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El miedo puede más que los rebrotes

 

 

  • Lancelot Digital
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    No se esperaba en Canarias, ni tampoco en España, teniendo en cuenta las altas temperaturas que tenemos en verano en nuestro país, que se produjeran tantos rebrotes como los que se han experimentado en las últimas semanas de agosto. El crecimiento exponencial de los contagios es atenuado pero constante. Esto puede provocar un doble problema: sanitario, por una parte, pero sobre todo económico. Ambos muy preocupantes. En el primer caso parece que todo está, de momento, controlado. También es cierto que la Sanidad canaria y estatal estaban prevenidas en esta ocasión, teníamos más experiencia, se conoce más al virus  y, por lo tanto, estábamos más preparados que cuando el Covid-19 apareció en nuestras vidas. En este sentido, es fundamental seguir dando esa imagen de seguridad, de destino al que se puede venir sin peligro, en los próximos días. De ello depende nuestro futuro inmediato.

     

    Pero lo cierto es que estos rebrotes constantes están poniendo en peligro la imagen de Canarias. Alemania, a principios de agosto, salvaba a Canarias de la quema y era el único destino de España para el que los germanos no exigían cuarentena a su regreso. Sin embargo, ya a mediados de mes, la situación se iba poniendo al límite y, al cierre de la edición, no sabemos qué puede llegar a pasar. Tal vez tampoco se fíen los alemanes de Canarias. Los británicos no nos salvaron de la lista negra, ni parece que lo vayan a hacer a corto plazo cuando España es el país europeo con mayor índice de contagios en las últimas semanas.

     

    Lo único positivo de todo esto es que Bruselas no ha recomendado el cierre de fronteras, sino medidas y protocolos que aminoren al máximo los contagios. Ya no hay marcha atrás y hay que convivir con el virus, la economía no aguantaría otro confinamiento. Pero en el más difícil todavía que vivimos con el virus, hay otra prueba de fuego que hay que pasar: el inicio del curso escolar. La incertidumbre es absoluta. Aún no se sabe cómo será, pero lo que sí está claro es que tanto la consejera de Educación, Manuela Armas, como el Gobierno de Canarias, se la juegan. Y no es fácil acertar con las medidas adecuadas, no es sencillo saber cómo hacer las cosas para poder controlar la situación.

     

    No nos cabe duda de que las clases deben ser presenciales. Es necesario, sobre todo en el caso de los alumnos de menor edad, así lo recomiendan los profesionales de la enseñanza y los psicólogos. El entorno social y educativo es tan importante para los niños como las propias clases.

     

    Pero la mayor dificultad para Lanzarote, y Canarias, es que no podemos volver a atrás. Ya hay consecuencias nefastas. España perderá este verano 100.000 millones de euros por la bajada del turismo. En el caso de Canarias, las pérdidas se estiman entre 15.000 y 20.000 millones de euros.

     

    La rebaja de expectativas del sector de cara al invierno, teniendo en cuenta los rebrotes y las medidas restrictivas, es un hecho. No han abierto tantos hoteles como se esperaba. No habrá tanto turismo como se creía, la situación está al límite y la patronal está pidiendo que se amplíen los ERTEs hasta el primer trimestre del 2021 porque este otoño-invierno se da prácticamente por perdido. También los autónomos están pidiendo la ampliación de los Ertes porque ven que no pueden más. Si el Gobierno no ayuda, las consecuencias serán dramáticas.

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