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La segunda oportunidad 

 

 

  • Lancelot Digital
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    Canarias y Lanzarote perdieron la primera oportunidad que le daban las bajas cifras de contagios que tuvo el Archipiélago y la Isla de los Volcanes en la primera fase de la pandemia para reelanzar la economía. Este hecho permitió a algunas empresas del sector turístico, nuestro principal y único motor económico, abrir sus puertas tras el cierre, con la esperanza, y corriendo riesgos, de que eso sirviera para reforzar la imagen de seguridad de la isla de cara a los países emisores de turismo.  

     

    La dicha, o la esperanza, duró poco. A las pocas semanas de haberse iniciado agosto, el sector comprobó que los rebrotes eran importantes y que tenía delante de sí la segunda oleada del virus. Tanto en Lanzarote como en Gran Canaria los contagios han sido muy numerosos, mucho mayores que en la primera oleada.  

     

    El sector, viendo el panorama, da por perdido el inicio de la temporada de otoño-invierno. Ahora nos queda luchar por bajar las cifras de contagio y ver que pasa con los países emisores, especialmente con Alemania, Países escandinavos, Reino Unido, Bélgica y Holanda.  

     

    En cualquier caso, haciendo un análisis de lo ocurrido, no se puede negar que se han cometido errores graves. Uno de ellos, el no forzar al Gobierno central para la realización de PCR o test en los aeropuertos canarios a todos los turistas. 

     

    Ahora, ante la presión del sector turístico y de la sociedad canaria, parece que el presidente del Gobierno, Ángel Víctor Torres, ha hecho un gran esfuerzo para que en octubre comiencen a realizase los ansiados test. Lo cierto es que ahora pocos test o PCR se van a realizar, porque pocos turistas van a venir a las islas, ya que Canarias ya se ha ganado esa mala fama tan temida de ser una de las zonas de riesgo de Europa.  

     

    A pesar de todo, la realidad es que esto es una exageración porque no todas las islas están igual y la capacidad de las instalaciones sanitarias está apenas a un cincuenta por ciento y las cifras se han estabilizado a la baja.  

     

     

    En cualquier caso, cambiar ahora no va a ser sencillo, pero tenemos delante nuestra una segunda oportunidad para no cometer los mismos errores que cometimos durante los meses de verano. El objetivo es conseguir que a partir de diciembre pueda realmente relanzarse el sector turístico. Cómo no sabemos cómo reaccionará el virus en otoño, la incertidumbre es absoluta. De hecho, ya tenemos la confirmación de que muchos establecimientos hoteleros no van a abrir en 2020 y la mayoría de los que abrieron en verano cerrarán. Algunos, desgraciadamente, ya lo han hecho.

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