La doctora María Jesús Pérez recuerda cómo asistió a Manrique tras el fatídico accidente
"Recuerdo el dolor y el respeto tremendo de la sociedad. En ese momento me di cuenta lo huérfanos que nos habíamos quedado", dice
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Fue pionera en el desarrollo de cuidados paliativos en Lanzarote donde ha trabajado hasta jubilarse, pero además era jefa de Urgencias del Hospital Doctor José Molina Orosa a donde llegó el artista Césa Manrique tras sufrir un grave accidente en una rotonda.
"Recuerdo el dolor y el respeto tremendo de la sociedad. En ningún momento nos sentimos asediados por la noticia, por los medios de comunicación. Todo el mundo con un respeto y un dolor tremendo. Estuvimos reanimándolo muchísimo tiempo y no salió. Un traumatismo torácico enorme", señala la médico jubilada.
En ese momento se activó el protocolo pero no se pudo hacer nada.
"Yo era jefa de Urgencias pero curiosamente tanto el director médico como el gerente estaban en un congreso fuera y me tocaba a mi ser directora en funciones y ya nos avisaron, oye, mira, que César está encarcelado en un coche en Tahíche. Ha tenido un golpe... Y, de hecho, íbamos a salir en una ambulancia medicalizada a buscarlo pero
cuando lo íbamos a hacer nos llaman y nos dicen que no vayamos porque acaba de pararse y vamos directo para abajo", añade Pérez.
Como directora en funciones Pérez fue la encargada de dar la noticia al mundo.
"A partir de ahí me senté en un despacho y me llamaban de la agencia Efe... de todos los sitios del mundo. Me llamaron de Japón... Estoy hablando de muy poquitas horas de diferencia. De Alemania, Estados Unidos... Era un hombre con una proyección internacional y en ese momento me di cuenta lo huérfanos que nos habíamos quedado. Y esa era
fue la sensación que respirábamos todos allí", lamenta la doctora.
Esta tinerfeña llegó a Lanzarote para realizar las prácticas de su carrera y desde ese momento se enamoró de la isla. Así, cuando la llamaron para cubrir una vacante no lo dudó y eso que todo estaba por hacer y había muy pocos medios. De hecho, se empezaban a incorporar los primeros especialistas.
"Llegamos en una época en que se estaban montando las jefaturas de servicio, había pasado de Casa del Marino a Hospital del Insalud entonces y, bueno, se luchó mucho por darle calidad", explica.
Pese a la precariedad de aquella época los profesionales demostraban mucha pasión por lo que hacían y un notable trabajo en equipo que Pérez resume con esta anécdota.
"Recuerdo un celador que me llamaba y me decía doctora, doctora, acaba de llegar una señora y por la posición de la pierna creo que tiene una fractura de cadera, pero además debe tener una neumonía porque tiene fiebre y una alteración respiratoria. Y clavaba el diagnóstico".
Perez reconoce que las mejoras en sanidad que se dieron en esa época se las debemos agradecer a una sociedad que exigió esos cambios.