Preocupación por la viña lanzaroteña

La escasa cosecha de 600.000 kilos, el cambio climático y la amenaza de la filoxera, los grandes lastres en el mejor momento del vino insular
- Lancelot Digital
La tradicional fiesta de la vendimia se tiñó de gris este año, y es que la de 2025 pasará a la historia como una de las vendimias más escasas de la historia de Lanzarote. Según estimaciones del sector, la producción de uva en la isla apenas superará los 600.000 kilos, una cifra muy por debajo de la media habitual, que ronda los dos millones de kilos. Para encontrar un precedente similar hay que remontarse a 2016, cuando se cosecharon oficialmente menos de 700.000 kilos. También fueron especialmente escasas las vendimias de 2011 (con unos 720.000 kilos) y 2002 (con 773.000 kilos). Los viticultores atribuyen esta caída histórica a una combinación de factores: el estrés hídrico que sufren las viñas desde hace meses y la aparición de enfermedades propias del cultivo de la parra.
El enólogo Fernando González explica mejor las causas. “La situación se debe a una combinación de factores, por un lado, llevamos muchos años sin que llueva adecuadamente, por otro lado, hay que reseñar la falta de frío invernal. Este año hubo calor en invierno, la planta brotó antes de tiempo agotando las pocas reservas que tenía, y cuando le tocaba brotar, después de la poda, llegó el frio y paró la brotación. Hubo una brotación irregular. La viña emitió los racimos de 3 veces, en marzo, abril y mayo. A principios de agosto había un racimo muy maduro, otro recién enverado y otro verde”, explica. “Este año también tuvimos una primavera muy húmeda, con lo que se desarrollaron mucho más las plagas y las enfermedades, tales como la cochinilla y el oídio. En zonas como la Geria y Tinajo, muchos viñedos quedaron arrasados por el oídio. Y luego para rematar el año llegaron las temperaturas altas cerca de la vendimia, quemando un porcentaje alto de racimos. Como dicen nuestros abuelos, un año lleno de calamidades”.
González coincide en señalar que, aunque todavía queda algo de uva por cortar en la Isla, “este ha sido un mal año. Ha habido años malos como el 2002, 2011 y sobre todo el 2016, pero este año 2025 formará parte de la historia por ser uno de los peores”.
Consecuencias directas
Además, la escasez ha provocado una fuerte subida en el precio de la uva. Las grandes bodegas están pagando hasta 4 euros por kilo, un récord histórico. Para ponerlo en contexto: en 2009, el precio era de apenas 1,15 euros. En menos de dos décadas, el valor se ha incrementado casi tres veces.
Esta subida se trasladará también al consumidor final. Se prevé que el precio de una botella de vino de malvasía volcánica de la cosecha 2025 aumente entre 2 y 3 euros en restauración, pudiendo alcanzar los 27 o 28 euros por unidad.
Otra consecuencia directa de esta vendimia excepcionalmente pobre es que la producción total rondará las 600.000 botellas, que, según los cálculos del sector, podrían agotarse en los seis primeros meses tras su salida al mercado.
Amenazas directas a la viña: la filoxera
González tiene claro que la principal es el “cambio climático y las condiciones climáticas adversas, como la falta de frío y lluvia en invierno, calor extremo y sequía, que impiden el reposo vegetativo, generan brotaciones irregulares y baja productividad, altera los ciclos fenológicos, genera estrés hídrico, y puede comprometer la composición y calidad de las uvas”, explica. Pero, “ también el aumento y desarrollo de plagas y enfermedades y el estado del viñedo que se encuentra debilitado, en la mayoría de los casos por un manejo inadecuado de la poda.
En este sentido una nueva amenaza tiene en vilo a los viticultores: un nuevo foco de la plaga filoxera en puntos de una finca de Valle de Guerra, en el término municipal de La Matanza, en Tenerife, que ha hecho saltar las alarmas especialmente en Lanzarote, donde la introducción de este peligroso insecto podría hacer como hizo en toda España entre finales del siglo XIX y principios del XX.
Lo cierto es que entonces, el suelo volcánico del archipiélago canario impidió que a las islas llegara la plaga de filoxera que arrasó los viñedos europeos. Los investigadores recuerdan que Canarias se vio exenta de la plaga por el suelo volcánico que permitió que no proliferara el insecto.
Los expertos ahora no ocultan su gran preocupación. Alberto González asegura que esa posibilidad le inquieta. “Durante siglos, el archipiélago había sido un territorio privilegiado, libre de la plaga que arrasó Europa en el siglo XIX. Gracias a ese aislamiento, nuestra viticultura conservaba un patrimonio varietal único, con viñedos en pie franco y una pureza genética irrepetible. Hoy esa singularidad está en riesgo”, asegura. “El peligro es real. Aunque a finales del siglo XIX La filoxera no progresó en Canarias, dado que nuestros suelos volcánicos tienen mayoritariamente textura arenosa y aquí supuestamente no prolifera la filoxera de las raíces, que es la más dañina. Eso no significa que la plaga no haya sufrido mutaciones y haya desarrollado nuevas capacidades para adaptarse a cualquier tipo de suelo. Llevamos tiempo viendo los efectos devastadores de plagas y enfermedades emergentes sobre la sostenibilidad del campo canario, tales como el mosquito verde y las enfermedades de la madera. La mosca de la fruta, que hace 20 años atrás no atacaba a los frutos que hoy es capaz de atacar. Hay que decir también que Nuestro patrimonio vegetal presenta signos de agotamiento, lo vemos en los bajos rendimientos y en la progresiva pérdida de superficie productiva de los últimos años. La filoxera no es una plaga cualquiera: representa un desafío fitosanitario y un golpe estructural para la viabilidad del sector”.
Va más allá, ya que, para el enólogo, supondría además “la posible pérdida de un patrimonio histórico, agrícola y cultural que nos distingue en el mundo. Recordemos que, en Europa, la filoxera obligó a injertar vides europeas en portainjertos americanos, con un alto coste económico y la desaparición de variedades. Si la historia se repite aquí, desaparecerán viñedos centenarios, paisajes únicos y parte de nuestra identidad vitivinícola. El impacto alcanzaría también a la imagen internacional de los vinos canarios, siempre asociados a su rareza prefiloxérica. No podemos permitir que se diluya un legado forjado durante siglos. Es momento de actuar con urgencia, ciencia y responsabilidad. El futuro de nuestra viticultura depende de ello”.
Qué posibles soluciones existen?
-Buenas prácticas de poda para aumentar la longevidad y resiliencia del viñedo, fomentando técnicas de “poda poco invasiva”, que minimicen el número y tamaño de las heridas en la planta, reduciendo así los puntos de entrada de patógenos.
- Mas formación e información al sector y Asesoramiento técnico especializado, facilitando la aplicación de técnicas de cultivo regenerativas, siguiendo los criterios de la taxonomía de inversiones verdes de la Unión Europea, priorizando la mejora de la biodiversidad, la salud del suelo y la resiliencia climática.
-Dar prioridad en las nuevas plantaciones a las variedades endémicas exclusivas de Canarias, sobre todo a la Malvasía Volcánica que lleva en la isla más de 2 siglos adaptada a la sequía, el calor y los fuertes vientos, con un gran potencial enológico.
-Realizar estudios de investigación, en la búsqueda de clones de nuestras variedades existentes en las islas, que sean más resistentes al cambio climático.
-Fomentar la utilización de la inteligencia artificial y agricultura de precisión para optimizar el uso de recursos y mejorar la sostenibilidad del cultivo.
- Establecer un mecanismo de apoyo económico a viticultores y bodegas con el fin de mantener la viabilidad económica del sector.
-Conservación de viñedos emblemáticos de alto valor histórico y cultural como los de hoyos en la Geria.
-Adaptación de nuevos calendarios de vendimia. Actualmente se están experimentando vendimias en invierno (como la de El Grifo en febrero) para evitar estrés hídrico y mantener frescor en la uva.
- Uso de herramientas predictivas, la plataforma VinCanData permite asociar datos climáticos y enológicos para prever cambios en vendimia, acidez, grado alcohólico, etc., facilitando decisiones informadas.
Petición de ayuda
El Cabildo de Lanzarote ha solicitado al Gobierno de Canarias, a través de su área de Agricultura, que se exima a los viticultores y viticultoras de la isla del requisito de rendimiento mínimo de 400 kilos por hectárea en la campaña 2025 de la Acción I.3 Ayuda por hectárea para el mantenimiento de vides destinadas a la producción de vinos con Denominación de Origen Protegida (D.O.P) previstas en el POSEI. La petición se fundamenta en la drástica reducción de la cosecha insular de este año 2025, que ya alcanza pérdidas superiores al 60% debido a la mala brotación y a las altas temperaturas, según los datos recabados por el Cabildo.
Con esta y otras medidas ejecutadas en los últimos meses, el Cabildo de Lanzarote incide en su apuesta por los intereses del campo insular para garantizar la continuidad de un cultivo que, más allá de su valor económico, constituye uno de los pilares de la identidad cultural y paisajística de la isla.