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La manifestación del cabreo

 

 

  • Lancelot Digital
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    La manifestación celebrada el pasado 20 de abril, al margen de las cifras de seguimiento contadas por unos u otros, que bajan y suben según quién las cuente, dejó claro que existe una sensación evidente de descontento en una parte importante de la población. Un malestar que realmente es difícil de concretar, dado el amplio abanico de temas que se reivindicaban: la falta de vivienda, el exceso de turismo, los bajos sueldos, los cortes de agua, las infraestructuras obsoletas, ecotasa... No va a ser fácil para el Gobierno de Canarias, Cabildos y ayuntamientos ponerse de acuerdo en las soluciones, pero mal harían si no escuchan el sentir mayoritario.

     

    En cualquier caso, esta desazón creciente sí se puede centrar en varios motivos: el gran crecimiento de Canarias en los últimos años, unos 25.000 residentes por año. Esto en un territorio limitado, con infraestructuras obsoletas e insuficientes, y con una población, que, en el caso de Lanzarote, se ha incrementado en un 40% en los últimos 25 años, genera tensiones. Todo esto intensifica el malestar existente hasta exagerar los problemas que todo crecimiento rápido y no deseado genera.

     

    Lo cierto es que este mensaje ha llegado a todos los grupos políticos y cada uno lo ha utilizado a voluntad, unos de manera coherente y otros de manera cínica, como ha sido el caso del PSOE, que poco hizo en los últimos cuatro años para regular el alquiler vacacional. Sin duda ha sido su crecimiento exponencial en los últimos 4 o 5 años en Canarias, un grave problema a resolver. Ya, y es positivo, el gobierno de Clavijo ha sacado un anteproyecto de Ley para regular a la baja esa actividad creciente. Tampoco hizo demasiado el PSOE, aunque lo intentó, por incrementar el parque inmobiliario, algo que este gobierno comienza a hacer efectivo. Tampoco en materia de carreteras, mejora de hospitales o en el tema del agua. En general, se hizo poco, por no decir nada. Ahora veremos que es capaz de hacer Fernando Clavijo.

     

    Todos estos males tienen muchos culpables, sobre todo los tres principales partidos que han gobernado Canarias en los últimos años, pero lo difícil no es diagnosticar sino decidir cómo deben solucionarse los problemas que ha generado el gran crecimiento poblacional experimentado.

     

    Si hay una cosa clara es que las decisiones no pueden ser precipitadas, tal y como decía el viejo refrán: vísteme despacio que tengo prisa.

     

    El turismo nunca puede ser el enemigo de Canarias, ni el problema. Tiene que seguir siendo la solución.

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