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De mal a peor

  • Lancelot Digital
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    Podía haber salido mal, pero no tan mal. Esa es la conclusión a la que ha llegado la mayoría de los lanzaroteños con La polvareda ocasionada por el espectáculo ofrecido por el Cabildo de Lanzarote en el asunto del Rally Isla de los Volcanes, todo un ejemplo de cómo no se deben gestionar los asuntos públicos desde las administraciones.

     

    La suspensión del rally de manera oficial, apenas 24 horas antes de que comenzara, por parte del Cabildo, al entender que un informe de Medioambiente del propio Cabildo, no habilitaba la prueba por dañar el medio ambiente insular, resulta inaudita. Y no tanto porque pudiera haber dudas sobre el impacto sobre la flora y fauna sino por el tiempo en que se tardó en emitir los informes por parte de Medioambiente, como el propio Consejero de Actividades Clasificadas, Marcos Bergáz, insinúo en Café de Periodistas.

     

    Las consecuencias de esta suspensión de última hora son enormes y ridiculizan la actuación administrativa del Cabildo. Lo que es peor, manchan la imagen de Lanzarote en su apuesta por pruebas de nivel, y esta lo era por ser puntuable para el campeonato de de España de Rallies de Tierra a la que venía la élite de los pilotos de esta competición.

     

    Es evidente que el pulso que ha habido entre los dos socios de gobierno se ha resuelto mal. Todo parece indicar que el PSOE estaba por la labor de buscar una solución para el rally, al menos en esta edición, en la que el Cabildo es el principal patrocinador, y especialmente por la importante repercusión mediática que esta prueba iba a tener a nivel nacional. No se puede olvidar que iba a ser retransmitida en directo por Todo Deporte.

     

    Se entiende que el consejero de Actividades Clasificadas no quisiera correr el riesgo de aprobar una actividad con informes que podrían comprometerlo jurídicamente si ningún técnico se atrevía a avalarlo, pero no se está hablando de eso. El evitar que la carrera pasara por ciertos caminos para no dañar la flora y la fauna insular es perfectamente entendible y justificable. Esa no es la discusión. Tampoco si una isla que apuesta por un modelo sostenible debe acoger rallies. Esa es otra discusión para otro momento. Aquí estamos hablando del perjuicio que se ha causado a la imagen de Lanzarote, a los organizadores de este rally, a los pilotos que se desplazaron desde la península, pero sobre todo a los miles de aficionados.

     

    Lo ocurrido debe servir para que algo así no se vuelva a repetir nunca. Podemos ha ganado este pulso, pero es el PSOE el que ha quedado como el principal responsable de la suspensión. Lo cierto es que la consejera de Medioambiente, Elena Solis, de Podemos, empieza con mal pie porque ha preferido, en lugar de tratar de salvar una tradición insular como este rally, ha preferido pasar por encima de todos los aficionados del mundo del motor. El círculo cercano a Dolores Corujo exige que se depuren responsabilidades por la mala gestión de este asunto. Esperemos que así sea y le sirva de corta fuego a la presidenta, que al fin y al cabo, es la principal señalada como máxima responsable de la institución insular. Por lo demás, pedir disculpas a la organización por el bochornoso espectáculo vivido estos días, muchos ciudadanos han tomado nota.

     

     

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