PUBLICIDAD
PUBLICIDAD

Casi 30 años sin planes generales

 

Lanzarote fue pionera al aprobar en 1991 un plan insular moderno y valiente, pero tres décadas más tarde se sigue rigiendo por el mismo planeamiento, ya desfasado y poco útil

 

  • Lancelot Digital
  •  

     

     

     

    Prácticamente tres décadas, es el tiempo que lleva Lanzarote tratando de sacar adelante los diferentes planes de ordenación del territorio de la isla, un reto que parece imposible de cumplir, tal y como se demuestra con los dos principales planes aún pendientes de aprobación: el PIOL y el PGOU de Arrecife, al margen de planes tan relevantes como el PRUG o el Plan Especial de La Geria. Es cierto que el planeamiento urbanístico es complejo y que Lanzarote no es el único territorio español que se enfrenta a dificultades en este sentido, pero la realidad es que en la isla se ha sumado, a la complejidad en sí del reto, la desidia política, las posiciones partidarias y la continua modificación de las leyes. Y, ¿qué supone que no haya planes? Incertidumbre empresarial, económica, desconcierto en el sector primario y, en general, una gran falta de modernización de las infraestructuras de la isla. Lanzarote, con un plan insular que se aprobó en 1991, y por tanto muy desfasado, no puede afrontar los retos que se le presentan.

     

    El reto de este mandato, 2015-2019, es probablemente la aprobación de los numerosos planes generales de ordenación de la isla que, por el momento, no están aprobados. Es uno de los retos más importantes de Lanzarote.

     

    El PIOL, el Plan Insular de Ordenación de Lanzarote data de 1991, año en que se aprobó con la unanimidad de todas las fuerzas políticas. Pasó por una serie de pleitos judiciales porque en aquel entonces se discutía si el Cabildo tenía las competencias para regular cuestiones insulares relacionadas con el territorio, y finalmente se le dio la razón, y el Plan Insular no sólo resultó válido sino que fue el primer plan insular que se aprobó en Canarias. En aquel momento en Lanzarote había 60.000 habitantes y en el momento actual hay 150.000 habitantes, también han cambiado las necesidades y las motivaciones. En el plan del año 1973 se preveía un techo turístico de unas 400.000 camas y este plan del 91 pretendía, y así lo hizo, reducirlas a 105.000 camas que es el techo actual. El objetivo del nuevo plan es volver a reducir las camas, en torno a unas diez mil camas turísticas. En el año 2007, el 2 de noviembre, se adjudicó el contrato a Jose María Ezquiaga. Del año 2000 al 2010 se estableció en Lanzarote un periodo de reflexión a raíz de la llamada moratoria, con la idea de pensar en la isla que se quería de cara al futuro. Pasó la década y no se hizo nada. Lo único la adjudicación de la revisión del Plan Insular, que se adjudicó por 540.000 euros y un plazo de ejecución de veinte meses. Hay que tener en cuenta que en determinados momentos, dicho plazo queda en suspenso, como cuando se aprueba inicialmente y se pone a disposición pública. Diez años después tenemos una revisión bloqueada porque las partes no han sido capaces de llegar a un acuerdo. En dos ocasiones, 2012 y 2014, el documento se ha paseado por la isla de Lanzarote, pero faltaban dos cuestiones: voluntad política y cuestiones técnicas, como los informes preceptivos que tenía que aprobar el Gobierno de Canarias y que, hasta el momento, no han sido favorables. En cualquier caso, el principal obstáculo siempre ha sido la falta de entendimiento entre los partidos políticos de la isla. En enero de 2017 se dio una nueva prórroga a Ezquiaga por otros veinte meses. En todo este camino, se han ido aprobando nuevas normas relacionadas con el territorio que han ido obligando a introducir cambios.

     

    Un proceso difícil pero necesario

     

    En estos momentos, Lanzarote se encuentra con un documento aprobado en su fase de avance y que tiene que llevarse, una vez que técnicamente esté cerrado y si hay acuerdo político para hacerlo, a una aprobación inicial en el salón de Plenos para que esa propuesta, política y técnica, obtuviera la mayoría absoluta de votos, es decir la mitad más uno. Después de la aprobación inicial, se iría a un periodo de alegaciones que serían valoradas por el equipo técnico que valorará si las incluye o las descarta. Con esas modificaciones del documento se volvería a llevar a una aprobación inicial, si es que se han producido modificaciones de calado, y si se obtiene, se iría ya a su aprobación definitiva (una vez más con mayoría absoluta). Lo ideal es que la norma se apruebe con el mayor consenso posible, para que todos los posibles gestores estén de acuerdo con el documento.

     

    El director del equipo redactor, José María Ezquiaga, presentaba a finales de 2017 a los grupos políticos del Cabildo el documento de revisión del Plan Insular de Ordenación de Lanzarote (PIOL) propuesto para su aprobación inicial, que contiene “un modelo territorial y unos objetivos que son bien conocidos y cuentan con un grado de respaldo mayoritario de los grupos políticos, muchos de los cuales han sido directores del Plan en algún momento de su ejercicio de gobierno en el Cabildo”; hasta el punto de que “en pocas ocasiones me he encontrado con que un modelo territorial tuviera tan alto grado de consenso” añadió.

     

    Encaje legal

     

    Para Ezquiaga la situación es agotadora, asegura. “Llevamos mucho tiempo que ya no estamos discutiendo ni capacidad de carga ni techos turísticos, ni el enfoque de las actividades agroganaderas, todos estos aspectos han ido alcanzando un consenso grande con los sectores y luego con los ayuntamientos. En los últimos meses hemos estado trabajando en darle un encaje legal al documento, de tal manera que el que presentásemos fuera consistente legalmente para que pudiera ser tramitado”.

     

    Arrecife, la eterna promesa de gran ciudad

     

     

    Arrecife lo tiene todo para ser una de las principales capitales de Canarias, una buena situación geográfica, un puerto, una bella marina y ganas de crecer. Lo tiene todo salvo el acuerdo de sus políticos para permitir que se convierta en la gran ciudad que merece ser. Sin embargo, Arrecife parece estar condenada a una parálisis eterna e inacabable por la falta de regulación que impide su ordenación, así como que las empresas se interesen en invertir en ella. El Plan General de Arrecife es un plan general supletorio, por tanto no es el Ayuntamiento el que lo aprueba, sino que se le encomienda al Gobierno de Canarias. Aunque Arrecife, debido a una disposición incluida a tal fin, debe dar el visto bueno a la propuesta de Plan General del Gobierno. Con María Isabel Déniz se aprobó inicialmente la revisión del plan en 2008, pero no llegó a buen término. Con el siguiente grupo de gobierno, se inició una nueva revisión que también fue aprobada inicialmente, pero como se introdujeron modificaciones sustanciales, una vez más fue llevado a una aprobación inicial. A día de hoy, el Plan sigue sin estar aprobado, y Arrecife sigue sin regulación alguna, arrastrando numerosos problemas pendientes que amenazan con acabar por gangrenarse y agotar, aún más, a una ya hastiada población.

     

    Una avenida cerrada, una ciudad muerta

     

    En una situación de parálisis permanente, el cierre de la avenida marítima, principal arteria de comunicaciones de la capital, decidido por la actual alcadesa Eva de Anta, ha venido a rematar a una ciudad ya convaleciente. Los pocos empresarios que continuaban apostando por la capital, renuncian a seguir haciéndolo al enfrentarse a un centro urbano abandonado, deteriorado y muerto. Arrecife necesita un acuerdo político para que salga adelante un plan de ordenación que evite su muerte anunciada.

     

    Un plan tan imprescindible como difícil de aprobar

     

    En enero, desde Somos se lanzaba un ultimátum a la alcaldesa, exigiendo la recepción del borrador del Plan General Supletorio de Ordenación  de la capital en un plazo de un mes y lo hacían calculando que ese era el plazo límite para que el documento pueda salir en esta legislatura algo que, pese a la falta de acuerdo, todos los grupos políticos de la isla consideran imprescindible. Pese a todo, nadie cede en ningún punto y el acuerdo parece imposible. 

    Comentarios (2)