Domingo, 14 Diciembre 2025
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La denominada ‘ola joven’ vuelve a traer la incertidumbre a Lanzarote

 

  • Lancelot Digital

 

Ni el excelente ritmo de vacunación alcanzado en Lanzarote, más ágil y rápido que en la península y en gran parte del resto de las islas, ha sido suficiente para contener la quinta ola de covid-19, que se introdujo en la isla de la mano de los más jóvenes, muchos aún sin vacunar y los que, al ser verano, disponen de más tiempo libre para reunirse y disfrutar de sus vacaciones.  Cuando se esperaba que en el verano se hubiera vencido al virus, la gran sorpresa ha sido una nueva variante (la Delta) que ha vuelto a poner patas arriba la recuperación económica de las islas.

 

Los contagios se han incrementado exponencialmente también en la isla y a finales del mes de julio, Lanzarote subía a nivel 2, tras pasar varias semanas en el más bajo y varios meses en el 2 y en el 3. Lo cierto es que, a pesar de las nuevas subidas, estas no se han correspondido con un incremento de los ingresos hospitalarios, el baremo realmente preocupante, ya que la edad media de los contagiados en más baja y gran parte de los mismos ya han recibido las dos dosis de la vacuna o, al menos, una de ellas, por lo que pasan la enfermedad en casa y sin demasiados síntomas.

 

La única manera de luchar contra esta nueva ola, a decir de los expertos, es continuar vacunando a buen ritmo. El jefe de Epidemiología de la Dirección General de Salud del Gobierno canario, Amos García, señalaba que, en su opinión, la situación pandémica en Canarias mejorará en septiembre si se adoptan las medidas restrictivas necesarias y no surgen sorpresas en el ritmo de la vacunación. “Deberíamos estar mejor en septiembre porque ya tendríamos un porcentaje muy alto de la ciudadanía vacunada y eso se debería traducir, necesariamente, en el impacto de la pandemia”, afirma, y añade. “Si no hay ningún inconveniente y las vacunas siguen llegando al ritmo que están llegando, deberíamos estar mejor”.

 

El médico-vacunólogo reconoce que, siendo una situación delicada la que atraviesa Canarias por el actual descontrol del virus, con una de las incidencias de contagios más altas desde que el coronavirus llegara a las islas, hace ahora casi un año y medio, la vacunación ha evitado muertes y situaciones dramáticas en los hospitales. “Desde luego esta ola no está teniendo el impacto dramático de las anteriores olas de la pandemia, fundamentalmente porque gracias a las vacunas tenemos protegida a la población vulnerable y eso se está traduciendo en un número de fallecimientos mucho menor que el que hubiéramos tenido si este sector de la población no hubiera estado vacunado”, señala. “Hay una cierta presión hospitalaria, pero no de la intensidad que ha habido en olas anteriores”.

 

Criterios diferentes

 

Amos García cree que los criterios para marcar los niveles de alertas o los llamados semáforos no puede tener el mismo peso la incidencia acumulada ahora que hace medio año cuando prácticamente no había un número importante de población vacunada. “Ya no podemos basar la evolución de la pandemia únicamente en incidencia acumulada porque, hoy en día, los parámetros de ingresos hospitalarios, de fallecimientos e ingresos en UCI son muy inferiores a los de olas anteriores, gracias a las vacunas, pero no se puede menospreciar la importancia que tiene esa incidencia acumulada”, señala.

 

Por su parte, el gerente del Hospital Doctor José Molina Orosa de Lanzarote, José Luis Aparicio, consideraba inevitable que Lanzarote pasara también por la quinta ola, también denominada por muchos ‘ola joven’, a pesar de que, en su opinión, las cosas se han hecho bien. “Lamentablemente eso puede ocurrir incluso haciendo las cosas bien. En este asunto, dedicar mucho tiempo, esfuerzo y hacer las cosas bien no garantiza en absoluto que no tengamos olas o problemas como los de principio de año, aunque también es cierto que cada vez estamos mejor preparados:  Afortunadamente ya quedó atrás, por ejemplo, la escasez de EPIs, o las limitaciones para hacer PCRs”, señalaba.

 

Pero en esta ocasión, se espera que la sangre no llegue al río. “En olas anteriores, con los indicadores epidemiológicos actuales ya teníamos problemas de presión hospitalaria que afortunadamente no tenemos en la ola actual. Sin embargo, si algo hemos aprendido en esta crisis es que la situación epidemiológica puede cambiar radicalmente en cualquier momento y en cuestión de pocos días. Y hay que estar siempre muy atentos y preparados para lo peor. No nos podemos confiar”.

 

Aparicio reconocía que en la isla se ha notado “un discreto mayor porcentaje de absentismo en el tramo etario de 20 a 30 años. Es decir, mayor número de pacientes en ese grupo de edad que tienen cita para vacunarse y que finalmente no acuden.  Pero ese porcentaje de personas afortunadamente es pequeño, no es significativo y no va a perjudicar la inmunidad de grupo”.

 

Claves

 

Las claves para luchar contra nuevas olas son varias:

 

-Lograr tener a más de 70% de la población inmunizada, por las nuevas variantes que eluden la efectividad de las vacunas. Esta cifra en Lanzarote, previsiblemente, se habrá alcanzado cuando este periódico esté en la calle. 

-Controlar en todo momento las nuevas y más amenazantes variantes del virus.

-Observar de cerca la duración de la inmunidad natural y la adquirida a través de la vacunación.

-Controlar la posible suma de variantes que podría suponer un riesgo añadido.

 

Vacunar, vacunar y vacunar

 

La opinión de los expertos parece unánime. “Hasta que todos, en todo el mundo, estemos vacunados o inmunizados, no se volverá a la normalidad”.

 

La quinta ola ha puesto de manifiesto que vacunar a muchos no evita que se disparen los contagios, ¿los motivos? Hay personas sin inmunizar en todas partes que son susceptibles de contagiarse y propagar a su vez el virus.

 

Muchos son los que señalan que a la normalidad no se volverá hasta 2022, o incluso, según señalan algunos en 2023, “cuando toda la población mundial esté vacunada e inmunizada”.

 

Mientras tanto creen que hay que asumir la nueva normalidad, con restricciones puntuales, medidas preventivas y cuarentenas.

 

 

¿Y el turismo?

 

 

En una isla como Lanzarote, totalmente dependiente del turismo, de manera directa e indirecta, la quinta ola, y las posibles olas posteriores, suponen una preocupación añadida.

 

Lo cierto es que la flexibilización de las medidas por parte del Reino Unido ha supuesto un verdadero impulso al sector y ya a finales de julio el mayor movimiento aeroportuario y el incremento en el número de plazas y de compañías que volaban a la isla, era un hecho.

 

Los aviones seguían sin llegar completos y no todos los hoteles estaban aún abiertos, pero sí se respiraba ya entre los responsables del sector un cierto optimismo de cara al mes de agosto y, sobre todo, a la temporada de invierno.

 

La mayor parte de los turistas que había en julio en la isla eran peninsulares, franceses, alemanes e ingleses.

 

Sin embargo, el control de los contagios para evitar nuevas restricciones por parte de los países emisores sigue siendo una de las claves.

 

Sin coches de alquiler

 

A finales de julio, no había coches libres de alquiler prácticamente en Lanzarote y en el resto de las islas debido a la gran demanda, que se asemeja a los mejores años turísticos de Canarias.

 

Lo más curioso es que están las empresas de rent a car sin coches libres, con la mitad de turistas de los que pasaban sus vacaciones antes de la pandemia. La causa principal del “boom” del alquiler sin chófer está en que hay más turistas insulares y españoles viajando en las islas. Este tipo de turistas siempre ha preferido recorrer las islas en su vehículo y tener mayor autonomía.

 

El jefe de Reservas de Cicar en Canarias, el lanzaroteño Juan Carlos Curbelo, confirmaba el boom. “Está pasando en todas las Islas Canarias, pero nuestro lema es siempre intentar dar el mejor servicio a nuestros clientes”.

 

Por otro lado, el sector de las guaguas turísticas señala que están recuperando las excursiones de los años prepandémicos. “Estamos notando un incremento de la demanda y más excursiones. Además, hemos sacado del Erte a bastantes compañeros y, poco a poco, nos estamos recuperando”, señala.

 

No se puede decir que se haya llegado a datos anteriores a la pandemia del covid-19, pero las expectativas son muy buenas. Sobre todo “en españoles, aunque también estamos recibiendo a numerosos franceses, ingleses comienzan a llegar, pero lo que más tenemos es a alemanes”.

 

 


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