Viernes, 05 Diciembre 2025
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loli corujo psoe lanzarote

  • Lancelot Digital
  • Cedida

El PSOE ha difundido un duro comunicado acusando al Cabildo de Lanzarote de exhibir subvenciones sociales mientras cientos de familias siguen atrapadas en interminables listas de espera de dependencia y discapacidad. María Dolores Corujo afirma que "detrás de cada expediente hay una vida paralizada", denunciando hipocresía institucional y un gobierno más preocupado por la foto que por resolver expedientes. El mensaje es contundente. Pero también invita a una reflexión inevitable: la realidad que hoy el PSOE denuncia no es nueva ni apareció con el actual gobierno. Esa misma situación —las listas de espera, los retrasos, el lento reconocimiento de grados de dependencia— ya existía bajo el mandato de Corujo. La diferencia es que ahora con el gobierno de Oswaldo las listas de espera de la dependencia en Lanzarote se han rebajado.

Es cierto que en aquella época también había subvenciones sociales, pero el volumen, la cobertura y la coordinación con el tercer sector eran limitados. Hoy, el gobierno de CC–PP no solo mantiene esas ayudas, sino que las ha incrementado, reforzado y complementado con una relación más fluida con las entidades sociales que prestan apoyo directo a los colectivos más vulnerables. La diferencia no es menor: entonces muchas organizaciones se sentían enfrentadas al Cabildo; ahora encuentran interlocutores y recursos.

Por eso este comunicado del PSOE puede leerse como un recordatorio involuntario: las políticas sociales no se sostienen solo con discursos. Quien hoy exige diligencia tuvo cuatro años para mejorar el sistema y no logró despejar las listas de espera que ahora denuncia. Criticar es legítimo, imprescindible incluso, pero requiere coherencia. La ciudadanía merece rigor, no reproches cíclicos que olvidan el pasado inmediato.

Si la prioridad son las personas dependientes y las familias cuidadoras, el debate no puede quedarse en la foto ni en el titular. Lo necesario —ayer, hoy y mañana— es agilizar expedientes, aumentar recursos humanos y coordinar la respuesta pública con quienes están sobre el terreno. Y eso exige menos pose y más gestión. El PSOE ya estuvo en esa posición de responsabilidad y no consiguió despejar el colapso. Ahora exige al nuevo gobierno aquello que ellos mismos no resolvieron; la diferencia es que este ha ampliado ayudas y recuperado el diálogo social.

La foto pasa. La realidad permanece. Y la coherencia política también debería ser mayor.


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