Domingo, 14 Diciembre 2025
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El Ayuntamiento asegura que busca el equilibrio para conciliar el interés general y el privado en el nuevo catálogo de bienes inmuebles

 


Lancelot Digital
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La protección de los edificios históricos de Arrecife siempre es un tema sensible y polémico, porque hay muchos que no comparten los criterios de los técnicos o porque se comprueba como pese a la protección hay joyas patrimoniales sobre las que no se actua. Un ejemplo de esto es el conocido como el antiguo hospitalito de Valterra, que se encuentra tapiado y abandonado. La calle Jacinto Borges, la Cienfuegos y la Pérez Galdós. Este es el entorno del Charco de San Ginés, una perita en dulce para el Ayuntamiento de Arrecife.

 

Para proteger hay que legislar y eso es lo que se intenta hacer con el catálogo de bienes inmuebles que se redacta en paralelo al Plan General. El Cabildo ha presentado alegaciones al documento pidiendo que se amplie el área y el número de inmuebles protegidos, pero el consistorio busca el equilibrio para conciliar el interés general y el privado.

 

"Este grupo de gobierno entiende que para poder conservar el patrimonio arquitectónico y arqueológico que tiene la ciudad no podemos seguir lo que se venía haciendo hasta ahora. Tenemos que buscar una solución y tiene que ser que le demos un uso a ese edificio una vez que esté recuperado, rehabilitado, reconstruido, que son las tres opciones que podemos tener, pero si no le damos una opción a esos propietarios de ese patrimonio cultural que todos queremos tener en la ciudad, pero que sólo unos tiene que conservar, si no le damos un uso, tenemos claro que los propietarios no lo van a querer conservar", apunta el concejal de Urbanismo de Arrecife, Samuel Martín.

 

Hay que recordar que con anterioridad se intentó aprobar un catálogo que fue tumbado en los tribunales ante alegaciones presentadas por particulares. Desde prácticamente 2008 se han ido suspendiendo las licencias de obra y demolición a cuenta de este documento y tampoco se ha conseguido que los inmuebles sean mejor atendidos, como ocurre con la fachada de la Librería Lasso, donde una cornisa está en muy mal estado haciendo presagiar lo peor.


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