El juez cita a la empresa y al matrimonio de ancianos de Argana para llegar a un acuerdo
En el caso de Luis Manuel Torres, aunque ya fue desahuciado, se luchará para que reciba una indemnización
Yolanda Téllez
Foto: Jesús Betancort
El juez ha citado el próximo 4 de junio a Juan A. Rivera y al matrimonio de ancianos que vive en las casas que la Iglesia vendió en Argana Alta a esta empresa para que lleguen a un acuerdo, según ha confirmado a Lancelot Digital el ex presidente de la asociación vecinal, Andrés Medina.
Esta citación llega después de que el pasado jueves el juzgado paralizase el desahucio de este matrimonio, conformado por Sinforiano Lemes y Pilar Callero, de 90 y 87 años de edad. El motivo de la paralización fue que la Diócesis de Canarias presentó el acuerdo que firmó en 2007 con Iveco, según el cual la empresa se comprometía a dejar seguir viviendo en su casa a este matrimonio, conformado por Sinforiano Lemes y Pilar Callero, de 90 y 87 años de edad, hasta su fallecimiento o bien a realojarles en una vivienda de similares características
En el caso de Luis Manuel Torres, vecino de 56 años y enfermo del corazón, que sí que fue desahuciado el pasado viernes, se intentará que reciba una indemnización. Y es que, según el acuerdo firmado entre la Iglesia y la empresa en su día, ésta última podía desalojarle, pero siempre pago previo de indemnización, algo que este hombre “no recibió”. “Se le desahució haciendo caso omiso de ese acuerdo que su abogado presentó en el Juzgado, pero al menos ahora se intentará que reciba su indemnización”, señala Andrés Medina.
El ex presidente de la Asociación de Vecinos de Argala Alta agradece, aunque fuera tarde, que el vicario de la Diócesis de Canarias presentase el acuerdo firmado con Juan A. Rivera cuando le vendió los terrenos sobre los que se ubican las casas. “Gracias a Dios que apareció, porque si no a saber cómo hubiera acabado esto”, apunta Andrés Medina. Eso sí, considera que se debería compensar a estos vecinos por el daño causado durante 7 años. “Los han tenido siete años en vilo, quitándoles años de vida”, concluye.