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Roberto Pérez Toledo: “Tenía pendiente rodar en mi propia isla”

El director lanzaroteño ha estrenado en Movistar el corto “Antes de la Erupción”, una historia que plantea convertir en largometraje y en el que Lanzarote será un personaje más

 

  • Lancelot Digital
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    -¿Cómo has pasado esta pandemia?

    -Pues supongo que un poco como todos: encerrado, con temor, con desconcierto, con pena por quienes se quedaron en el camino… Los tres primeros meses de confinamiento estricto estuve en Lanzarote. Hacía mucho que no pasaba tanto tiempo seguido en la isla y con mi familia, así que a eso sí le encontré la parte positiva. Mi primer café al aire libre tras el encierro me lo tomé en una terraza del Charco de San Ginés.

     

    -También tu último corto te trajo de vuelta a Lanzarote, ¿cómo ha sido rodar en la isla “Antes de la erupción”?

    -Era mi gran asignatura pendiente como director: rodar en mi propia isla. Algo que además me apetecía mucho. Y un día aparecieron en mi cabeza estos personajes y esta historia donde Lanzarote no es un simple entorno espectacular sino un personaje más. Y sus volcanes, una metáfora sobre quiénes somos. “Antes de la erupción” es un corto de nueve minutos, pero estamos trabajando para que pronto se convierta en un largometraje, que ya está escrito y se titula “Erupción”, y volver a la isla para desarrollar todo el potencial de esta historia con estos mismos personajes.

     

    -¿Qué cuentas en esta historia?

    -Es la historia del momento en que una chica trans, Em, cuenta a sus mejores amigos de toda la vida que ha iniciado la transición hacia su verdadero género. Y esto ocurre en Lanzarote, en un viaje con el que soñaron desde pequeños.  Y todo está contando desde la perspectiva de uno de estos amigos, futuro vulcanólogo, mientras recorren la isla.

     

    -La búsqueda de la propia identidad, de tu lugar en el mundo, ¿es complicada? ¿Por qué situaste la historia en la isla?

    -Lo que sigue siendo complicado es que te dejen vivir en paz, sin que nadie cuestione tu identidad, porque no es algo opinable o debatible, y sin embargo muchos se atreven a opinar. Lo comprobamos en nuestro país. Y en otros es aún más aberrante y peligroso. Por eso creo que tenemos que contar y visibilizar tantas historias… E intentar que lleguen a un público lo más amplio posible, no solo al público que ya es sensible y respetuoso, sino también y sobre todo al que desprecia o discrimina otras realidades distintas de la suya.

     

    “Antes de la erupción” es un paso importante en mi firme intención por seguir contando historias sobre lo diversos que somos y sobre el modo en que avanzamos hacia una sociedad inclusiva en la que cada vez menos niños, adolescentes o adultos sean señalados por su forma de ser, vivir o amar.  Desde el germen de la idea, me imaginé a estos personajes entre volcanes. En la isla en la que nací. Y luego entendí por qué: porque nuestra identidad, lo que somos, es como un volcán que erupciona arrasando con todo. Puedes intentar que el volcán permanezca dormido, pero tu identidad acaba brotando, como la lava. Porque no puedes silenciar ni aplacar lo que eres.

     

    -El corto se puede ver Movistar, en tu opinión, ¿las plataformas han venido a salvar la industria del cine?

    -No sé si salvar es el verbo, pero sí han llegado sin duda para cambiar las reglas del juego para siempre y hay que aceptarlo y adaptarse. Hay más trabajo para todo el sector audiovisual, eso es un hecho, pero por eso también es cada vez más complicado que lo que quieres contar se abra camino entre tanto producto. Todo se ha vuelto más efímero, parece que las películas o las series se hacen para ser devoradas en un día o dos y luego ser olvidadas en pos de devorar nuevas producciones. El espectador además se ha vuelto soberano, tiene tantísima oferta para ver… y ya no hay paciencia ni puedes decirle cómo y en qué condiciones ver tu obra. Porque, si quiere, verá tu peli en su teléfono y con auriculares en el metro, aunque a ti te horrorice la idea de que su trabajo, ese donde tanto cuidaste la fotografía o la ambientación sonora, se vea de esa manera.

     

    Para mí la experiencia de acudir a una sala de cine sigue siendo única e insustituible. Es el único lugar en el que las películas te dominan a ti en vez de tú a ellas. En casa tienes distracciones, el móvil, las redes, la posibilidad de dar al stop o incluso, ahora, la opción de acelerar su reproducción, algo que me parece espantoso. Igual es que me estoy haciendo mayor, pero es que además noto que lo que veo en casa no se agarra a mi memoria de la misma manera. Recuerdo de forma mucho más nítida lo que veo en una pantalla de cine que lo que veo en la tele.

     

    -Aunque “Seis puntos sobre Emma” fue muy aplaudida y has participado en más largometrajes, tienes más de 40 cortos, ¿qué tienen los cortos que te atraen tanto?

    -De los cortos me atrae que son mucho más inmediatos. Financiar un largo es algo arduo, complicado, quema mucho… Pero la posibilidad de hacer un corto pequeño, con dos actores inspiradores y enseñarlo en pocos días al mundo es algo que me nutre como director, que me permite probar sin tanta responsabilidad. Y luego hay historias que solo pueden contarse en pocos minutos, que no tendrían sentido en un largo. Por eso me encanta el formato corto en sí mismo, sin verlo como un pasaporte para hacer largos.

     

    -¿Qué debe tener  una historia para que quieras contarla?

    -Busco que lo que cuento llegue y traspase al espectador, que le modifique un poquito al menos y que le sirva para algo incluso.  Porque las historias sirven e iluminan caminos. Cuando un chico me escribe y me dice “he usado tu corto para contarle a mis padres que soy gay” o “me siento menos bicho raro cuando veo tus pelis”, siento que lo que hacemos tiene mucho sentido. También intento hacerme preguntas con las historias que cuento y compartirlas con el espectador. Preguntas para las que muchas veces no tengo respuestas, pero eso es lo estimulante. Creo que el cine más atractivo es el que es capaz de generar conversación, que te interpela y te pregunta “¿qué harías tú si algo así te pasara?”, aunque sea en algo aparentemente inofensivo como una comedia romántica, donde muchas veces se cuelan cuestiones importantísimas sobre las relaciones y lo tóxico de los vínculos.

     

    -¿Cómo eliges a tus actores? ¿Los imaginas ideales para un personaje o creas los personajes para ellos?

    -No tengo un método concreto. Sí que conozco a muchos actores, tengo muchos actores… Estoy rodeado de gente inspiradora y eso me ayuda a poner rostro fácilmente a mis personajes. Muchas veces sí que escribo directamente un personaje pensando en un actor concreto y enseguida se lo ofrezco. Es un subidón cuando tienes delante de la cámara justo al actor o la actriz que imaginaste mientras escribías

     

    -Entre los grandes directores españoles, ¿cuáles destacarías por su influencia o, sencillamente, por que te gusta su trabajo?

    -Si de influencia hablamos, está claro que Almodóvar tiene un lugar en la cúspide. Conseguir que con solo ver un plano sepas quién lo ha dirigido es algo con lo que soñamos muchos y muy pocos consiguen. Y luego otros con lugar histórico también incontestable: Buñuel, Berlanga… Ahora estoy flipando mucho también con el cine quinqui de Eloy de la Iglesia, al que antes no había prestado la atención que merece.

     

    -¿Con qué actor/actriz, aún no has podido trabajar y te gustaría hacerlo?

    -Muchos. Pero por soñar alto diré dos que no son españoles: Jake Gyllenhaal y Michelle Williams.

     

    -Si alguien no conociera tu obra y le tuvieras que recomendar uno solo de tus trabajos para apreciarla, ¿por cuál te decantarías?

    -Quizá “Los gritones”, que además dura un minuto y se ve rápido. Es un corto que me ha dado enormes alegrías y que incluso sigue dándomelas. Creo que representa bien la búsqueda que me ha guiado siempre: la de intentar encontrar ideas que interesen al público sin que requieran grandes medios ni gran presupuesto.

     

    -¿En qué estás trabajando ahora?

    -Estoy en pleno montaje de mi nuevo largometraje, “Lugares a los que nunca hemos ido”, con un reparto que me hace sentir muy afortunado: Belén Fabra, Francesc Corbera, Pepe Ocio, Verónika Moral, Emilio Buale, Ana Risueño, Sergio Torrico, Miguel Diosdado, Laura Rozalén y Andrés Picazo. También se acaba de anunciar algo que me hace mucha ilusión: el 19 de enero del año que viene haré mi debut teatral, con un texto que escrito y dirigiré. Será en el Centro Dramático Nacional, en el Teatro María Guerrero. Se titula “Manual básico de lengua de signos para romper corazones” y es una historia a medio camino entre las palabras habladas y la lengua de signos.

     

     

     

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