Domingo, 14 Diciembre 2025
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Este martes, Día del Medio Ambiente

Lancelot Televisión

Azul, verde, amarillo. Tres colores, tres tipos de residuos, tres razones para separar los residuos en nuestras casas y que luego en el Complejo Medioambiental de Zonzamas se haga otra criba más concienzuda para trasladar plásticos, cristales y cartones fuera de la isla y que estos puedan ser reutilizados. Desde que uno deposita el residuo en cuestión en el contenedor correspondiente hasta que éste vuelve a transformarse en una nueva garrafa de agua, por ejemplo, el Complejo Medioambiental de Zonzamas constituye la primera parada en el camino. Unos días se trabaja con basura selectiva y otros sólo con orgánica. Desde primera hora de la mañana, llegan camiones de todos los puntos de la isla para vaciar su contenido.

Roberto Sánchez es el director del complejo, en el que lleva trabajando desde 2008 y donde ha visto cómo el ciclo comenzaba y culminaba varias veces. “En el caso de una simple garrafa, tanto el papel que la envuelve como el plástico, la anilla y la garrafa en sí, todo se aprovecha”, explica. “Las botellas y garrafas se destruyen y se hacen nuevas botellas de Pebd (polietileno de baja densidad), el material del que están hechas, y vuelven a ser usadas para el consumo de agua, así hasta cuatro o cinco veces, cuando ya pierde sus propiedades y se utiliza para otras cosas como recambios de bicicletas o fibras”.

Antes de que esta “reencarnación” se produzca, hay que seguir un camino bien marcado. “El pulpo coge todo el material que viene en contenedores amarillos y lo introduce en el interior de la planta, y a lo largo de la cinta hay personas separando los diferentes tipos de plásticos. El siguiente paso es la cinta de voluminosos, porque al trabajar la basura en masa, viene con muchos impropios, es decir muy sucia. Vamos separándolas y el resto de la basura sigue caminando por la cinta giratoria hasta la cámara de triaje, donde el personal está separandola en diferentes fracciones”.

En sus mejores momentos, la planta funciona con quince personas, a las que se enseña a separar diferentes tipos de materiales. “En la cabina de triaje diferentes operarios van separando los diferentes tipos de materiales”. Los residuos van pasando de una fase a otra y durante todo el día se van separando, clasificando y prensando los diferentes materiales que llegan.

Luego, todo se compacta, plásticos por un lado, cartones por otro, latas de aluminio en tercer lugar. Su destino es variado: Gran Canaria, Tenerife, Valencia o País Vasco. “El último paso de la separación de los residuos en Zonzamas se produce en una nave donde se diferencia entre la basura selectiva y el RSU, basura mezclada en las casas”, señala Roberto Sánchez.

Zonzamas se nutre también de los puntos limpios donde los ciudadanos pueden llevar de todo, desde un frigorífico a una bombilla o el aceite que les sobra cuando cocinan, sin embargo, todavía no son muy utilizados por los residentes de la isla y los vertederos ilegales son sus grandes enemigos.

La población lanzaroteña está concienciada con la recuperación de los residuos. El año pasado se recicló un 26 por ciento más de plástico, un 19 por ciento más de vidrio y un 9 por ciento más de cartón. Aún así, las campañas de información siguen su curso con el proyecto “Lanzarote recicla” que comenzó hace cinco años. “Ahora mismo empezamos una campaña de publicidad en televisión sobre reciclaje y estamos preparando para verano lo que son los RAE, es decir el reciclaje de todos los aparatos y electrodomésticos que se tiran en lo puntos limpios”, explica Enrique Espinosa, coordinador de “Lanzarote recicla”.

El Aula Medioambiental de Zonzamas echa mano de planes de empleo y academias para concienciar a los más jóvenes de la importancia del reciclaje y se eliminan falsas leyendas urbanas. “Todavía sigue habiendo muchas dudas en torno a este tema”, explica Cathaysa Cabrera, educadora del aula medioambiental. “Hay gente que piensa que los breaks van al contenedor de cartón porque no saben que tienen aluminio y plástico. Además, echamos por tierra el bulo, muy extendido, de que por mucho que ellos separen y reciclen en sus casas, aquí todo lo enterramos. Cuando se van de aquí lo hacen con otra idea. Nosotros queremos que los chicos lo vean con sus propios ojos”.

A lo largo de este curso, 2.300 niños y adolescentes han sido aleccionados en pro del reciclaje y además de una manera original y divertida. Y es que con su creatividad y algo de habilidad, se puede hacer de todo con los residuos, desde monederos con cajas de leche hasta papel reciclado y un jabón que procede del aceite en el que freímos las papas.

“Los chicos ven con sus propios ojos lo fácil que es convertir un break, con cuatro cortes y un poco de habilidad, en una cartera”, señala José Luis Sanz, educador del Aula Medioambiental. “Algo que iba a acabar en un contenedor, vuelve a ser reutilizado, y así intentamos hacer con ellos, sobre todo en talleres que realizamos en institutos, un montón de ejemplos: portalápices, bolsos, jabón y muchas otras cosas”.

Cuando media nuez se convierte en un sarantontón y con vasos de plástico es posible hacer una lámpara de diseño, queda demostrado que un futuro diferente, más ecológico, puede ser cierto. Y sobre esto ayuda a reflexionar la celebración este martes día 5 del Día Mundial del Medio Ambiente.


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