Domingo, 14 Diciembre 2025
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"No es para nada alentador trabajar sin saber ni siquiera si vamos a poder vender toda nuestra cosecha", apuntan los organizadores de la caravana que, entre otras cosas, reclaman que se permita la ampliación de las bodegas


Lancelot Digital
Fotos: Jesús Betancort
Vídeo: Lancelot Televisión

 

"Sin negocio no hay paisaje". Este es el eslogan que han elegido los promotores de la caravana de rancheras que se celebrará el 4 de diciembre con salida desde Mancha Blanca. El objetivo es reclamar acciones que beneficien al viticultor, al que dicen que se maltrata sistemáticamente. "No es para nada alentador trabajar sin saber ni siquiera si vamos a poder vender toda nuestra cosecha. Ahora, nosotros preguntamos: ¿En 2016 vamos a estar en la misma tesitura?", exponía Carmen González, organizadora de la caravana, durante su presentación este miércoles.

 

Otra pata de sus reclamaciones es el Plan Especial de La Geria, cuya modificación depende de la ampliación de las bodegas, y donde piden tener voz. "No es la primera vez, porque cada vez que hay excedente. Como dicen las bodegas, nosotros no tenemos problemas para vender el vino, mi vino está vendido. El problema lo tengo porque no tengo capacidad para recoger la uva y transformarla en vino", afirmaba Domingo Brito, viticultor.

 

"Queremos venderlo todo, porque mercado hay. Hay dos millones de personas, de turistas, que recibimos. La uva y el vino que se hacen tienen salida y esto es simplemente por la incompetencia de los políticos", añadía Carmen González.

 

La gota que ha colmado el vaso de la paciencia de estos viticultores ha sido el episodio del excedente de este año. muchos han tenido que dejar uva en la parra o la han malvendido, porque un año más no se fijaron precios antes de la vendimia. "Ponemos nuestro trabajo, nuestro empeño, y cuando vas a venderla, te quitan la ilusión", apuntaba el viticultor Aurelio Romero.

 

Otros afectados por el stock tuvieron que elaborar vino cosechero para no tirar el trabajo de todo el año, pero reconocen sentirse engañados y políticamente marginados. "Estamos un poco desunidos hasta el momento, queremos unirnos un poco más, pero nadie piensa en lo que está pasando aquí, que las bodegas vendiendo su vino como lo están vendiendo hagan lo que están haciendo", manifestaba Juan Hernández, otro viticultor.

 

Los viticultores exigen su sitio, porque se consideran partícipes directos del paisaje insular. Consideran que trabajar el hoyo no les debe condenar a que el sector no salga de él.


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