A pleno el nombramiento de Agustín Pallarés como Hijo Adoptivo de Lanzarote

El Cabildo cree que merece esta distinción por su continuada labor como investigador, documentalista y erudito del pasado histórico y cultural de la isla
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El Cabildo de Lanzarote celebrará este viernes una sesión extraordinaria del pleno para elevar la propuesta de aprobación de la concesión de la distinción de Hijo Adoptivo de Lanzarote a Agustín Pallarés Padilla.
La votación se realizará siguiendo el procedimiento establecido en el Reglamento de Honores y Distinciones del Cabildo de Lanzarote por acuerdo plenario en sesión extraordinaria convocada a tales efectos, requiriéndose el voto favorable de las dos terceras partes del número de hecho, y en todo caso, de la mayoría absoluta del número legal de miembros de la Corporación, para el nombramiento de Hijo Adoptivo. La votación, según el reglamento, se realizará con voto secreto y la entrega de las distinciones se efectuará por parte del presidente del Cabildo en acto solemne y público con la asistencia de la corporación, que será convocado, previo acuerdo, posteriormente a la aprobación en pleno de esta distinción.
El consejero de Cultura, Óscar Pérez, inició en el pasado mes de enero la incoación del expediente, como instructor del mismo, para determinar si concurrían los méritos en la vida y obra de Agustín Pallarés Padilla para serle otorgada la distinción de Hijo Adoptivo de Lanzarote. Una encomienda que fue trasladada por el presidente del Cabildo de Lanzarote, Pedro San Ginés, y anunciada durante el pasado mes de noviembre en un acto en el que Pallarés fue también distinguido por la Junta de Cronistas Oficiales de Canarias como Memorista del año. A esta propuesta se han adherido también los cronistas oficiales de Arrecife, Haría y Teguise, Antonio Lorenzo, Gregorio Barreto Viñoly y Francisco Hernández Delgado, con varios escritos dirigidos a la Consejería de Cultura del Cabildo de Lanzarote, apoyando el nombramiento de Pallarés como Hijo Adoptivo.
Apuntes sobre la biografía de Agustín Pallarés Padilla
Agustín Pallarés Padilla nació el 8 de octubre de 1928 en La Oliva (Fuerteventura). Fueron sus padres Manuel Pallarés López, natural de Roquetas de Mar (Málaga) y Patrocinio Padilla Martínez, natural de La Oliva. Hijo y nieto de torrero, su vida transcurrió desde su infancia estrechamente ligada a “la familia de los faros”, como apunta Gregorio Barreto Viñoly, cronista oficial de Haría. Estas circunstancias obligaron a la familia Pallarés Padilla a desplazarse por diferentes faros repartidos por las costas canarias, como Fuerteventura, Arinaga (Gran Canaria), La Palma, Alegranza o Pechiguera. Precisamente, en Alegranza se refugió la familia Pallarés Padilla entre 1937 y 1944, dejando atrás la represión franquista y los duros años de la posguerra.
La lejanía durante la infancia y la adolescencia de los centros escolares convencionales de forma casi ininterrumpida hizo que su propia familia se ocupase personalmente de su educación y formación. Esta circunstancia contribuyó a que se forjara y se consolidara en él un espíritu autodidacta, alimentado por su constante sed de conocimiento y de aprendizaje en todas las áreas del conocimiento humano. Esto lo llevó a aprender también por iniciativa propia las lenguas inglesas y francesas, echando mano de manuales de gramática y las emisoras de radio.
Siguiendo con la tradición familiar, el joven Agustín Pallarés decidió también convertirse en torrero y obtuvo el título de Técnico Mecánico de Señales Marítimas, al conseguir una plaza como tal en la convocatoria oficial de 1950-1951. Tras ejercer como torrero en el faro de Teno (Tenerife) y casarse con la lanzaroteña Rosario Lasso Toledo, lo encontramos como torrero en Pechiguera en 1956, faro en el que había estado de niño con su familia. Al poco tiempo, consiguió ejercer en el faro de Alegranza, mediante permuta realizada con el torrero que se encontraba en dicho islote.
La progresiva automatización del sistema de señales marítimas a partir de 1968 hizo que los servicios de los faros, tan importantes y necesarios en el pasado, fueran extinguiéndose poco a poco. Sin embargo, Alegranza fue siempre un destino deseado por Agustín Pallarés, quizás por los recuerdos asociados durante su estancia familiar en él. En dicha isla ejerció como torrero durante más de 35 años, hasta que se jubiló en 1991. Durante todo este tiempo, Agustín Pallarés desarrolló una intensa labor de formación documental e investigadora que lo llevará a convertirse en todo un gran conocedor autodidacta en temas relacionados con la Prehistoria, la Historia, la Biodiversidad, la Geografía, la Etnografía, la Economía, la Cultura y la Toponimia de las islas orientales de Canarias y, de manera específica, de Lanzarote.
Durante las temporadas de descanso de la actividad asociada a los faros, empezó a ejercer como guía turístico en Lanzarote, habida cuenta de sus habilidades idiomáticas (en inglés y francés) y sobre todo por sus conocimientos en patrimonio histórico, cultural y natural de Lanzarote. Esto lo llevó a obtener en 1979 el carnet oficial de guía turístico. Esta nueva actividad le permitió desarrollar una importante tarea como divulgador de todo lo aprendido e investigado sobre la prehistoria, la historia, la geografía, la naturaleza, la toponimia y la cultura de Lanzarote entre los visitantes y turistas que llegaban a la isla, animándolo a publicar en revistas especializadas y medios de comunicación local sobre aspectos y contenidos más específicos relacionados con el pasado de la isla.
En este sentido, una de las líneas de estudio abierta por Agustín Pallarés sobre el pasado histórico plantea la teoría de que posiblemente el poblamiento aborigen de las Islas Canarias antes de la conquista europea pueda estar asociado al proceso de romanización del norte de África llevado a cabo en la Antigüedad Clásica. Pese a recibir cierto rechazo por parte de otros investigadores y estudiosos históricos, se trata de una hipótesis de análisis sobre el origen humano de los habitantes canarios que sigue viva y que recientemente ha tomado cuerpo con los recientes descubrimientos realizados en el yacimiento romano en la Isla de Lobos (Fuerteventura) o los trabajos arqueológicos realizados en Lanzarote por el Dr. Pablo Atoche, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y por su equipo.
De manera paralela a las tareas de documentación que venía realizando y ampliando sobre el pasado histórico y cultural de la isla, coenzóa mantener encuentros y entrevistas con las personas de más avanzada edad de diferentes zonas de Lanzarote con el objeto de recopilar, contrastar y documentar información viva sobre la historia, la etnografía y la toponimia insular. Estas tareas lo llevaron a desarrollar un conocimiento tremendamente exhaustivo y completo de la geografía de Lanzarote en su conjunto. Recorrió la totalidad de la isla a la búsqueda e investigación de la historia y de los nombres de montañas, llanos, barrancos, riscos, peñas, caminos, vegas, nateros, gavias, costas, bahías, caletas, playas, poblaciones, fuentes, pozos, volcanes, malpaíses, etc. de Lanzarote.
Esta constante actividad investigadora e indagadora sobre el territorio insular lo llevaron no sólo a tener un gran conocimiento real y toponímico de Lanzarote, sino también a realizar importantes descubrimientos y hallazgos histórico-arqueológicos, sobre todo vinculados con la cultura prehispánica de los “Majos”.
A lo largo de todos estos años y de manera progresiva e incansable, el concienzudo estudio, así como la ardua tarea de documentación e investigación científica realizada por Agustín Pallarés se ha ido materializando en una larga serie de publicaciones en foros, revistas y medios de comunicación en las que ha dado a conocer, a través de ponencias y artículos de investigación, muchos contenidos, datos y aportaciones de sus investigaciones sobre el patrimonio histórico, natural y cultural de Lanzarote. Estas publicaciones periódicas se han complementado también con intervenciones públicas, a modo de conferencias, pregones, charlas o ponencias en eventos y jornadas de estudios en los que Agustín Pallarés siempre ha colaborado de manera activa.
En 2013, Ediciones Remotas publicó su libro 'La isla de Alegranza' y, un año después, en 2014, salió a la luz en el mismo sello editorial 'Diccionario de Topónimos de Lanzarote', su obra cumbre y ejemplo del "arduo, concienzudo y largo trabajo de investigación, documentación y análisis del patrimonio toponímico de Lanzarote".
Prueba del reconocimiento a su continuada labor como investigador, documentalista y erudito del pasado histórico y cultural de Lanzarote no sólo lo tiene de los profesionales y estudiosos de la materia, sino el que en algunas ocasiones las entidades públicas le han brindado, como el homenaje realizado a su figura y obra dentro de las III Jornadas de Patrimonio Histórico, organizadas por el Cabildo de Lanzarote en junio de 2001; el nombramiento como Académico Correspondiente en 2004 y como Académico Numerario en 2007 por la Academia de Ciencias e Ingeniería de Lanzarote; y la distinción de “Memorialista 2015”, concedida por la Junta de Cronistas Oficiales de Canarias por su labor como “investigador, cronista y maestro de nuestra historia”.