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Fase 3 o fase 2, quedarse cortos o pasarse

 

  • Lancelot Digital
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    Parecía que sí, pero, una vez más, ha sido que no. Lanzarote, mayoritariamente, ha recibido con desagrado la noticia de que durante una semana más la isla se mantendrá en alerta 3 cuando todos los indicadores sanitarios parecían anunciar que, de una vez por todas, pasaríamos a la fase 2. El problema parece ser solo uno: la falta de camas en la UCI del Molina Orosa porque, lo cierto es que la presión hospitalaria ha disminuido muchísimo en las últimas semanas. Lanzarote llegó a tener más de 40 personas en planta y hasta catorce en la UCI. En estos momentos hay doce personas en la UCI y cuatro en planta. El número de contagios se ha reducido de manera exponencial y constante: la isla alcanzó los 1.200 casos activos de covid y hoy solo queda un centenar de personas con coronavirus.

     

    A todo esto, hay que añadir que cuando comenzó la tercera ola en Lanzarote, a principios de enero, la mayor parte de las personas que se contagiaban eran mayores de 60 años y en la actualidad la edad media se ha reducido notablemente. Además, según los profesionales sanitarios hay que tener cuenta, como un aspecto positivo, que la población de riesgo ya ha sido vacunada, bien con las dos dosis o con la primera. Esto supone que la presión hospitalaria será menor a partir de ahora porque el ochenta por ciento de las personas que acaban ingresando en el hospital pertenecen a este colectivo.

     

    Y volvemos al inicio, con una reducción de casos positivos evidente, el único requisito que no se cumple es el de la presión en la UCI y esto no se debe a un mal comportamiento de los lanzaroteños, sino a una falta de infraestructuras evidente.

     

    Todos los profesionales sanitarios reconocen que diez camas de UCI para una isla que tiene 150.000 habitantes, a los que se suma, en una situación normal no pandémica, una población flotante de entre 50.000 y 80.000 turistas diarios, son claramente insuficientes.  Lanzarote hace tiempo que necesita veinte camas de UCI. Evidentemente, esta clara falta de infraestructuras hace que, al contar solo con diez camas y haber doce personas en la UCI covid y otras ocho en la UCI no covid, a día de hoy, la presión hospitalaria en Urgencias sea excesiva.

     

    Este único parámetro nos ha dejado en fase 3. La sociedad lanzaroteña no comprende este exceso de celo y temen que hayan sido las propias autoridades lanzaroteñas, especialmente el Cabildo, las que hayan aconsejado al Gobierno de Canarias que no se nos baje de nivel durante otros siete días.

     

    Puede que el Cabildo haya acertado en muchas ocasiones en las medidas de restricción impuestas y no siempre comprendidas por la población, ávida de recuperar lo antes posible cierta normalidad ante la crisis económica que sufre la isla. Hemos respaldado esas medidas en los momentos más críticos porque tenemos claro que prevalece la salud. Sin embargo, creemos que, si realmente está en la situación de aconsejar o influir en el Ejecutivo regional a la hora de decidir si Lanzarote baja o no de nivel, cuando todos los marcadores indican que podemos bajar, se equivocan al no solicitar la bajada.

     

    El Cabildo en la Mesa Insular ha tomado muchas medidas no comprendidas, especialmente en el mundo de la cultura, el deporte, para el sector primario o la restauración, y a veces ha acertado, es cierto. Pero en aquellos momentos, era lo que se debía hacer. Lanzarote pasaba por malos momentos sanitarios. Ahora no. Ahora la situación no es la que era. De hecho, estamos con una incidencia acumulada de 32’2 por cada 100.000 habitantes a los siete días y de 101´8 casos a los catorce. Lanzarote ya debía estar en nivel 2 hace tiempo.

     

    No se entiende e, inevitablemente, da la impresión de que existe un cierto tipo de personas, con su sueldo asegurado y sin miedo a no tener qué comer al día siguiente, que no ven lo angustiosa que es esta situación. No lo comprenden. Hay una gran parte de la población lanzaroteña, pymes y autónomos, que no han recibido ayudas prácticamente en todo el año que llevamos de pandemia, y ya no pueden más. Una semana puede ser la diferencia entre que un negocio aguante y siga abierto o decida echar el cierre para siempre. No se trata de mantener la esperanza, es que los impuestos, las tasas y las cuotas de autónomo, hay que pagarlas todos los meses. Al Estado no le importa la fase en la que estemos, pero los bolsillos de los ciudadanos, no lo aguantan todo. De hecho, ya no aguantan más.

     

     

    No se puede soportar más. Esta situación es insostenible. Y, justo por eso, le pedimos al Cabildo que, si es cierto que tiene ‘mano’ para que esto se revierta, la use ya, de manera urgente, para que este mismo lunes Lanzarote baje a fase 2. No es un capricho, es justicia.

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