"La última y nos vamos"

Ayoze Pérez volverá a comandar, a sus 37 años, la nave de la U.D Lanzarote del "Pipa" Gancedo

-Buenas noches Ayo. ¿Qué haces?

-Nada, Guille. Aquí liado. Te llamo luego; he salido a correr que si no llego tieso a la pretemporada.

Así de breve fue la conversación esta semana con el capitán de la U.D Lanzarote. A sus 37 primaveras, Ayoze Pérez volverá a comandar la nave rojilla y sin lugar a dudas no se me ocurre un mejor capitán en la actualidad para poder guiar al equipo, tanto dentro como fuera del campo.

Ayoze es de esos tipos que cuando se meten en algo, se deja el alma, y por eso su renovación era vital este verano. Más allá de lo que sigue aportando en el verde, lo que representa para sus compañeros y para la afición es fundamental. La grada le quiere y es habitual escuchar eso de "illa, illa, illa, Ayoze, maravilla". Sus compañeros lo respetan. E incluso los rivales, cuando llegan a la Ciudad Deportiva, ya saben que el capitán tiñosero, desde la nobleza, se "peleará" con quien haga falta por sus colores. 

Las incorporaciones este curso han sido sobre el papel muy acertadas. Con varios nombres que destacan como Álex Cruz o Chuky; dos fichajes de mucho nivel. El joven Guize Medina es otro futbolista que puede sumar mucho a un bloque de garantías que volverá a contar con la "Guardia Pretoriana Conejera" con Raúl, Ruymán, Álex Martín, Javi, Adrián Machín etc... Y por supuesto, con un Gonzalo Di Renzo que será posiblemente el principal protagonista de la película.  A todo ello habría que sumarle el aterrizaje del "Pipa" Gancedo, tan mediático como desconocido en su faceta de míster, pero que ha creado una especie de optimismo desaforado en la hinchada rojilla.

Con estos ingredientes y un Ayoze Pérez renovado -que cumplirá quince temporadas en el club- la U.D Lanzarote rebosa ilusión en estos momentos. Quizá sea el año del ansiado ascenso que tanto se ha perseguido y quizá sea la última temporada de Ayoze Pérez. O quizá no. Lo único que les puede afirmar éste que les escribe es que el capitán ya se está preparando como un chiquillo, corriendo un martes a las diez de la noche por la Tiñosa, porque uno nunca sabe cuándo será la última antes de irse.