Domingo, 14 Diciembre 2025
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La iniciativa se origina como un compromiso por parte de la propiedad de revertir parte de los beneficios del sector turístico en un proyecto innovador para el sector primario

 

  • Lancelot Digital
 

 

Dentro de nuestra apuesta por el producto local y por la diversificación económica, Lancelot Medios se acerca a aquellos que han apostado por generar riqueza y crear empleo en la isla. Creemos en la cercanía como un valor añadido al producto, sin dejar de lado la calidad. Un claro ejemplo de esta filosofía es Finca de Uga, una iniciativa que se origina como un compromiso por parte de la propiedad de revertir parte de los beneficios del sector turístico en un proyecto innovador para el sector primario. Sus responsables lo tenían claro. “No queríamos reproducir lo ya existente sino generar algo nuevo y distinto, algo que, a su vez, pudiera ser ejemplo y demostrar que es posible generar valor con el sector primario”, señalan. “Para ello se rescata la idea de un proyecto piloto de quesería-escuela ideado para la Granja Experimental que no pudo ver la luz y en base a éste se desarrolla todo el diseño de instalaciones y necesidades para albergar no sólo cabras sino también ovejas y vacas.  Con los años y con la puesta en producción de cada vez más hectáreas de terreno, la Finca de Uga va adquiriendo renombre ya no únicamente por los quesos y derivados lácteos que ofrece la quesería sino también por un amplio abanico de hortalizas y frutas tropicales que produce”.

 

La calidad, ante todo

 

La idea de Finca de Uga es, desde un primer momento, “perseguir permanentemente la elaboración de un producto de máxima calidad”, y esto exigía estudiar a fondo e investigar en cada uno de los quesos que se deseaban producir. Por ello, desde su inicio, y con la idea de elaborar no solo el queso que más o menos todos los consumidores reconocen como queso de tipo canario o majorero, sino de diversificar con otras elaboraciones de quesos muy diferentes como los de cuajo vegetal,  de pasta blanda, de coagulación  láctica, de pasta prensada, etcétera,… “decidimos desplazarnos y establecer contacto con productores de quesos de países como Francia, Inglaterra , Italia, Holanda y la España peninsular, para conocer en detalle su proceso de elaboración. Si luego tenemos una materia prima diferente y unas condiciones de maduración también distintas, pues el abanico de elaboraciones se abre enormemente”, explican.

 

Una visita muy recomendable

 

El cómo se logra el resultado final podría ser para muchos un misterio, aunque, en realidad, no lo es tanto. “Para mucha gente que nos visita la clave está en la cuidada alimentación que se proporciona a los animales, o incluso en el detalle de ponerles música en los corrales”, señalan los técnicos. “En verdad, la premisa del éxito es seguir fieles a nuestra filosofía y ésta ha sido la misma desde sus orígenes: se trata de obtener una materia prima (leche) de máxima calidad, -química y bacteriológica-,  de animales sanos que viven con unas condiciones de bienestar animal probablemente únicas, y cuidando en detalle cada uno de los procesos básicos en la transformación de la leche y la maduración del queso”, y añaden, “con estos requisitos es cómo han llegado los éxitos, y un claro ejemplo es el del queso madurado de oveja (Bodega de Oveja), laureado, casi de forma ininterrumpida, desde que salió por primera vez al mercado”. 

 

Toda esta labor se deja ver en pequeños detalles diferenciadores como el hecho de que Finca de Uga fuera la primera empresa de Lanzarote en poner en marcha una cava de ambiente controlado.

 

 

Slow food sin salir de la isla

 

Los resultados están a la vista de los lanzaroteños y de todos aquellos turistas que visitan la Finca de Uga. “Términos como Slow Food ó kilómetro cero se fueron introduciendo en el lenguaje del panorama gastronómico insular a partir del modelo de Finca de Uga y de las distintas experiencias que, en torno a la producción agrícola y ganadera, se fueron creando para que residentes y,  sobre todo turistas ávidos de sensaciones culinarias, pudieran disfrutar durante el desarrollo, primero,  de la visita pormenorizada a la finca, y después en la mesa del restaurante Isla de Lobos”.

 

En definitiva, una experiencia única y una degustación inolvidable, ‘made in’ Lanzarote.


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