La difícil búsqueda de una solución para salvar a Inalsa

Lo más viable parece ser sacar la gestión a concurso, para que la lleve una empresa privada
Lancelot
Foto: Archivo Lancelot
Salvar Inalsa es una tarea ardua y complicada. Tras años de nefastas gestiones políticas que la han situado en una quiebra técnica, el grupo de gobierno actual del Cabildo sigue luchando y se ha puesto manos a la obra para intentar que la empresa pública salga adelante. Para ello, ha ideado tres fórmulas posibles: pedir un crédito ICO, un préstamo a terceros o sacar a concurso público la gestión de Insular de Aguas. Si los acreedores aceptan una de estas tres propuestas, se les pagaría la deuda en sólo un año pero a condición de que ésta bajase en un 18 por cierto, es decir, en 7,5 millones de euros. La opción más factible sería que una empresa privada gestionase Inalsa durante 20 años hasta llegar al punto de obtener beneficios. Pero, ¿quién quiere hacerse cargo de una compañía que pierde más de tres millones de euros al año?
Las propuestas están sobre la mesa pero las posibilidades de que lleguen a buen puerto son más que complicadas. No sólo porque los acreedores tendrían que aceptar alguna de ellas, renunciando a casi un 20 por ciento de los 42 millones de euros que se les deben y creyendo el plan de pagos que se les prometa, sino también porque la situación de quiebra técnica de Insular de Aguas hace que las tres fórmulas sean buenas ideas pero muy complicadas de ejecutar. Es evidente que Insular de Aguas genera deuda en lugar de beneficios y que cualquier empresa privada en esta situación estaría ya más que cerrada.
Con este panorama económico tan negativo, muchos analistas ponen en duda que se le vaya a conceder un crédito ICO o que alguna entidad financiera quiera concederle un préstamo y menos con la crisis actual.A pesar de este oscuro escenario, el Cabildo sigue esforzándose por cambiar las tornas. Una vez descartada la privatización del 49 por ciento de la empresa por razones políticas, basadas en el deseo de que Inalsa siga siendo pública a pesar de todo, lo que no se ve con tan malos ojos es la opción de sacar a concurso público su gestión.
La cuestión es quién querrá hacerse con las riendas de este regalo envenenado. Lo lógico sería que Inalsa fuera rentable, pues tiene el monopolio del agua y debería ser una empresa cuya meta fuera la de garantizar siempre el suministro de agua potable y ofrecer precios más bajos. Sin embargo, esto parece una quimera.
Sin embargo, los obstáculos que se encontraría la empresa privada en cuestión serían varios y difíciles de superar. El primero de ellos, el de la plantilla, todavía sobredimensionada y con un convenio colectivo difícilmente asumible por una compañía privada.
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