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Los Cuentos de la Vida

Lancelot TV ofrecerá a partir del mes de junio una serie de diez capítulos: los Cuentos de la Vida,  con la que se pretende recuperar la memoria de la isla. Y lo hará a través de las voces de sus protagonistas: personas mayores de Lanzarote y La Graciosa que regalarán un gran tesoro: sus recuerdos, parte esencial de la historia de todos

 

  • Concha de Ganzo
  • Laura González
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    El periodista Hernando Calleja dijo en el homenaje a las víctimas del Covid-19 que la memoria es un deber. Bajo esta premisa nace una serie de diez capítulos en la que personas mayores de Lanzarote y La Graciosa nos acercarán a una realidad,  a veces olvidada,  y que muestra con toda su riqueza cómo éramos, de dónde venimos, qué hacíamos, y cuánto podemos aprender.  Porque sus recuerdos, sus vivencias, forman parte esencial de la historia de Lanzarote y de Canarias. Su camino traza, en gran medida,  la senda que lleva hasta el siguiente tramo, ése en el que se dan los siguientes pasos.

     

     

    Hablar con ellos, y sobre todo con ellas, en la serie aparecerán más mujeres que hombres, supone una auténtica delicia. En realidad se ha logrado mantener charlas interesantes, en las que logran olvidarse de la cámara, de los micrófonos y envueltos en la nostalgia, en esa tela de seda, que acaricia,  se lanzan sin red a la aventura de volver a vivir los años pasados. Catorce personalidades con las que componer este cuadro de matices y relatos.

     

     

    A la hora de plantear la serie se ha buscado realizar entrevistas con distintos tipo de personas, con realidades diversas, pero en todos los casos, sus palabras, sus gestos, sus risas y hasta sus silencios representarán a otros miles de lanzaroteños que se verán reflejados en sus historias: sus cuentos de vida. Mirando desde el presente el panorama que ellos dibujan resulta tan sobrecogedor, llamativo, extraño y hasta incomprensible que de verdad parecen cuentos,  inventos provocados por las horas de tedio, o ensoñaciones lejanas que llegan arrastradas por esos días lánguidos.  

     

    Una vez más el realismo mágico entra como una bocanada, y se escucha el ruido del burro, o la carreta que arrastraba Melquiades cuando iba por los pueblos mostrando la grandeza del hielo. En Lanzarote también pasó. En un momento de su historia se construyó una fábrica de hielo que lo cambió todo: la forma de pescar, los barcos, la economía.

     

     

    Lo mejor y lo peor de estos relatos curiosos y atractivos es que hablan de sus vidas, de ese pasado reciente que forma parte de la memoria colectiva. Y que en gran medida define la singularidad de ser lanzaroteño o graciosero.

     

    Y en este punto de la trama, una vez que ya se han terminado las entrevistas, habrá que reconocer que a veces costó convencerlos. Sobre todo porque la cámara asusta algo y después porque la mayoría considera que lo que ellos cuentan no tiene interés. A pesar de su sabiduría infinita,  en eso, en esa apreciación tímida y repetida, se equivocan. Sus palabras, sus voces, la manera en la que hablan y cómo lo cuentan resulta sencillamente maravillosa.

     

     

     

     

    Elenco de la serie 

    Estos son apenas algunos de los rasgos más destacados que definen al gran reparto que aparecerá cada quince días en Los Cuentos de la Vida 

     

    Nieves Betancort. Haría. Su padre no dejó que fuera a la escuela, porque tenía que ayudar a cuidar las cabras. Con 40 años se sacó el carné de conducir y se convirtió en el chófer personal de sus hijos. Los llevaba por los pueblos para que arreglaran electrodomésticos. Dice que en la vida hay que ser optimista, y vivir, que ya habrá tiempo de pararse.

     

    Enriqueta Romero.  La Graciosa. La primera mujer que abrió una pensión en el islote. Lo que cuenta Enriqueta no sólo resulta interesante y hasta extraordinario, el valor radica en cómo narra las peripecias de su familia en un ambiente tan hostil como fue durante años la octava isla. Las mujeres sólo tenían dos bragas, una para la semana y otra para los días de fiesta.

     

    Feliciano Tavío. Caleta de Famara. Cerca de los 93 años, Feliciano es un pescador reconocido en toda la Caleta. Conoció a César Manrique y cuenta varias anécdotas en su relación con el artista. Siempre está sentado en uno de los bancos que dan a la mar

     

    Mara Hernández y amigas. Teguise. Esta mujer dulce y entrañable de la Villa merece estar en esta serie por una sola frase. Una vez dijo que su lugar favorito del mundo estaba en su calle. Porque allí nacieron sus padres, vive ella y viven sus amigas. Y junto a ella aparecerán Fayna Tolosa y Marisol Martín.

     

    Margarita Saavedra. Arrecife.  Siempre ha sido la mujer de Félix, el zapatero. Pero Margarita tiene muchas historias que contar. Vivió en la calle La Porra, cuando era una calle de tierra por la que pasaban las cabras. Y el señor Federico venía vendiendo latas de agua por las casas.

     

    Cesáreo Viñoly. Uga. Es uno de los hombres que más sabe de las viñas y de La Geria. Lleva trabajando desde los 15 años, cuando le pagaban 25 pesetas. Entonces estaba prohibido llevarse un racimo de uva o probar el vino. Y a pesar de la dureza, jamás cambiaría este paraje por ningún otro lugar del mundo.

     

    Mary Carmen Morales, Lola Panasco y Marisol Melgarejo. Arrecife. Con ellas, el espectador podrá disfrutar con una parte de la historia más luminosa, y también divertida. Olvidándose de la cámara y sin sonrojos recuerdan los primeros besos y esos bailes que disfrutaron en el Casino en un tiempo de ordeno, mando y demasiadas carabinas.

      

    Antonio Lorenzo. Arrecife. Este gran cronista tuvo la suerte de criarse en una casa especial. Rodeado de libros, y de la mano de  su madre, la histórica maestra de San Bartolomé, Margarita Martín, logró imaginar otros mundos. También se dio cuenta que era necesario detenerse y mirar con interés todo aquello que sucedía alrededor para después contarlo.

     

    Felisa Álvarez. Órzola. La vida de Felisa Álvarez  cambió al conocer a José Domingo de León, un pastor de cabras analfabeto y una de las personas más sabias de esta parte de la isla. Su historia empezó en un baile. Desde entonces ella sigue dedicada a su oficio, hacer sabrosos quesos de cabra.

     

    Rafael Hernández. La Graciosa. Alegranza es la niña de sus ojos. Es su lugar en el mundo, ese pequeño remanso de paz y belleza que lo encandila. Si pudiera, este experimentado pescador,  volvería a ese islote. A recordar lo que vivió y los extraños amigos que hizo, como el goloso albatros que creyó ser un perro

     

     

     

         

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