Buenas noticias: la pesca seguirá a flote
La rúbrica que finalmente tuvo a bien echar el Rey de Marruecos, Mohamed VI, sobre el acuerdo de pesca con la Unión Europea, tras casi ocho meses después de que fuera ratificado en el Parlamento europeo y cinco desde que hiciera lo propio el Parlamento marroquí, ha permitido darle un soplo de viento en popa al sector pesquero lanzaroteño que respira aliviado justo cuando estaba a punto de amarrar los barcos a puerto el próximo mes de septiembre.
Se trata de una muy buena noticia que permitirá que los únicos seis barcos atuneros que aún quedan en Lanzarote (de forma casi heroica, todo hay que decirlo) y otras embarcaciones artesanales de la isla, puedan poner rumbo en las próximas semanas hacia el caladero marroquí y así poder seguir faenando hasta diciembre, persiguiendo el rastro de las “manchas” de atún, en argot marinero, que a partir del mes de julio abandonan las Azores y deciden moverse hacia las aguas del país vecino. En total serán 37 las embarcaciones canarias que saldrán beneficiadas por el acuerdo.
El presidente de la Organización de Productores de Túnidos de Lanzarote (Optuna), Andrés Cedrés, ha mostrado su satisfacción por el anuncio del monarca alauita. De aquí a final de año, si se da una temporada a favor, podrían llegarse a alcanzar las 2.000 toneladas de capturas (cifra que se considera una buena zafra), o al menos llegar a las 1.500 que se lograron en 2013, con lo que se lograría mantener en activo la fábrica de Naos durante todo este año. En Lanzaroteel sector atunero da trabajo de forma directa más de 80 personas, cifra que se multiplica por cuatro si se suman los empleos indirectos. Nada desdeñable en momentos como los actuales.
Hay alegría y optimismo en el sector, aunque también prudencia. No es para menos. Tres años llevaban los barcos lanzaroteños sin poder acercarse al caladero marroquí. Tres años sin un acuerdo que indudablemente ha perjudicado a la flota pesquera conejera. Tres años que constituyen tan sólo el último episodio de la historia reciente del que fuera, antes de la llegada del turismo, el mayor y principal motor económico y social de Lanzarote en las últimas décadas del siglo pasado, hasta los 90, incluso por encima del sector agrícola y ganadero.
Basta decir que en los años 60 y 70 era la pesca la que movía el 70% de la economía de la isla. Y aunque ahora resulte lejano, y hasta casi pueda parecer una leyenda para los lanzaroteños más jóvenes nacidos al socaire de la actividad turística, una pequeña isla como Lanzarote llegó a situarse entre las zonas más importantes del mundo en lo que a captura de sardinas se refiere. A principios de los 80, el sector pesquero de la isla llegó a contar con nada menos que 40 barcos artesanales (sardinales, de bajura, cordel…) muchos de ellos de madera que más tarde se fueron sustituyendo por embarcaciones más potentes de hierro. La pesca se erigió durante décadas en una actividad pujante y próspera, debido al rico caladero canario-saharaui en el que podían faenar libremente los pescadores conejeros. Hasta el año 82, fecha en la que se firma el primer acuerdo pesquero con Marruecos, y comienza la decadencia. La entrada de España en la Unión Europea dejó en manos de complejos intereses supranacionales la firma de los convenios con el Reino alauita en materia pesquera y las restricciones para faenar en aguas marroquíes llevaron al sector de la pesca en Lanzarote a ir languideciendo paulatina y lentamente. Así, a principios de los 90, las cinco fábricas de conservas que se habían establecido en Arrecife y que habían proporcionado un medio de vida a muchos lanzaroteños, fueron cerrando sus puertas, mientras Lanzarote ya se encontraba inmersa en pleno auge de la industria del turismo.
Aunque a día de hoy el peso específico de la pesca en Lanzarote, lamentablemente, ya no es el mismo, lo cierto es que el acuerdo anunciado por el Rey alauita aprovechando la visita del Rey de España en señal magnánima de buena voluntad, es una de las noticias más esperadas por el sector, y de las mejores que se podrían haber recibido, pues abre una puerta a la esperanza para que esta actividad productiva no termine abocada a su desaparición.
La culminación del convenio de pesca no sólo ha llegado en el mejor momento, ya que podría permitir salvar la zafra de este año, sino que, más allá del corto plazo, en los próximos cuatro años que dura el acuerdo de la UE con el país vecino, contribuirá a mantener la actividad del sector pesquero de la isla, que, a base de perseverancia y sobre todo con mucha proeza, ha ido logrando en los últimos años, a duras penas y con el viento de las negociaciones internacionales en contra, mantenerse a flote tras cerca de 25 años inmerso en una lenta agonía. Al parecer nuestra actividad pesquera podrá seguir manteniéndose, que es lo importante. Ahora solo queda cruzar los dedos para que, si no hay un cambio de última hora en la interpretación de coordenadas por parte de Marruecos, los barcos conejeros zarpen cuanto antes rumbo al caladero marroquí.