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Llegó la hora de hablar con claridad

 

Una vez más el viejo debate sobre el sistema electoral canario vuelve a estar de actualidad. Las llamadas islas capitalinas, Gran Canaria y Tenerife, se enfrentan a las cinco restantes al exigir una supuesta mejora del Sistema Electoral Canario. Una reforma que, en el fondo, lo que pretende es romper el equilibrio que consiguió la triple paridad, premiar a las islas “grandullonas” a costa de las menos pobladas. Las primeras han conseguido, sobre todo Gran Canaria, que el Parlamento regional cree una comisión para trabajar en esa mejora del sistema electoral, o lo que es lo mismo, una comisión para acabar con la única fórmula que permitió el desarrollo de las cinco islas de menor peso político. Exigen acabar con la triple paridad. Esta exigencia, que apoya Nueva Canarias y también la cúpula de Podemos en las islas, trata de conseguir que tenga prioridad la población sobre el territorio. En la actualidad, el Parlamento de Canarias está formado por 60 diputados, 30 de los cuales representan a las islas de menor población, mientras que los otros 30 representan a Gran Canaria y a Tenerife. Ese equilibrio del que disfrutamos en la actualidad los canarios, no fue sencillo de conseguir y exigió arduas negociaciones a finales de los años setenta que acabaron plasmadas en el Estatuto de Canarias del año 82. Ahora se pretende hacer borrón y cuenta nueva, olvidar lo conseguido hasta el momento y romper con todo, para hacer mejor las cosas, o eso dicen las partes interesadas que hablan de injusticias mientras pretenden perpetrar una y no pequeña. Es difícil comprender que, a pesar de que el poder político, administrativo y económico, sigue implantado en las islas más pobladas, el cambio que se exige es presionar aún más a las cinco islas menores. Cambiar un sistema electoral para dejar a las islas menos pobladas más desasistidas aún. Si ya se producen abusos estando las cosas como están, la pregunta que nos hacemos es evidente: ¿cuánto más abusarán cuándo nos convirtamos en meros satélites de Gran Canaria y Tenerife? Se puede decir más alto pero no más claro: “Romper la triple paridad es quedarnos a merced de Gran Canaria y Tenerife”. Se puede mejorar el sistema, nadie lo discute, pero no así. No a costa de romper un frágil equilibrio que ha costado mucho trabajo lograr y que pese a todo, sigue siendo imperfecto, porque las cotas de poder siguen estando dónde están. De llevarse a cabo esta reforma, y siguiendo con la lógica de Podemos y Nueva Canarias, los más radicales, llegaría un momento en el que Gran Canaria y Tenerife seguirían aumentado población proporcionalmente mientras el resto de islas quedaría en puros satélites. Nos desdibujaríamos del mapa. Así las cosas, no podemos hacer otra cosa que alabar la idea del Cabildo de Lanzarote de llevar a Pleno una iniciativa contraria a la ruptura de la triple paridad y de cualquier sistema que rompa el equilibrio político actual entre las dos islas capitalinas y las cinco restantes. Hay que tener las ideas claras en este sentido. Es hora de que los partidos se retraten y digan con claridad si están dispuestos a romper con aquello que los prohombres canarios de las islas periféricas lograron a base de diálogo e inteligencia. Es lo hora de decir con claridad quién defiende los intereses de su isla y quién los de su partido y quién prefiere aumentar la representación de Gran Canaria y Tenerife en detrimento del resto de las islas del Archipiélago.

 

 

 

 

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