El otro Lanzarote en el que las aulagas se convierten en pinos

Existen varias teorías al respecto sobre el origen de este barrio de Valleseco, en Gran Canaria
- Lancelot Digital
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A más de mil metros de altitud, en el corazón húmedo de Gran Canaria, existe una Lanzarote distinta. No es la del paisaje volcánico y árido que todos conocemos, sino una aldea verde, cruzada por acequias que recogen bruma y lluvia fina.
Este barrio, (o pago) llamado precisamente Lanzarote, forma parte del municipio de Valleseco, en la antesala de las cumbres de la isla. El cronista oficial, Nicolás Sánchez Grimón, explica que este asentamiento se llamaba antiguamente San Vicente de Arriba.
Según la tradición oral, su origen se remonta a mediados del siglo XVIII, cuando un grupo de lanzaroteños se estableció aquí tras huir de las erupciones volcánicas del Timanfaya y la hambruna que asolaron su isla entre 1730 y 1736.

Sin embargo, existe otra corriente que no defiende el mismo origen de la creación de este barrio. Hay teorías que apuntan que en ese siglo XVIII el nombre de Lanzarote se eligió por otro motivo. Faneque Hernández Bautista y Juan Ramón García Torres, recogen en su blog "Historia Familiar de Canarias" que el motivo de la elección de este nombre nada tiene que ver con la isla conejera sino con la figura de un mercader portugués:
"El topónimo Lanzarote de Gran Canaria nada tiene que ver con la llegada a esta isla a mediados del siglo XVIII de trabajadores de la isla de Lanzarote, a pesar de lo que han opinado en tal sentido algún articulista, sino con la onomástica de un personaje de origen luso llamado Lanzarote Díaz.
El pago o barrio de Lanzarote situado en el actual municipio de Valleseco, que por entonces quedaba encuadrado en la jurisdicción pedánea de Teror, debe su nombre por tanto al presunto primer propietario de las tierras: el mercader portugués Lanzarote Díaz.".