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La sanidad, eterna asignatura pendiente de Lanzarote

 

  • Lancelot Digital
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    A Lanzarote le duele la sanidad, que sigue siendo uno de los puntos negros más preocupantes en la isla. Y le duele mucho. Hace apenas tres años la isla entera se paralizaba por la pandemia del covid 19 y todos los ojos estaban puestos en el funcionamiento del sistema sanitario insular. El esfuerzo de los profesionales fue impresionante y la población se rindió a la evidencia de su relevancia. Durante unos meses, nada fue más importante que la atención médica, y se llegaron incluso a ampliar los turnos para poder seguir atendiendo las operaciones quirúrgicas y las especialidades, desplazadas debido a la gran cantidad de casos de covid que se producían entonces. Los profesionales médicos sumaron algunas tardes e incluso fines de semana a su horario laboral para agilizar las colas y evitar colapsos. En ese momento, la salud se convirtió en lo prioritario.

     

    No obstante, la memoria es frágil y nos volvemos a encontrar con los mismos problemas, aunque agravados. Hace unos días, una lectora de Lancelot digital nos hacía llegar un comunicado en el que manifestaba su malestar por llevar casi tres años esperando para ser atendida por un especialista. Al publicar la noticia en la web y en las redes sociales, los comentarios de otros ciudadanos no se hacían esperar. El número de pacientes que hay, en estos momentos, en la isla esperando a ser atendidos por un oftalmólogo, un dermatólogo o un traumatólogo es inmenso. La media de espera de estas especialidades, y de muchas otras, se sitúa en dos o tres años, lo que significa que el problema se va agravando sin que nadie atienda a los afectados. Tres años para que se atienda un malestar es demasiado, por lo que muchos se ven obligados a acudir a la sanidad privada.

     

    La sanidad sigue siendo el talón de Aquiles de la isla y la sociedad conejera reclama mejoras urgentes al Gobierno autónomo que parece mirar para otro lado. De hecho, existe un cierto malestar evidente en Lanzarote donde se percibe un cierto agravio comparativo en relación con la isla hermana de Fuerteventura. Los majoreros ya cuentan con un bunker de radioterapia en funcionamiento, mientras que aquí seguimos esperando, por poner un ejemplo. Pero no solo eso, es que a la hora de otorgar el ansiado helicóptero de medicalizado, el Ejecutivo también optó por Fuerteventura, a pesar de tener mucha menos población. ¿Qué ocurre con Lanzarote? ¿No tenemos el mismo derecho a ser atendidos que el resto de los canarios? ¿Dónde está la presidenta del Cabildo? ¿Dónde están los parlamentarios regionales de la isla?, se preguntan los conejeros.

     

    Es evidente que la sanidad lanzaroteña necesita ser reforzada. Necesita más medios, más infraestructura, más equipamiento y, sobre todo, más profesionales. No es una petición a largo plazo, los necesita ya porque quienes lo están pasando mal, no aguantan más. Y, no solo eso, habría que ir pensando ya en una nueva ciudad sanitaria, ya que el Hospital, constreñido por una zona de expansión industrial como Argana, se ha quedado muy pequeño para la isla y resulta ineficiente a la hora de atender a la actual población.

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