Miles de romeros comienzan a caminar rumbo a Los Dolores

Se espera que más de 30.000 personas se den cita esta tarde en Mancha Blanca en una jornada que será calurosa
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Una vez más, el corazón de Lanzarote late al ritmo de la devoción. Como cada septiembre, miles de peregrinos se preparan para recorrer los caminos de la isla rumbo a Mancha Blanca, donde les espera la Virgen de Los Dolores. En esta jornada de sábado se espera según fuentes oficiales que más de 30.000 personas se den cita en el corazón de Los Dolores en torno a las siete de la tarde y desde los diferentes estamentos han lanzado una serie de recomendaciones ya que hoy se esperan temperaturas que podrían alcanzar los 30 º al mediodía en muchos puntos de la isla, especialmente en zonas de interior.
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Las mochilas se alistan, los trajes típicos se desempolvan y las promesas, silenciosas o gritadas al viento, se hacen camino en una de las citas religiosas y culturales más esperadas del año. La Romería de Los Dolores (la podrán seguir en directo en Lancelot Televisión) no es solo una manifestación de fe, sino una celebración de la identidad insular.
La peregrinación de una isla entera
Desde los siete municipios de Lanzarote, se esperan caminantes de todas las edades, muchos de ellos saliendo de madrugada para evitar el calor del mediodía. Algunas rutas superan los 30 kilómetros, pero no hay distancia que detenga a quienes caminan movidos por la gratitud, la tradición o la necesidad de encontrar, en cada paso, un poco de consuelo o paz.
Los caminos, algunos de tierra, otros asfaltados, han sido acondicionados por los distintos ayuntamientos para facilitar el paso de los romeros. Brigadas de limpieza han despejado veredas rurales y se han reforzado los dispositivos de seguridad para garantizar una romería sin incidentes.
Una promesa en el origen
La devoción a la Virgen de Los Dolores nació en el siglo XVIII, cuando las erupciones volcánicas amenazaban con arrasar el pueblo de Tinajo. Cuenta la tradición que, en un acto de fe desesperada, los habitantes invocaron a la Virgen y el avance de la lava se detuvo justo a las puertas del pueblo. Desde entonces, cada septiembre, Lanzarote camina en agradecimiento.
La imagen de la Virgen espera en su santuario en Mancha Blanca, epicentro de la festividad, donde se levanta una pequeña iglesia que guarda la imagen que tantas plegarias ha escuchado. Allí, entre aromas de flores y productos del campo, se le rinden ofrendas: calabazas, cebollas, pan de millo, vino, quesos... una muestra viva del alma agrícola de la isla.
No todo es recogimiento. El sonido de los timples, chácaras y guitarras acompañará a muchos de los caminantes. Grupos folclóricos, carretas engalanadas y vecinos con trajes tradicionales convertirán el camino en una fiesta popular. Al llegar, el ambiente se transforma en verbena: se celebra el tradicional Baile del Romero, y Mancha Blanca se convierte en una gran plaza de encuentro.
Los cuerpos cansados descansan, pero el alma vibra. Se trata, en definitiva, de una cita con lo que Lanzarote es y ha sido: una tierra dura, volcánica, pero profundamente solidaria y creyente.