Sábado, 06 Diciembre 2025
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La restauración del molino salinero ubicado junto al Castillo de San José ilustra el protagonismo adquirido por este relevante producto natural 

  • Lancelot Digital

 

De manera destacada, así lucía el molino salinero ubicado cerca del Castillo de San José en su época dorada, hoy casi 100 años después la imagen es muy diferente, abandonado y con aspas caídas. Una fuente central de la industria de las zonas costeras de la isla que empezó a venirse a abajo sobre los años 60, coincidiendo con la decadencia de la industria pesquera y el comienzo del auge del turismo. Dando inicio así al deterioro de los molinos, herramienta principal para obtener sal.

El historiador Antonio Montelongo explica que “los molinos salineros elevaban el agua marina a los cocederos y de ahí iba a los tajos”.

Un producto natural importante que está resurgiendo debido al aumento de la demanda social y que, en el pasado, desde finales del siglo XIX hasta finales del XX, era un motor económico para Lanzarote. “Había que abastecer a los barcos pesqueros, a todos los barcos que iban a las costas africanas, para pescar y poder mantener el pescado salado”.

Y hoy en día, además de un uso culinario, ¿qué más utilidades tiene la sal?

“He visto hasta exfoliaciones de la piel, hay muchos productos que la usan”.

Se trata de distintos motivos, económicos, culturales e históricos, que tienen como resultado comenzar a recuperar los molinos salineros.

La restauración comenzó el pasado 20 de agosto y supondrá el desmontar primeramente el molino para analizar su estado y construir nuevas aspas en acero inoxidable y otras piezas como el rotor, el sistema de veleta y el sistema de transmisión biela-manivela, entre otros. Estos trabajos realizados por la empresa Cierres Enrollables - Puertas Automáticas Lanzarote (CEPAL) cuentan con un presupuesto de 80.000 euros y un plazo de duración de 6 meses.

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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