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La uva pide agua

 

 

  • Lancelot Digital
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    Preocupante, así es la situación que padece La Geria debido al estrés hídrico acumulado durante los últimos años y exige una rápida solución. Los años que la isla lleva sufriendo sequías prolongadas, más los que queden por llegar, que pueden ser bastantes debido al cambio climático que trae consigo una reducción importante de las lluvias y, cuando las hay, caen de manera torrencial y perjudican más que ayudan, están poniendo en peligro gran parte de la producción de uvas de La Geria.

     

    En este sentido, la mayor parte de los agricultores, bodegueros y propietarios de fincas creen que es imperativo empezar a regar y han exigido al Cabildo de Lanzarote un plan de riego urgente. La Primera Corporación Insular lo que ha hecho al respecto es poner en marcha un estudio de la situación que vive La Geria para buscar soluciones. Y creemos, sinceramente, que acierta porque la salida no es regar por regar, ya sea con cubas o con una red que se instale para momentos puntuales. De hecho, el agua desalada, podría perjudicar la tierra y estropear la calidad de las uvas, por no ser un agua con los requisitos ideales para el riego agrícola. Eso es al menos lo que opinan algunos técnicos.

     

    Es cierto que los agricultores no hablan de una solución fija, sino de un recurso puntual para momentos críticos. Eso es justo lo que hay que estudiar, los beneficios y los posibles perjuicios, pero hay que tener muy claro que, si se hace esa aportación de agua extra, no puede ser la misma que se usa para el consumo humano, sino que hay que tratarla de manera adecuada para hacerla apta para el uso agrícola, hay que quitarle restos de sodio y de cloro que podrían perjudicar seriamente al suelo vegetal de las vides.

     

    Se entiende, no obstante, la preocupación de viticultores y bodegueros que están viendo como cada año merma un poco más su producción. Tienen miedo de no tener frutos hasta dentro de dos años o más a consecuencia de esta pertinaz sequía.

     

    Lanzarote tiene un clima semiseco, con una media histórica con una media anual de unos 140 litros por metro cuadrado que cada vez se reduce más y más. Esto genera otra preocupación mayor, más allá de una cosecha puntual, y es que gran parte de las viñas insulares son centenarias. Esto supone que su calidad es superior, pero la producción menor y, si encima se secan, acabarían por morir y tendrían que ser sustituidas por viñas nuevas que no comenzarían a dar uvas hasta pasados varios años. Una situación preocupante, se mire como se mire y que exige que se lleven a cabo actuaciones inmediatas.

     

    Lo paradójico es que nunca la actividad económica vitivinícola de La Geria ha estado mejor que ahora. Se paga a buenos precios y rápido, se vende toda la producción y nuestros caldos están magníficamente posicionados. Sólo hay que solucionar la sequía para que ese círculo virtuoso continúe.

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