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Y los Jameos "se emocionaron"

 

El reconocido psicólogo impartió en la noche norteña una conferencia sobre las "Claves para desarrollar la regulación emocional de nuestros hijos"

 

  • Guillermo Uruñuela
  • Cedida
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    El patio de butacas poco a poco se fue completando hasta alcanzar el aforo máximo dentro de sus posibilidades coronavíricas. La atmósfera, con el paso de los minutos, se transformó esplendorosamente y el ambiente rozó lo mágico. Quizá la caída del sol dentro de esa cueva, en donde la luz natural sólo se asoma tímidamente, ayudara a percibir el efecto. La gente tras sus mascarillas cuchicheaba y después de una breve introducción, un tipo desgarbado se levantó en la primera fila del auditorio de los Jameos del Agua para subir con calma al escenario.

     

    Con la naturalidad y el aplomo que te confiere el conocimiento, Rafa Guerrero (léase CV) comenzó la conferencia sobre las "Claves para desarrollar la regulación emocional de nuestros hijos". En ella, el doctor, el psicólogo, el docente, es decir, Guerrero comenzó a hablar para un público ansioso de respuestas. La gran mayoría de los allí presentes, o por lo menos en un alto porcentaje, tenían trato directo con los niños. Docentes, profesionales y padres esperaban entender qué ocurre en la cabeza de un niño cuando éste patalea, o se pelea con su hermano o simplemente, cuando llora. 

     

    Guerrero fue sirviendo el menú armónicamente de tal manera que los comensales fueron capaces de degustar cada uno de los platos del convite de forma individual. En cierta manera todos los oyentes hacían propios sus ejemplos recordando a ese hijo o alumno que se comportaba de esta o aquella manera. Sin embargo, dentro de sus explicaciones magistralmente ejemplificadas, cada caso sería imposible encasillarlo en otro similar porque cada criatura viene envuelta en un papel distinto.

     

    Rápidamente se detecta aquel que habla con conocimiento de causa; con naturalidad. Las lecturas y el estudio provocan en aquel que lo experimenta una soltura espontánea que genera confianza y cercanía. Y eso ocurrió en la noche de ayer.

     

    Sería complicado realizar un resumen de todo lo que se abordó en las dos horas de conferencia pero sí que se puede sintetizar en una palabra "Homeostasis". Este término habla del equilibrio emocional que cada uno de nosotros necesitamos para vivir y que conseguimos con mecanismos autorreguladores. Algo de lo que carecen los niños. A partir de ahí, se explicaron los factores, las emociones, las conductas, la anatomía del cerebro y los procesos físicos que sufrimos ante un estímulo. Todo ello aplicable al vínculo entre el adulto y el menor; o por lo menos ese era el fin de la charla más allá de que se pudieran sacar lecturas para cualquier tipo de relación.

     

    Fue soberbia la ponencia. No todos los días uno tiene la suerte de estar presente en este tipo de actos en los que no sólo aprende sino que sale de allí con ganas de seguir formándose; en lo que sea diría yo. Rafael Guerrero volvió como uno más hoy por la mañana en avión a Madrid y hasta el momento de la publicación de este breve escrito no se ha podido saber que ha estado aquí, en Lanzarote. Sin embargo, cuando nos visita el famoso de turno, todos rápido nos enteramos. Quizá tengamos la sociedad que merecemos. 

     

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