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Rufina Santana: “No comprendo el parón cultural producido en Lanzarote en el último año”

La pintora canaria habla de su manera de entender el arte, de su obra y de la evolución cultural de las islas en los últimos años

 

  • Lancelot Digital
  • Jesús Betancort
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    -¿Cómo definiría el concepto de arte?

    -Bueno, por una parte, está el concepto de arte como estilo de vida o forma particular de estar en este mundo y, por otra parte, está el arte como el objeto construido por el hombre. Pintura, danza, música, literatura o un edificio, algo que representa el sueño de la persona que lo realiza, del artista. Ese objeto artístico siempre representa un mundo personal y la persona que lo recibe lo interpreta. Muchas veces el artista muestra, en ocasiones de forma obsesiva, una misma idea, y luego el espectador, el disfrutador de ese arte hace suya esa idea y accede al mundo del artista, la mayoría de las veces onírico. Esto se ve muy claro, por ejemplo, en el cine que nos permite meternos dentro de la película y olvidarnos de todo.

     

    -¿Y en la pintura?

    -Se trata de una interpretación bidimensional en al que a través de las capas, en mis cuadros siempre hay muchas capas, se puede acceder a esa ensoñación que el pintor trata de mostrar. Siempre depende del que lo hace y del que lo observa.

     

    -¿Y quiénes son sus referentes? ¿Han ido cambiado con los años?

    -Mis referentes están repartidos por toda la historia de la pintura en distintas fases. Monet, con sus jardines, su sensibilidad hacia la luz, su dominio del color…, es un referente claro. Me ha marcado también mucho el expresionismo abstracto, como Willem de Kooning, por ejemplo. Ellos hicieron que en el arte predominara la pincelada suelta, y la expresión del color. Lo cierto es que también tengo referentes en la filosofía, en la literatura, en la música, como Los paraísos artificiales de Baudelaire…  También en el arte canario tengo referentes, como Felo Monzón, Óscar Domínguez, Rodolfo Ackerman, que fue maestro mío, César Manrique, una figura que hay que conocer en profundidad para poder entender esta isla, y también teóricos contemporáneos como Antonio González, que fue mi maestro durante muchos años, sobre todo, en mi etapa de juventud. Han cambiado poco con los años, la verdad.

     

    -¿Es difícil destacar en el mundo de la cultura canaria siendo mujer?

    -En la cultura canaria es difícil destacar siendo hombre y mujer, pero lo cierto es que, en este último caso, aún más. Debo decir que en los últimos años se está haciendo un esfuerzo por balancear la cuestión de género en las islas, pero lo cierto es que somos islas dentro de islas, y muchas veces lo que sucede en Lanzarote no llega ni siquiera a Gran Canaria. Esto da una gran tristeza, y los artistas sufrimos estas consecuencias. De todas formas, si eres bueno en lo que haces, y trabajas al compás de la cultura de tu tierra, estableces una comunidad que te apoye, creo que el éxito acaba llegando. Sobre todo, hoy en día, gracias a las redes sociales. Y las mujeres tenemos talentos que facilitan el destacar, como nuestra adaptabilidad. Destacar es cuestión de talento y trabajo.

     

    -En su caso, ya destacaba siendo apenas una niña, o al menos, muy joven, ¿qué le ha resultado más complicado en este proceso?

    -Con doce o trece años, yo ya quería estar activa en la vida cultural de Las Palmas, en la zona de Vegueta. La gran complicación era la familia. En esa época las chicas estábamos destinadas para otras cosas, y lo difícil, en mi generación, las nacidas en los 60, era romper con lo establecidos. Y fuimos nosotras las que en los años 80 armamos la que armamos. Nosotras apostamos por sorprender, cuestionar, romper, innovar y eso no fue fácil.

     

    -¿En que situación se encuentra en estos momento el arte, la cultura, en Canarias y cómo ha sido la evolución de las últimas décadas?

    -La cultura en Canarias es el resultado de un gran mestizaje de culturas y siempre hemos estado abiertos al mundo, especialmente después del Franquismo, pero ya en los 60 lo éramos. Ya se empezaba a viajar, se estudiaba fuera y, a la vuelta de todo eso, hemos llegado a una Canarias más culta y mejor situada en el panorama nacional e internacional. Tenemos grandes músicos, pintores, bailarines… grandes artistas en todas las facetas de la cultura que están por el mundo y luego traen la gloria a las islas. Ahora mismo estamos viviendo una época de reseteo a nivel global y parece que se están cayendo las viejas estructuras, pero yo tengo una fe inmensa en que las nuevas infraestructuras que se están generando son más solidarias.

     

    -¿Y en Lanzarote?

    -A mí me ha preocupado en el último año el parón cultural que se ha producido. No comprendo porqué si seguimos pagando impuestos, estamos vivos y tenemos ganas de trabajar en una industria que da trabajo a unas 30.000 personas, de manera directa e indirecta, se para la cultura. Lo lógico hubiera sido mantener un modelo mixto, en parte presencial, con menor aforo y cumpliendo la normativa. También de puede trabajar de manera virtual, una exposición, un concierto… cuesta dinero, sí, pero la cultura es un bien esencial. No comprendo porque se ha parado la cultura de esta forma. Es preciso realizar una revisión profunda de quiénes son los que manejan los hilos. Creo que debe hacer un plan cultural potente… y la verdad, no lo veo.

     

    -En su caso, el arte va relacionado con un lugar… es decir, ¿su proceso creativo es el mismo en Lanzarote y en Miami?

    -No, no es igual, todo nos influye, el lugar, la luz, la gente que tenemos alrededor. He tenido estudios durante muchísimos lugares del mundo y creo que, a pesar de que la mirada del artista no tiene que ver con el lugar, este aporta su propia energía y eso se traslada al cuadro. El hilo conductor es el mismo, es cierto, pero todo influye.

     

    -¿Cómo se enfrenta al lienzo en blanco Rufina Santana?

    -Como me enfrento a la vida a diario, desde el amor a lo que hago, al lugar en que me encuentro y el amor incondicional a la obra que estoy haciendo porque, mientras pinto, ese amor es incondicional. Luego, sí vienen los contratos y las ventas porque de eso vivimos, pero cuando pinto lo doy todo.

     

    -¿En qué está trabajando ahora mismo?

    -Lo cierto es que desde hace un tiempo trabajo por encargo y, cuando no es así, hago trabajos de investigación. Ahora mismo estoy investigando en el mundo digital que a mí me encanta desde que comenzó. Yo tenía conexión a Internet cuando apenas lo tenía una treintena de personas. Mi pintura sigue ligada a los azules, estoy haciendo cuadros circulares, y un cuadro enorme para el Gran Hotel de Arrecife, acabo de terminar los murales del Hotel Fariones… siempre estoy trabajando.

     

    -Abre además las puertas de su casa para mostrar su obra y para ofrecer charlas, talleres y clases… ¿se puede enseñar el arte o hay que nacer con esas capacidades? ¿Qué importancia tiene su galería, su casa, en el conjunto de tu trabajo diario?

    -En el conjunto de mi trabajo, tanto Paco Curbelo como yo, hemos dedicado parte de nuestra creatividad al lugar dónde vivimos. Creo que en eso hemos sido avanzados. Nuestra casa es la garantía de que lo que hacemos es real. Nuestra casa es lo que somos. No tenemos la necesidad de estar fuera de ella porque hemos generado cada uno de los espacios de forma orgánica, adaptados a nuestras necesidades reales. Ahora mismo creo que es lo que todo el mundo está haciendo porque es lo que exige el teletrabajo, nosotros ya lo entendimos hace tiempo.

     

     

     

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