¿Por qué es excepcional el paisaje agrícola de Lanzarote?

La isla recibe la distinción de Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM) por parte de la Organización de las Naciones Unidas
- Lancelot Digital
Lanzarote obtenía en mayo el reconocimiento como Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM) por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). La isla se convierte de esta manera en la primera de Europa en recibir esta prestigiosa distinción internacional. Este título supone el mayor reconocimiento a nivel global de los paisajes agrarios vivos, resilientes y sostenibles gestionados de forma tradicional.
La importancia del galardón radica en que subraya el valor excepcional de los tres sistemas agrícolas ancestrales de la isla: el enarenado natural de La Geria, el enarenado artificial del norte y el cultivo sobre arenas organógenas del Jable, todos ellos fruto del conocimiento local y de la adaptación del ser humano a un entorno con condiciones climáticas extremas, marcado por la escasez de agua y los vientos alisios.
El reconocimiento de la FAO se produce tras la reciente visita a Lanzarote de su Grupo Asesor Científico, encabezado por el experto Tiziano Tempesta, quien recorrió la isla para evaluar sobre el terreno la candidatura. Durante su estancia, los evaluadores visitaron fincas en La Geria, Los Valles y el Jable, además de mantener reuniones con técnicos de la Reserva de la Biosfera, el Geoparque Mundial de la UNESCO, ayuntamientos, y el equipo redactor de la propuesta.
Con este nuevo reconocimiento, Lanzarote se suma a un club selecto de territorios con alto valor agrícola, paisajístico, cultural y antropológico. En palabras del propio comité evaluador, "los agrosistemas de Lanzarote son únicos en el mundo; sorprende cómo, a pesar de las duras condiciones ambientales, se ha logrado una agricultura estable y sostenible basada en técnicas ancestrales de manejo del suelo como el rofe o el jable".
Lanzarote se une a la élite internacional de territorios con sistemas agrícolas únicos como La Huerta de Valencia, el Valle Salado de Añana en Álava, o los olivos milenarios del Territorio Sénia, convirtiendo a España en el país europeo con mayor número de SIPAM y en el tercero a nivel mundial, solo por detrás de China y Japón.
“El SIPAM es más que un título, es un homenaje al esfuerzo colectivo de generaciones de agricultores”

Samuel Martín, consejero insular de Paisaje y Soberanía Alimentaria del Cabildo de Lanzarote, señala que "el reconocimiento SIPAM es mucho más que un título: es un homenaje al esfuerzo colectivo de generaciones de agricultores y agricultoras que han sabido transformar un territorio hostil en un modelo de equilibrio entre el ser humano y la naturaleza. En Lanzarote, la tradición agrícola no es pasado, sino una herramienta viva de sostenibilidad y futuro. La Geria, el Jable y los enarenados del norte son ejemplos únicos en el mundo de cómo el conocimiento local, la innovación ancestral y el respeto al entorno pueden dar lugar a paisajes productivos, resilientes y profundamente identitarios. Estamos convencidos de que este logro marcará un antes y un después en el valor que la sociedad y las instituciones otorgamos al medio rural de la isla".
¿Qué implica obtener un SIPAM?
Reconocimiento global del valor biocultural. Se trata de sistemas agrícolas altamente biodiversos, resultado de siglos de coevolución entre comunidades locales y su entorno. La denominación realza su valor ecológico, cultural, paisajístico y socioeconómico.
Protección de conocimientos y prácticas tradicionales. Se valoran los saberes ancestrales, herramientas, instituciones sociales y normas comunitarias que han sustentado estos sistemas agrícolas resilientes.
Enfoque en conservación dinámica. No es un sello estático: promueve la adaptabilidad frente al cambio climático, la migración y la presión sobre recursos naturales, equilibrando conservación y desarrollo para mantener la viabilidad económica de las comunidades.
Mejoras en medios de vida y autoestima comunitaria. La distinción respalda la creación de capacidades locales, genera orgullo entre los jóvenes y abre puertas a oportunidades como turismo sostenible, acceso a mercados y fortalecimiento institucional
Visibilidad y respaldo político. Aunque el reconocimiento internacional no garantiza recursos, actúa como palanca ante gobiernos y donantes para apoyar planes de conservación territorial, soberanía alimentaria y desarrollo rural