Domingo, 14 Diciembre 2025
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Unas 200 personas acuden todas las mañana a la planta cero de Consultas Externas sólo a la analítica de sangre

 

  • Lancelot Digital


Sorpresa. Esa es la impresión que se lleva la mayoría de las personas que acuden por primera vez a la sala de extracciones del Hospital General de Lanzarote, José Molina Orosa, donde cada mañana, como ocurrió este jueves, encuentran una gran sala con butacas repletas de pacientes, esperando su turno.

 

Una sala desbordada por la cantidad de personas que se concentran en las primeras horas del día, a partir de las 8 de la mañana. “Usted tiene el número 110, siéntese y espere a que vea en el luminoso su número”, le dice un eficiente sanitario a un señor mayor que mira asombrado para un lado y para otro incrédulo al ver tanta gente junta.

 

Y es que son las 9.10 horas él tenía la cita para la 9.15 y el luminoso indica el número 70. Todavía hay 40 pacientes por delante. “Hola Ambrosio, cuánto tiempo sin verte”, le espeta un relajado amigo de generación al paciente 110. “Tranquilo, de aquí no sale hasta las 10.30 horas”, le asegura mientras se ríe.

 

La gente, la mayoría mayores, pero también madres jóvenes con hijos y personas de mediana edad, charlan de sus cosas. El tiempo y el coronavirus ocupa la mayor parte de las conversaciones de una gran mayoría, mientras algunos más jóvenes manipulan sus teléfonos móviles mientra esperan con cierta inquietud. Los estornudos y las toses se oyen de vez en cuando entre el bullicio de las personas.

 

El paciente 110

 

El paciente 110 observa como va llegando más gente hasta el punto que se forma una cola en el mostrador para coger los turnos. Son casi las 10 de la mañana, y después de 45 minutos de espera, ve como se acerca su número: 95, 96, 97...va saltando en el luminoso. No se lo cree: “110”. Se levanta a toda prisa y se encamina hacia la sala donde se encuentra los boxes de extracción de sangre, mientras le suelta a su animoso amigo que le acompañó en la larga espera: “por fin Juanito”. Y es que el señor ya había entrado en fatiga, estaba en ayunas desde las 11 de la noche.

 

El paciente 110 llega a la pequeña sala de los “boxes” donde una amable enfermera le entrega sus botes de cristal donde posteriormente depositará la sangre. A los cinco minutos, la diligente enfermera le indica que vaya al box número 5. Otra amable sanitaria le extrae la sangre mientras le suelta unas palabras cariñosa al paciente 110. Ambrosio sale feliz.

 

La sala del extracciones del Hospital Molina Orosa, ubicada en la planta cero del edificio anexo de Consulta Externas, recibe todos los días unas doscientas personas que acuden en ayuna, la mayoría a hacerse la analítica de sangre y orina. Ciertamente, la imagen que se lleva cualquiera es que este servicio está desbordado, incluso algunos usuarios creen que deben espaciar más las citas para evitar aglomeraciones y largas esperas.

 

De todas formas, la mayoría están satisfechos de comprobar el buen trato y la profesionalidad dispensada. El Servicio Canario de Salud está desbordado, listas de esperas interminables desde hace años para consultas al especialistas y quirúrgicas que nunca bajan realmente. Y, lo peor, es que no parece que vaya a mejorar muchos las cosas en Canarias a pesar de los esfuerzos de los profesionales. “Tenemos una gran sanidad pública en Canarias” dicen la mayoría de los políticos en este país mientras la mayoría disfrutan de un seguro privado, por si acaso.


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