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El drama del desahucio masivo de Playa Blanca

Un centenar de personas se encuentra desde este martes sin saber a dónde ir

 

  • Lancelot Digital
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    Sin saber a dónde ir. Así se encuentran más de 100 personas, entre los que hay 40 niños, que en el día de hoy han tenido que desalojar los esqueletos abandonados de Playa Blanca en los que se habían instalado por necesidad.

     

    Un gran despliegue de la Guardia Civil que fue reforzada con agentes de Tenerife y Gran Canaria se dio cita en el lugar ante la mirada de unos desahuciados que en ningún momento opusieron resistencia ni alzaron la voz.

     

    Ellos mismos aseguran que no han recibido ninguna ayuda ni solución.

     

    Este desalojo no ha seguido los cauces habituales. Normalmente se celebra primero el juicio y luego se produce el lanzamiento. En este caso como medida cautelar se ha efectuado por un informe técnico de peligro de derrumbe. Pero también en este caso, las personas que allí residían tenían un informe de Servicios Sociales que confirmaba la situación de vulnerabilidad con lo que colisionaban ambos derechos.

     

    Además, Ayose Hernández, uno de los muchos letrados implicados en el caso en un macroprocedimiento inusual explica que “sólo existe el informe de un arquitecto, que se acompaña de una denuncia que refiere que existe riesgo de derrumbe de alguna, no de todas las viviendas. Sabemos que tendrían que haber mandado un perito judicial que acreditara el riesgo de derrumbe”, señala.

     

    Finalmente, el desahucio comenzó por la primera de las 68 parcelas del complejo y con él se ha reabierto con más fuerza si cabe la falta de vivienda en Lanzarote.

     

    Allí se presentó, por ejemplo, Paulo Martín, no como afectado sino como propietario de un negocio en Playa Blanca para apoyar a una trabajadora que confirma que quieren pagar un alquiler pero que no encuentran nada

     

    Esta noche ya no podrán pernoctar en el complejo; muchos estaban preparando furgonetas para pasar la noche mientras los niños, ajenos a todo, correteaban por la zona como si fuera una mañana más de un martes normal.

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

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