Las inundaciones, protagonistas de la jornada de temporal

Las calles del centro de Arrecife se convirtieron en verdaderos ríos 

Arrecife volvió a ser la zona más castigada por el temporal que se preveía, según la Agencia Estatal de Meteorología, que llegara con toda su virulencia desde primeras horas de la mañana. La lluvia dejó a la capital como la zona más castigada, aunque Tahiche también se dejó azotar por estas copiosas precipitaciones. 

Las inmediaciones de la calle Portugal de Arrecife fue la zona peor parada, tal y como se puede apreciar en le video adjunto a la esta noticia enviado por un vecino de la zona centro de la capital. Una zona anegada por las deficientes instalaciones de la canalización de aguas pluviales y fecales. 

En Tahiche la altura del agua impidió, incluso, el paso de los vehículos por la carretera principal que conecta esta zona desde el norte de la isla con Arrecife. Los bomberos del Consorcio de Seguridad y Emergencias de Lanzarote, tuvieron que actuar para achicar el agua y hacer que el tráfico circulara con normalidad por la avenida Campoamor y sus aledaños. 

En cuanto al oleaje, ya desde la madrugada la marea ofrecía su cara más violenta impidiendo que un barco procedente de Las Palmas tuviera que dar la vuelta y atracar en Puerto del Rosario, en Fuerteventura. 

Las fuertes olas se vieron también en el sur de la isla, en Playa Blanca, donde las tiendas y restaurantes se vieron afectadas por los fenómenos costeros y hasta las hamacas de Playa Dorada fueron abordadas por la fuerza de la marea.

Pese a la espectacularidad de estas imágenes, las incidencias registradas desde el Consorcio de Seguridad y Emergencias no son de gravedad. Un garaje inundado en Playa Honda, unos cascotes que cayeron en la calle García de Hita de Arrecife de un edificio abandonado y la retirada de unos cristales de un edificio comercial de la calle Norte de la capital que habían sido fracturados por la fuerza del viento. 

La borrasca alcanzará su punto máximo esta tarde, sobre todo en lo que concierne a la fuerza del viento, donde no se descarta que se alcancen rachas de hasta 90 kilómetros por hora.