Los cuentos que yo cuento” y la letra de “Medias negras”, y al final terminaron siendo dos temas diferentes. Contamos detalles poco conocidos que a la gente, que es “sabinera”, le suelen gustar.
-¿Cómo es el proceso creativo entre ustedes, quién lleva la voz cantante?
-La voz cantante, nunca mejor dicho, la lleva Joaquín, que es el que va a cantar luego las canciones. Como mejor nos encontramos los tres, realmente, es cuando él tiene una letra hecha o medio hecha y entre los tres, Antonio y yo, o yo sólo, hacemos la música. En ocasiones también lo hemos hecho al revés: le hemos dado a Joaquín una música y él ha puesto la letra, pero no han sido sus mejores canciones. Las de mayor éxito son las que hemos compuesto de esta manera.
-¿Quién tiene más ojo para acertar con la que será una canción de éxito?
-No sabría decirlo. Yo seguro que no, me suelo equivocar con facilidad en cuanto a ese tipo de cosas. Supongo que el que tiene más visión es Joaquín, que tiene muchos más talentos de los que la gente piensa, y suele acertar bastante en sus predicciones. Por ejemplo, cuando nos cambia algún detalle musical a Antonio o a mí, nos enfadamos, y luego al cabo de los meses acabamos admitiendo que tenía razón. No solamente escribiendo, también adivinando o intuyendo qué es lo que le gusta a su público.
-Si tuviera que elegir una canción entre todas las de su repertorio, ¿cuál elegiría usted y cuál cree que elegiría Sabina?
-Yo creo que, de las que yo he hecho con Joaquín, elegiría “Peces de ciudad” porque es la que más me emociona. Joaquín podría elegir también esa, o tal vez una de la que está muy enamorado, “De purísima y oro”, que habla de toros, de José Tomás, de Manolete, de la República Española. Esas dos canciones son importantes para él y para mí también.
-¿Cree qué coinciden con las que más le gustan al público?
-A la gente le gusta mucho “Y sin embargo”, “Contigo”, “Peces de ciudad”; también, “La del pirata cojo”, “Princesa”… “De purísima y oro”, en cambio, no es una canción para todos los públicos. Es un tema pequeñito, que nos gusta a los muy aficionados
-Haciendo un poco de historia, ¿cómo se conocieron?
-Nos conocimos en un bar, La Mandrágora, en el que Joaquín actuaba con Javier Krahe, y al que yo iba siempre a escucharles. Como era un bar muy pequeñito, y en aquella época Sabina no era célebre aún, nos conocíamos todos. Empecé a charlar con Joaquín y nos empezamos a hacer amigos. Un buen día él necesitaba un guitarrista y me preguntó si me iba con él. Y dejé todo lo que estaba haciendo en ese momento y me fui con él de gira. Fue una aventura que me alegro de haber emprendido.
-¿Cómo fueron para ustedes los años ochenta?
-Los recuerdo como un oasis, un paraíso… fue una época maravillosa. Puede parecer que hablo como un ‘abuelo cebolleta’ pero creo que la música que se hacía en aquella época no se hace ahora. Ni en el caso de los grupos, ni en el de los cantautores, ni de artistas, en general. Los ochenta y noventa fueron grandiosos en el terreno musical y me parece que nos hemos dejado algo por el camino.
-¿Nunca ha echado de menos ser usted el que encabezara los carteles de los conciertos, ser el protagonista?
-No, no que va. Tengo vocación de hacer lo que hago y me encuentro de maravilla. Sé muy bien cuáles son mis capacidades y mis valores, y no me gusta que me apunte directamente el foco. Ahora hacemos esta gira porque soy incapaz de estar tanto tiempo desvinculado del escenario, porque se ha convertido en un hábito, pero también porque sabemos que es de una manera temporal. No tengo, nunca la tuve, vocación de solista. Dentro de un mes nos vamos a Sudamérica con Joaquín para hacer una gira de un mes y medio. Ésta es una gira entre giras que hacemos por el puro placer de hacerla.
-Se vuelven a oír rumores de que pronto podrían abandonar los escenarios, ¿qué hay de cierto?
-Joaquín dijo que está cansado de actuar en grandes escenarios, de hacer conciertos multitudinarios. Ha dicho en muchas ocasiones que tiene ganas de volver a los pequeños escenarios, a los teatros, a lugares dónde se oye respirar y toser a la gente… estamos ya un poco mayores para andar pegando brincos por los escenarios. De todas maneras, ha dicho eso, pero al mismo tiempo tenemos previstas una serie de grandes actuaciones en Buenos Aires ante ocho o diez mil personas. Es un poco contradictorio porque yo también le he escuchado decir, incluso lo he leído en alguna entrevista, que quiere morir encima de un escenario, es decir, todo lo contrario. Yo creo que Joaquín va diciendo eso para avisar de que, en un momento dado, se terminarán los estadios.

Comentarios (0)