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Solo en 2023 han llegado más de 400 menores inmigrantes a Lanzarote

 

El Cabildo pide ayuda al Gobierno de Canarias y la solidaridad de otras comunidades autónomas

 

  • Lancelot Digital
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    Un total de 566 inmigrantes, 86 de ellos menores de edad, han llegado solo en el mes de agosto a Lanzarote, en medio de una crisis migratoria hacia la Ruta Canaria sin precedentes. En todo el año la cifra de menores supera los 400. La situación es crítica y la sensación de que estamos desbordados está ahí. Lo cierto es que hay mucha información, cada día los medios cuentan la llegada constante de pateras, y eso produce también mucha preocupación entre la población residente. Cada vez que llega una embarcación a la isla, los lanzaroteños se llevan las manos a la cabeza y se preguntan cómo puede caber tanta gente en un territorio tan pequeño y qué hacen con todos esos menores de edad que llegan en patera.

     

    Lo cierto es que, aunque sean muchos los menores que llegan de forma ilegal a la isla, no todos se quedan en ella. Carmelo Hernández Arbelo, trabajador social del Servicio Especializado de Centros y Familia, asegura que la gran mayoría de ellos sólo está en la isla siete días. El sistema de protección acoge a niños de 0 a 18 años, pero si son menores acompañados, no llegan a entrar en este sistema de protección, y eso es lo que ocurre con la mayoría de los niños de muy corta edad. "El perfil de edades que tenemos en La Santa es de 13 en adelante. Lo cierto es que un elemento determinante para nosotros es la edad con la que los niños llegan. La situación de un niño que llega con 17 años y medio, y que sabes que se va a ir en seis meses, es un problema serio porque se dispone de muy poco tiempo para hacer un trabajo educativo y poder regularizar su situación. No siempre se consigue que salgan a la calle de manera regularizada, y ese es siempre nuestro objetivo final".

     

    ¿Cómo funciona el sistema?

     

    En la recepción de los menores el sistema está muy estructurado. "Cuando llega o se rescata una patera, se activan los sistemas de Protección Civil que son los que les atienden, y pasan al Grupo Operativo de Extranjeros que depende de la Policía Nacional y ellos son los que hacen la primera filiación: los que son mayores de 18 años reciben tratamiento de adultos y los menores, pasan al sistema de protección", explica. "Esos niños con una orden de la Fiscalía llegan al Centro de Menores de La Santa", explica, apuntando que no es el único centro de la isla. Ahora mismo hay una red de centros, no solo para migrantes sino también para menores en situación de desprotección, repartidos por toda la isla. La Santa funciona como un centro de primera acogida".

     

    Hasta mitad de septiembre han entrado en la isla 411 menores, pero no se quedan todos en Lanzarote. La Santa gestiona la llegada de los niños, pero se articulan traslados en los días posteriores. "Desde hace más de un año estamos trabajando con 26 menores que tienen carácter estable. Ahora mismo tenemos 60 menores, pero mañana se trasladarán veinte y posteriormente otro. Habitualmente nos quedamos con una treintena", señala. "La Santa funciona de manera dual, hace de centro de primera acogida, donde los jóvenes permanecen durante apenas siete días, pero también funciona como centro estable para los que se quedan".

     

    Carmelo Hernández explica que casi todos los menores que llegan a un centro de protección no salen del mismo durante las primeras semanas, ya que se está obteniendo información sobre los mismos. Posteriormente, se va incorporando a su dinámica formativa. "Con la mayoría no llega a haber un trato, pero con los que se quedan, el objetivo es que consigan ser regulares", señala. "En función de las edades, estudian o se forman. El idioma es un aspecto fundamental, nos coordinamos con proyectos del Ayuntamiento de Arrecife, en el propio centro o con Radio ECCA. En el 95% de los casos llegan indocumentados y no podemos regularizarlos sin su documentación. Es un trabajo arduo, pero en la mayoría de los casos, los chicos salen con permiso de residencia y de trabajo y se incorporan al sistema", explica, apuntando que muchos de ellos están trabajando en la isla o fuera de ella.

     

    Un proyecto educativo particular

     

    Lo cierto es que el resultado del trabajo conjunto depende en gran medida del propio niño, de su responsabilidad y madurez y de las necesidades que traigan consigo. Muchos aprovechan la oportunidad, otros no. "Yo llevo trabajando aquí desde 1999 y puedo decir que la mayoría viene con la idea de aprovechar el tiempo. ¿Nos encontramos con dificultades con los menores migrantes? Sí, de igual manera que con otros menores", apuntan Carmelo. "Las dificultades se intentan trabajar con ellos, a veces se tiene éxito y, otras, no. En La Santa hemos tenido dificultades es cierto, pero llevamos una temporada buena y ayuda mucho que la mayoría de los chicos sean trasladados a la semana. En cualquier caso, si no se puede solucionar el problema y el chico comete actos delictivos, el sistema penal funciona también para ellos y se toma la medida judicial que sea precisa".

     

    Cada niño tiene un proyecto educativo particular que se elabora para él y "con ese proyecto se comienza a trabajar, en función de su edad, para lograr la ansiada emancipación, para que sepan gestionarse su propia vida cuando el sistema no los acoja".

     

    El centro cuenta para ello con una directora del centro, un trabajador social, educadores y el grueso del equipo que son auxiliares educativos. Desde la Consejería de Bienestar Social se añade además el equipo técnico que son dos trabajadores sociales, dos psicólogos y un educador familiar. El tiempo, la actitud y las necesidades de cada joven determinan sus oportunidades. La mayor dificultad es que a los 18 años estos chicos se van del sistema y no cuentan con una estructura familiar que les protege, aunque "se intenta que puedan acogerse a algún recurso de emancipación, ayudas estatales o internacionales para que tengan acceso a un piso y a un monitor que les controle y ayude a su inserción laboral", explica. "Eso intentamos, pero los recursos son escasos y no siempre se consigue".

     

    Una vez que se acerca la mayoría de edad del menor, el equipo establece contacto con sus familiares, bien en su país de origen, o los que pudiera tener en España. "Si el joven tiene permiso de residencia y tiene un abuelo o un tío en Galicia o en Andalucía, lo normal es que contacte con esa red de apoyo familiar. Si no la tiene, se trata de encajarlos en asociaciones como Tribarte o Más Oportunidades", añade. "Algunos, dependiendo de su origen, tienen protección internacional que se puede solicitar y a través de la Comisión de Ayuda al Refugiado se les dispensan recursos alojativos a los 18 años, por lo que no se van a la calle. Y desde ahí continúan con su formación y su recorrido hacia el futuro".

     

    Pese a que existe una red muy bien estructurada, siempre es insuficiente porque la llegada de pateras es constante y Canarias no da abasto.

     

     

     

    Clavijo traslada su preocupación al Rey

     

    El presidente de Canarias, Fernando Clavijo, trasladaba en septiembre al rey Felipe VI su preocupación por que la inmigración aumente en los próximos meses ya que prevén un "incremento notable" de afluencia en la Ruta Canaria. Insistió en que la realidad de la inmigración "se está complicando cada semana" porque "a las situaciones de crisis política y económica en los países africanos de origen de las personas migrantes", señaló el presidente, "se unen ahora las buenas condiciones del mar, que propician más viajes hacia las islas". En este escenario, Fernando Clavijo analizó con el rey Felipe VI lo que desde Canarias se considera "una respuesta que no está a la altura de lo que significa gestionar los flujos migratorios", lo que según el presidente de Canarias repercute de forma directa en mayores niveles de llegadas de embarcaciones con migrantes, un aumento del riesgo para la vida de las personas que se adentran en el mar buscando las costas insulares y, como incidió Clavijo, "la falta de respuesta solidaria efectiva" por parte del Gobierno de España, de las comunidades autónomas y de los países de la Unión Europa para "afrontar este drama humanitario como nos exige esta crisis". "No puede ser que el Estado español y los gobiernos de la mayoría de comunidades autónomas ignoren y se desentiendan de lo que está ocurriendo en Canarias y de las necesidades de compartir la gestión de los flujos migratorios que llegan a las islas", abundó Clavijo.

     

    Canarias supera las 14.000 llegadas de inmigrantes en 2023

     

    Canarias ha superado a mitad de septiembre el listón de los 14.000 inmigrantes llegados a sus costas en pateras o cayucos en lo que va de año. Concretamente hasta esa fecha habían llegado al Archipiélago 14.277 personas en 252 cayucos, pateras y neumáticas y han llegado a todas las islas, salvo La Palma. Casi el 20% de todos ellos, 2.834, han arribado a las islas en los 13 días transcurridos desde que comenzó septiembre.

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