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Cándido Reguera, un “icono” de la política lanzaroteña

 

 


Cándido Reguera, uno de los políticos conejeros más representativos de la época democrática en la historia política de Lanzarote, nos decía adiós en esta madrugada (16 de enero) tras una larga enfermedad a la que había hecho frente con la misma vitalidad y el mismo optimismo que caracterizó toda su vida. Hombre entusiasta y luchador, desde muy joven participó en política, su “gran pasión”, como reconocía en la última entrevista escrita que publicaba el pasado mes de octubre la Revista Lancelot. Tenía tras de sí una dilatada experiencia política. Con tan solo 28 años, dentro de las siglas del CDS, fue vicepresidente del Cabildo bajo la presidencia de Nicolás de Páiz, dese 1987 a 1991, donde mantuvo su condición de consejero de la Institución insular hasta 1995. Tras unos años fuera de la política activa, en 1998 ingresó en las filas del Partido Popular y un año más tarde encabezó la lista al Ayuntamiento de San Bartolomé, corporación de la que fue concejal hasta el año 2004. Desde el año 2000 hasta 2007 fue parlamentario nacional en el Congreso de los Diputados, condición que abandonó tras presentarse como candidato a la alcaldía de Arrecife. En 2010 se convierte en alcalde de la capital y en las elecciones de 2011, bajo su liderazgo el PP en Arrecife dobla el número de concejales, pasando de cuatro a ocho y convirtiéndose en la primera fuerza política de la capital, un hito histórico y algo impensable hasta entonces para el PP de Lanzarote, que siempre había sido una fuerza residual. Fue alcalde hasta 2012, año en el que un nuevo pacto político relegó a Reguera a la oposición.

 

Mucha ha sido su actividad política en sus más de 25 años de trayectoria pública, imposible de resumir en estas pocas líneas. Pero es precisamente esta última etapa donde Cándido Reguera alcanzó su madurez política, convencido y obsesionado de las “grandes oportunidades” que para él encerraba Arrecife. Fue el alcalde del Icono del Islote del Francés, el símbolo de lo que, según él transmitía sin descanso, “Arrecife podría llegar a ser”. Pero también estos últimos años fueron muy duros para él y su familia: a la grave dolencia que le fue diagnosticada hace dos años, se le sumó una imputación judicial que le afectó profundamente en silencio, a pesar de que nada pudo con su obsesión por mejorar la capital y su entusiasmo por los asuntos públicos.

 

A nivel personal destacó por su carácter afable y vitalista. Respetado por sus adversarios políticos, querido por quienes le conocían de cerca, fue un demócrata convencido, ideológicamente moderado y de centro, a quien todos reconocen como un hombre esencialmente bueno, incapaz de hacer daño a nadie adrede. Fue un hombre familiar, que adoraba a su mujer, Carla, y a sus dos hijas. El próximo 28 de enero hubiera cumplido 57 años. Se fue Cándido Reguera sin ver cumplido su sueño: hasta el último momento luchó y mantuvo la esperanza de poder volver a la política activa. Nunca se rindió en su empeño por ver el patito feo de Arrecife convertido en cisne. Desde estas líneas, en nombre de todo el Grupo Lancelot Medios, queremos transmitir a su mujer, a sus hijas, a sus hermanos, a sus amigos y allegados, nuestro más sentido pésame. Se fue un lanzaroteño bueno. Que descanse en paz.

 

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