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María Cao: “Moda y gastronomía son formas de expresión artística”

La diseñadora lleva más de 24 años trabajando y viviendo en Lanzarote, tierra que considera su casa

 

  • Fernando Núñez
  • Fernando Núñez
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    María Cao, de origen suizo, unió su destino y forma de vida con la isla de Lanzarote, hace ya 24 años. Después de formarse en Suiza, estuvo en Madrid, donde trabajó con diseñadores nacionales como Antonio Alvarado, Francis Montesinos, además de colaboraciones con Jesús del Pozo y El Corte Inglés. A raíz de ahí, le propusieron un contrato que le llevaría a trabajar en Paris, Barcelona y Milán, donde realizó sus últimos trabajos durante 4 temporadas para Emporio Armani.

     

     

    Normalmente, no sabemos lo que nos deparará el destino. El caso de María es un ejemplo perfecto. “En el año 1996 yo tenía vacaciones e iba a ir a Sri Lanka a surfear, pero se cerraron las fronteras del país. Entonces tuve que elegir un destino sobre la marcha. En la agencia estaba un chico que escuchaba toda la conversación y de repente me dijo: ¿conoces Canarias? Si, creo que está por África. ¿Qué profesión tienes, a qué te dedicas? Le contesté que era diseñadora de moda y acto seguido me dijo: vete a Lanzarote que es una isla de artistas, es la isla VIP de Canarias y hay unas olas increíbles, es un paraíso”.

     

    “Entonces como aquí conocía a Roland Azcorra y Gonzalo Urrutia, que llevaban la distribución de la marca Quicksilver, los llamé y me enseñaron la isla, me buscaron hospedaje y me llevaron a conocer en qué playas estaban las mejores olas”.

     

    Finalizadas las vacaciones, María volvió a la Península, cerró todas las colecciones y compromisos que tenía pendientes con otras empresas y organizó su traslado a Lanzarote. Un año y medio después María Cao ya estaba asentada en la isla.

     

     

    -En este tiempo te has consolidado si no la más, sí como una de las principales diseñadoras con más prestigio de Canarias.

    -A nivel de mi trabajo, ha sido siempre muy importante la simbiosis con la naturaleza y el entorno, porque para mi es, ha sido y será mi mejor maestra. Esta frase la hice mía y está muy presente siempre en lo que ha sido el transcurrir de mi vida. Cuando comencé a diseñar mi colección, muchas personas me decían que mis creaciones les recordaban a la ropa que vestía la gente aquí antiguamente: tejidos de lino, cáñamo, hilo vegetal, el ante, tintes vegetales, la cochinilla y sobre todo el color blanco, muy representado en la isla y en la mayoría de mis prendas. Muy minimalista, pero al mismo tiempo había algo diferente que llamaba la atención a la gente. En aquellos primeros años fui descubriendo modelos como Jon Kortajarena, que comenzó posando con mis colecciones. Sus primeras fotos tenían como fondo Famara o Teguise. También Helen Lindes, con quien siempre he tenido una conexión muy estrecha y con los años he conocido a toda la familia e incluso estuve en su boda.

     

     

    -¿Qué es para ti la sostenibilidad?

    -Llevo haciendo colecciones sostenibles desde 1996. En aquella época nadie lo hacía, nadie hablaba de sostenibilidad. Para mi lo más importante y algo que siempre ha marcado mi estilo, es el uso de materiales nobles y la armonía con el entorno y la naturaleza. Es una forma de crear, de ser, de vivir con un gran respeto al medio.

     

    -¿Qué representa, con qué mirada ve una artista como tú el campo, el mar, el sector primario de la isla?

    -Es algo que tenemos que cuidarlo muchísimo, ya que al fin y al cabo y más con la que está cayendo, todo lo que sean cultivos, la pesca, espacios protegidos como La Geria, habría que poner más interés en cuidarlos y valorar el esfuerzo de todas las personas que con su trabajo esculpen a diario el paisaje de la isla.

      

    -Eres una persona con mucha sensibilidad y esto se transmite también en tus gustos. ¿Cómo entiendes el binomio moda y gastronomía?

    -En ambos ámbitos, lo que los define principalmente es la capacidad creativa, tanto de los cocineros como de los diseñadores. Es arte, en el caso de los chefs más efímero, ya que dura el tiempo preciso para degustarlo, aunque se puede mantener vivo en la memoria y, mientras que en la moda permanece físicamente en el tiempo. Las texturas en los dos casos son elementos muy importantes a tener en cuenta.

     

    -¿La gastronomía es una tendencia de futuro o es algo pasajero?

    -Moda y gastronomía, sin duda seguirán evolucionado sobre una base más estética y escueta. También me sorprende mucho que cada vez hay más cocineros jóvenes de la isla muy preparados como pueden ser Dailos Perdomo (Liken), Nauzet Santana (Dunas de Famara), o Víctor Betancort (Tacande), con una oferta muy interesante, basada en producto local. Con el producto autóctono hacen arte en sus platos. Hay una cantera que realmente apuesta por lo de aquí.

     

    -¿Cúal sería tu maridaje perfecto entre moda y gastronomía?

    -Pues mira, por ejemplo, comer unas lapas, posteriormente lavar todas las conchas, secarlas al sol y usarlas para hacer los botones para una chaqueta. Yo lo hago y tengo clientas alemanas que estos detalles les encantan. También uso conchas de burgaos, huesos, cuerdas, etc. Para hacer los tintes uso agua de mar de pequeños charcos para fijar los colores, en los que se quedan depositados cristales de sal, no uso fijadores industriales, sólo sal marina de Lanzarote.

     

    -Hay importantes marcas Internacionales de moda que se han asociado con grandes chefs de gran prestigio para abrir restaurante con espacios de moda. ¿Verías personalmente algo así con buenos ojos?

    -Me parece una idea fantástica. De hecho, un chef brasileño me propuso abrir un espacio en Ibiza con una parte de restaurante, otra de diseño con mis prendas y colecciones y otra como Chill-out en Macarelleta. Él me dijo que sería el futuro, e incluso ahora hay una opción aquí, así que ya se verá que ocurre finalmente. Sería crear un lugar de ambiente en Lanzarote más cosmopolita.

     

     “Vivir en Famara y mi atelier en Teguise”

     

    “Cuando aterricé en Lanzarote y puse el pie en el suelo, tuve la sensación de decir ¡estoy en casa! Fue algo profundo y muy emocionante a la vez, que fue aumentando a lo largo de los días. La primera vez que fui a Famara, casi se me para el corazón, tuve claro que quería estar ahí. Conocer Teguise, fue la segunda gran conmoción personal con el territorio en Lanzarote. Fue tan fuerte que en ese mismo momento tuve claro que mi atelier tenía que estar en la Villa de Teguise y vivir en Famara”.

     

     

    Mi padre

     

    “Mi padre nunca entendió que me viniese a Lanzarote. Recuerdo que me decía, pero a ver…, si estas en Milán con Armani, en Paris, Barcelona, ¿que vas a hacer en una isla rodeada de lava? Le contesté que no lo sabía, pero que mi mente me pedía estar allí y así lo hice”

     

    Este reportaje se publicó en el periódico Lancelot del mes de septiembre. 

     

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