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Inquietud y satisfacción en La Graciosa

 

Al igual que en El Hierro, La Gomera y Formentera la desescalada se vive con una cierta preocupación

 

  • Lancelot Digital
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    En las islas canarias de El Hierro, La Gomera y La Graciosa y en la balear de Formentera la satisfacción por estar en los puestos de salida de la desescalada convive con cierta inquietud y preocupación.

     

    Por un lado, tal y como publica EFE, sus habitantes aplauden que les permitan empezar a recuperar sus vidas y que se reactive la economía, mientras que los empresarios, hosteleros y comerciantes tienen muchas dudas sobre los protocolos a seguir y recuerdan que la falta de turistas hará que se mantenga inactivo el sector que las mantiene.

     

    Asimismo, se apela a la responsabilidad en el cumplimiento de las normas que se establezcan para la desescalada y, en el caso de La Graciosa, uno de los pocos territorios de España que no ha sufrido ningún contagio de la COVID-19, no son pocos los vecinos que quieren saber qué controles sanitarios se aplicarán cuando se reabra su única conexión con el exterior, la línea marítima con Lanzarote.

     

    En el caso de La Graciosa, la concejal que vela por los intereses de la conocida como octava isla, Alicia Páez, asegura a Efe este miércoles que sus convecinos están "contentos" por ser pioneros en la aplicación del Plan de transición hacia una nueva normalidad, pero también afrontan esa fase "preocupados" por cómo se llevará a cabo la apertura del puerto de Caleta de Sebo.

     

    En La Graciosa están convencidos de que la restricciones impuestas en la línea marítima que les conecta con Órzola (Lanzarote) les han permitido llegar a este punto sin un solo contagio.

     

    Páez asegura que los gracioseros están muy satisfechos por los frutos que ha dado "el sacrificio de todos y la responsabilidad en el cumplimiento de las normas", pero también inquietos por saber cuáles serán las medidas sanitarias que se adoptarán en adelante.

     

    "Queremos saber las medidas sanitarias que se van a tomar para garantizar la salud de los vecinos, sobre todo en lo referido al control de las personas que entren o salgan de la isla", apunta la concejal, que aboga por que se hagan test a todos los residentes de La Graciosa y se refuerce su personal sanitario.

     

    Por su parte, Miguel Páez, animador sociocultural y portavoz del movimiento ciudadano que consiguió que el Estatuto de Canarias reconociera a La Graciosa como la octava isla del archipiélago a todos los efectos, coincide en que los vecinos "reciben la noticia con bastante responsabilidad, por ser los primeros".

     

     

    "Debemos actuar con cautela, porque, aunque aquí no tenemos ningún caso, estamos conectados con Lanzarote, y eso significa que hay una posible vía de entrada", insiste.

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